PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Así escribía san Pablo a los Corintios: -¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y, si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido? (1 Cor 4,7).
Pensamiento franciscano:
De la segunda carta de santa Clara a santa Inés: -Si sufres con Cristo pobre, reinarás con Él; si lloras con Él, gozarás con Él; si mueres con Él en la cruz de la tribulación, poseerás con Él las mansiones celestes y tu nombre será inscrito en el libro de la vida. Por lo cual, participarás para siempre de la gloria del reino celestial a cambio de las cosas terrenas y transitorias, de los bienes eternos a cambio de los perecederos (2CtaCl 21-23)
Orar con la Iglesia:
Presentemos a Dios nuestras súplicas en el nombre de Jesús, que intercede siempre en nuestro favor.
-Por la Iglesia, en la diversidad de comunidades e instituciones, para que manifieste a los ojos del mundo las riquezas del misterio de Cristo.
-Por las religiosas de vida contemplativa, para que, con su oración constante en la austeridad y el silencio, fecunden la actividad de la Iglesia.
-Por los religiosos y religiosas consagrados a los diversos ministerios eclesiales, para que sean testigos de la belleza y fecundidad del Evangelio.
-Por cuantos entregan su vida y sus bienes al servicio de los más necesitados, para que no desfallezcan y hagan patente la bondad del Padre.
-Por cuantos quieren seguir la llamada de Cristo, para que el Espíritu Santo los ilumine e impulse con la diversidad de sus dones.
Oración: Señor, Padre santo, concédenos desprendernos de cuanto nos impida seguir a tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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