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domingo, 28 de abril de 2024

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 29 DE ABRIL


PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

Uno del público avisó a Jesús: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo». Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre» (Mt 12,47-50).

Pensamiento franciscano:

Santa Clara escribió a santa Inés: «Me alegro muchísimo en el Señor y salto de gozo... Y el motivo de esto es que, cuando vos hubierais podido disfrutar más que nadie de las pompas y honores y dignidades del siglo, desposándoos legítimamente con el ínclito Emperador, desdeñando todas esas cosas, habéis elegido más bien, con entereza de ánimo y con todo el afecto de vuestro corazón, la santísima pobreza y la penuria corporal, tomando un esposo de más noble linaje, el Señor Jesucristo, que guardará vuestra virginidad siempre inmaculada e ilesa» (1CtaCl 3.5-7).

Orar con la Iglesia:

Oremos a Dios Padre en la fiesta de santa Catalina de Siena que, desde su total entrega al Señor, trabajó incansablemente al servicio de la Iglesia y de los hombres.

-Por la Iglesia, en la diversidad de comunidades e instituciones: para que manifieste a los ojos del mundo la riqueza del misterio de Cristo.

-Por los religiosos y las religiosas de vida contemplativa: para que su consagración a Dios sea a la vez ejemplo de amor al prójimo.

-Por los religiosos y las religiosas consagrados a los diversos ministerios eclesiales: para que sean espejo de la múltiple acción de Jesús en nuestro mundo.

-Por los laicos que asumen tareas eclesiales: para que sean luz de Cristo en los diversos ambientes en que viven y trabajan.

Oración: Escucha, Dios Padre, nuestras súplicas y concédenos que el Espíritu Santo nos impulse a seguir más de cerca las huellas de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


 

LA REUNIÓN DE TODOS LOS BIENES Y HERMOSURAS

 



lunes, 29 de abril de 2024
LA REUNIÓN DE TODOS LOS BIENES Y HERMOSURAS, por el Padre Valentín de San José, Carmelita Descalzo de Las Batuecas, capítulo VII, punto 39-40

Es tan excesivamente hermoso e inmenso el bien del Cielo, tan encantador y superior a toda otra belleza, tan insoñable y delicioso sobre cuanto la inteligencia puede pensar y la imaginación fantasear, que las almas a quienes Dios mostró comunicaciones sobrenaturales de esa belleza inefable salen de sí mismas en éxtasis al sólo recordar tan maravillosa y deslumbrante delicia, que no se parece a nada visible.

El pensamiento de que verán a Dios infinito, de que estarán en Dios y vivirán la vida de Dios y su misma delicia y sabiduría y poder, les abstrae en gozo a veces días enteros, como lo leemos en sus biografías o ellos mismos lo dejaron escrito, y les hacía repetir constantemente: "Dios, Dios, Cielo, Luz, Verdad Eterna".

Sé ciertamente por la Fe y por la Teología que Dios es la Suma Bondad y la Omnipotencia; es el Amor infinito y la generosidad sin límites. Sé, Dios mío, que eres mi Padre y me has criado para el Cielo y has criado el Cielo, cúmulo o "juntura" de todos los bienes y delicias, para premiar, galardonar y obsequiar con toda la magnificencia de Tu largueza sin límites y con Tu Amor y Poder infinitos, a Tus hijos buenos, que te amaron, obedecieron y practicaron las virtudes en la tierra.

Amar es vivir la Voluntad de Dios. La ley que gobierna y alegra el Cielo es el amor glorioso y la compenetración. El Cielo no se parece a nada de la tierra. El Cielo es sobrenatural. El premio de la felicidad del Cielo es Dios mismo. Dios se da a los Bienaventurados y les comunica Su naturaleza gloriosa y Sus perfecciones, Su sabiduría y Su dicha. El Cielo infinito es Dios mismo, que se da a Sí mismo y produce el gozo sin término. El Cielo es la reunión de todos los bienes y hermosuras y el lugar donde Dios se da y se comunica a las almas y las hace felices.

Nada de la tierra puede compararse con las bellezas y encantos del Cielo, ni los encantos del lugar del Cielo con Dios. Dios se da gloriosamente y comunica Sus perfecciones a los Bienaventurados en proporción del amor que en la tierra le tuvieron y de las virtudes y obras buenas que practicaron. Ante Dios nada son ni la fama, ni los bienes, ni la sabiduría, ni el poder de la tierra, si no se emplearon para Dios. Dios no mira ni a la belleza del cuerpo, ni al atractivo de la persona, ni a la ignorancia o rudeza. Todo es don de Dios, y lo da para poder ganar más Cielo. La sabiduría, la hermosura, la habilidad y riqueza ante Dios y con los que se compra Cielo, son la gracia y el amor, que se acrecientan con las virtudes.

Los filósofos o literatos paganos describen y hablan de un cielo material muy semejante a esta vida de la tierra, aunque exento de dolencias. En ese cielo no tenían entrada los pobres ni los esclavos, como si no fueran criaturas de Dios. ¡Pobres doblemente los pobres según su enseñanza! ¡Llevaban aquí vida miserable y arrastrada y no podían tener cielo después de la muerte! ¡Cuán diferente es el pensamiento de Dios!

Todos somos hijos del Altísimo. Jesucristo empieza Su Doctrina diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, y los pacíficos, y los que lloran, y los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Aun en esta vida Dios ha hecho más frecuentemente sus maravillosas mercedes sobrenaturales a los pobres, a los desconocidos, a los que lo han renunciado todo por Él. Con las almas recogidas y alejadas del trato de sociedad ha mostrado Sus especiales complacencias. Porque lo que vale ante Dios es la virtud, la limpieza de corazón, la humildad, la rectitud de intención.

Bien hizo Dante en no tomar por guía en el Paraíso a Virgilio, como le había tenido en las descripciones del Infierno y del Purgatorio. Virgilio, nacido en el paganismo, carecía de la luz de la Fe, y ni sus ojos ni su inspiración podían ver las maravillas sobrenaturales del Cielo sobrenatural que nos enseña la Revelación. Sólo sabe decir del Cielo que los hombres allí tienen las mismas diversiones y hacen los mismos ejercicios que cuando vivían en la tierra y conservan las mismas aficiones que en esta vida tuvieron a los buenos caballos, a los buenos carros en magníficas praderas (1). ¡Pobre hombre si viviera en la eternidad en tan bajo y mísero cielo!.

¡Y aún es más mísero el estado de las almas en el cielo según la descripción que Ovidio hace con toda su fantasía juguetona! ¡Bendita sea la Fe, que enseña la felicidad sobrenatural del Cielo y la participación de la vida y perfecciones del mismo Dios en proporción de la virtud y del amor santo que en la tierra vivieron!.

La filosofía romana, siguiendo la doctrina de Platón, aunque sin llegar a la belleza de su inspiración, dice por Marco Tulio que separar el alma del cuerpo es aprender a morir, y es mi consejo que nos despeguemos de las cosas corporales para que vayamos aprendiendo a morir..., y cuando lleguemos al Cielo, entonces sí que viviremos., porque esta vida presente más bien es muerte (2). En el Cielo de nada se carecerá, y el espíritu se sustentará de las mismas cosas que se sustentan y mantienen los astros (3). El Cielo, enseña, es la reunión de todos los bienes, y está exento de todos los males. La vida del Cielo será muy agradable y deliciosa, teniendo el trato y amistad con los hombres más grandes, más sabios y más agradables que han existido. Ese es todo el Cielo que se ha de gozar según el entender de Cicerón, aprendido de los filósofos griegos. No merece ni recordar el Cielo que promete y describe el Corán en las riberas de arroyos y en muy amenas praderas. No era más alta la idea que de la virtud tenía el que lo escribió.

Pero el Cielo es en verdad todo luz, todo belleza y delicia sobrenatural, todo sabiduría y contento. El Cielo es todo Amor. La ley que gobierna el Cielo y une las almas es el Amor, Amor glorioso, sobrenatural, por poseer ya a Dios y Sus perfecciones y en Dios todos los bienes y todas las perfecciones y alegrías. El Cielo es el amor fraternal, confidencial, íntimo, sin engaños ni equivocaciones, en el amor triunfal y esplendoroso de Dios. El Cielo es la reunión gloriosa de la gran familia humana y angélica, gozando en jubilosa unión en Dios de los triunfos que alcanzaron en la virtud.

El Cielo es la posesión en plenitud de la Sabiduría, del Poder y de la Bondad. Es el gozo de la verdad. No sabrá más el que tenía más ciencia y conocimientos en la tierra, sino el que amó más a Dios. No será más feliz el que conoce más cosas en el mundo, sino el que conoce más de Dios. Porque Dios es la Felicidad y el Cielo. Pero el que amó más a Dios en esta vida, conoce más de Dios y conoce también más verdades en la Verdad y hermosura de Dios. Seré dichoso, porque veré, conoceré y viviré a Dios.

NOTAS

1) Virgilio: Eneida, lib. VI.
2) Marco Tulio Cicerón: Tusculanae Disputationes, lib. I, cap. XXXI, núm. 75.
3) Id., id., id.: cap. XIX, núm. 43


¡¡¡ VIVA JESÚS SACRAMENTADO !!!

 



“Yo sé que Jesús está en la Eucaristía y me mira, y lo sé
por que me lo dice la Fe; y eso que la Fe me dice, la esperanza
me lo actualiza y la caridad me lo verifica.”
“¡Qué r ealidad tan grande la de Jesús en el Sagrario!
¡Qué solo está, y qué misterio tan vivo es para el hombr e que a
Él se acer ca y lo aper cibe!”

”¡Qué bien se está en postración total y adoración pr ofunda ante el Amor infinito que, por mi amor, se oculta en la
apariencia de un pedacito de pan!”
“Los años pasan, el mundo se altera, los hombr es cambian,
nacen y muer en… Jesús sigue igual, esperando en el Sagrario
sin cambiar ni alterarse. El Amor Infinito es así. ¡Qué seguridad encierran los misterios divinos, aunque los hombr es, por
no gustarlos, los pr ofanen!”
“El Amor Eterno que muer e por amor en donación
amor osa y se perpetúa a través de la Litur gia en la Iglesia ha- ciéndose Comida y Bebida, Prisioner o y M endigo, es r es- pondido, la mayoría de las veces, por los que ama, con la despr e- ciativa indifer encia del olvido. ¡Terrible ingratitud que taladra
el alma de Cristo!”

(De los escritos de la M adr e Trinidad de la Santa M adr e Iglesia)
momentos de silencio

Sacerdote:
Pongámonos ahora ante el Señor, que nos mira y nos ama
infinitamente desde la custodia, llenos de fe viva y amándole con
todas nuestras fuerzas, le decimos:
Todos: “ ¡Gracias, Jesús, yo te adoro! ¡Gracias, Jesús, yo te amo!”
†Señor Jesús, aumenta nuestra Fe para que recibamos con
corazón sencillo todas tus enseñanzas que, a través del Papa, nos
das en el seno de la Iglesia.
Todos: “ ¡Gracias, Jesús, yo te adoro! ¡Gracias, Jesús, yo te amo!”
†Señor Jesús, enciende nuestra Fe en el Amor para que te
acompañemos y te adoremos en este Sacramento de la Eucaristía,
donde Tú estás realmente presente con nosotros durante todos los
tiempos.
Todos: “ ¡Gracias, Jesús, yo te adoro! ¡Gracias, Jesús, yo te amo!”
†Señor Jesús, haz que nos sintamos tan “Iglesia” que la defendamos siempre, practiquemos nuestra Fe en los Sacramentos
y en las buenas obras, para que atraigamos a todos los hombres a
Dios, que nos espera a todos para llenarnos de la felicidad que Él Es
y que el hombre tanto busca y necesita. Amén

lunes, 29 de abril de 2024 Santo Evangelio 29 de Abril 2024

 



Texto del Evangelio (Jn 14,21-26):

 En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él». Le dice Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho».



«El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho»

Rev. D. Norbert ESTARRIOL i Seseras

(Lleida, España)

Hoy, Jesús nos muestra su inmenso deseo de que participemos de su plenitud. Incorporados a Él, estamos en la fuente de vida divina que es la Santísima Trinidad. «Dios está contigo. En tu alma en gracia habita la Trinidad Beatísima. —Por eso, tú, a pesar de tus miserias, puedes y debes estar en continua conversación con el Señor» (San Josemaría).

Jesús asegura que estará presente en nosotros por la inhabitación divina en el alma en gracia. Así, los cristianos ya no somos huérfanos. Ya que nos ama tanto, a pesar de que no nos necesita, no quiere prescindir de nosotros.

«El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él» (Jn 14,21). Este pensamiento nos ayuda a tener presencia de Dios. Entonces, no tienen lugar otros deseos o pensamientos que, por lo menos, a veces, nos hacen perder el tiempo y nos impiden cumplir la voluntad divina. He aquí una recomendación de san Gregorio Magno: «Que no nos seduzca el halago de la prosperidad, porque es un caminante necio aquel que ve, durante su camino, prados deliciosos y se olvida de allá donde quería ir».

La presencia de Dios en el corazón nos ayudará a descubrir y realizar en este mundo los planes que la Providencia nos haya asignado. El Espíritu del Señor suscitará en nuestro corazón iniciativas para situarlas en la cúspide de todas las actividades humanas y hacer presente, así, a Cristo en lo alto de la tierra. Si tenemos esta intimidad con Jesús llegaremos a ser buenos hijos de Dios y nos sentiremos amigos suyos en todo lugar y momento: en la calle, en medio del trabajo cotidiano, en la vida familiar.

Toda la luz y el fuego de la vida divina se volcarán sobre cada uno de los fieles que estén dispuestos a recibir el don de la inhabitación. La Madre de Dios intercederá —como madre nuestra que es— para que penetremos en este trato con la Santísima Trinidad.

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. 29 DE ABRIL LUNES V DE PASCUA SANTA CATALINA DE SIENA VIRGEN Y DOCTORA DE LA IGLESIA

 



Del Común de vírgenes. Salterio I

SANTA CATALINA DE SIENA, virgen y doctora de la Iglesia. MEMORIA

Nació en Siena el año 1347; siendo aún niña, movida por su deseo de perfección, se hizo terciaria dominica. Inflamada en amor a Dios y al prójimo, trabajó intensamente por la paz y la concordia entre las ciudades, defendió con ardor los derechos y la libertad del romano pontífice y promovió la renovación de la vida religiosa. También escribió varias obras llenas de sana doctrina y de inspiración celestial. Murió el año 1380.

OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. Aleluya.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: ESTA MUJER NO QUISO

Esta mujer no quiso
tomar varón ni darle su ternura,
selló su compromiso
con otro amor que dura
sobre el amor de toda criatura.

Y tanto se apresura
a zaga de la huella del Amado,
que en él se transfigura,
y el cuerpo anonadado
ya está por el amor resucitado.

Aquí la Iglesia canta
la condición futura de la historia,
y el cuerpo se adelanta
en esta humilde gloria
a la consumación de su victoria.

Mirad los regocijos
de la que por estéril sollozaba
y se llenó de hijos,
porque el Señor miraba
la pequeñez humilde de su esclava. Amén.


SALMODIA

“La Sangre Redentora”.

 



“La Sangre Redentora”.

CUERPO Y SANGRE DE NUESTRO SEÑOR

Dios Padre, en sus planes de salvación desde la creación, sabía que era necesario que su único Hijo, sería esa salvación y así Yo fui enviado al Mundo.

En el seno virginal de María me encarné por obra del Espíritu Santo.

Las primeras gotas de esta sangre fueron derramadas en la circuncisión con el dolor que hicieron que mis ojos derramaran lágrimas por el amor y cuanto más crecía más deseaba mi Corazón derramar toda mi sangre para rescatar de la muerte al pecador.

Saben todos que por esta sangre han alcanzado el Cielo prometido, por sus méritos de esta sangre derramada hasta la última gota. Los Sacramentos son la fuente inagotable por los cuales como canales llegan a la perfección que Yo les pedí, sean perfectos como lo es mi Padre Celestial. Sólo por estos méritos alcanzados llegan a ser dignos de alcanzar a ser hijos adoptivos de mi Padre y hermanos Míos y así herederos del Reino. Por esto llegan a tener esa unión, siendo uno solo conmigo, como Yo lo soy con mi Padre en la unión del amor ardiente del Espíritu Santo.

Cuántos que no creen en Mí, en que Yo soy el Hijo del Padre y estas verdades que Yo les vine a traer, no llegan a salvarse. ¿Por qué dudan de Mí? ¿Por qué son tan ciegos y sordos, que ni viendo creen, ni oyendo desean escuchar mi voz? Por esto, repetidas veces en las Parábolas de los Evangelios les dije: “el que tenga oídos que oiga y el que tenga ojos que vea”, porque no hay mayor ciego que el que no desee ver, ni mayor sordo que el que no desee escuchar y todo esto Yo les vine a dar, para los que deseando mi amor lo vivan creyendo en mi verdad, porque lo que Yo he escuchado de mi Padre es lo que Yo les he enseñado.

Es tiempo de que sean uno solo conmigo, hoy es el día de vuestra conversión, no lo dejen pasar, porque para muchos el mañana no existirá. Recuerden que son precio de mi Sangre y deseo que no sea inútil, en cada uno que debe dar frutos de amor, de piedad, de unión en cada uno, para que me descubran en cada hermano, pues sois hijos de un solo Padre bueno y misericordioso que ha dado lo más querido para Él, que es su único Hijo.

Deseos son de mi Corazón que ninguno se pierda, cada alma perdida es dolor profundo de mi Corazón.

Sagrado Corazón de Jesús

Siervos del Divino Amor.

MISAL DIARIO PALABRA DE DIOS. LECTURAS DEL LUNES V DE PASCUA 29 DE ABRIL SANTA CATALINA DE SIENA (BLANCO)

 "El Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho".




Memoria de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia MR, p. 735 (722) / Lecc. I, p. 915

ANTÍFONA DE ENTRADA

Esta virgen sabia y prudente salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que hiciste arder en amor divino a santa Catalina de Siena, al contemplar la pasión de tu Hijo y al servir a tu Iglesia, concede, por su intercesión, que tu pueblo, asociado al misterio de Cristo, se alegre siempre en la manifestación de su gloria. Él, que vive y reina contigo …


LITURGIA DE LA PALABRA

Les predicamos el Evangelio para que dejando los falsos dioses, se conviertan al Dios vivo.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 14, 5-18

En aquellos días, los paganos y los judíos de Iconio, apoyados por las autoridades, comenzaron a agitarse con la intención de maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé. Pero ellos se dieron cuenta de la situación y huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y predicaron el Evangelio en toda la región.

Había en Listra un hombre tullido de los pies desde su nacimiento que se pasaba la vida sentado y nunca había podido andar. El tullido escuchaba el discurso de Pablo, y éste, mirándolo fijamente, advirtió que aquel hombre tenía fe suficiente como para ser curado, y le ordenó en voz alta: "Levántate y ponte derecho sobre tus pies". De un salto el hombre se puso en pie y comenzó a caminar. Cuando la gente vio lo que Pablo había hecho, empezaron a gritar en la lengua de Licaonia: "¡Dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos!" Decían que Bernabé era el dios Júpiter y Pablo el dios Mercurio, porque éste era el que hablaba.

El sacerdote del templo de Júpiter, situado a la entrada de la ciudad, llevó a las puertas unos toros adornados con guirnaldas, y junto con la muchedumbre, quería ofrecerles un sacrificio. Al darse cuenta de todo esto, los apóstoles Bernabé y Pablo se rasgaron las vestiduras e irrumpieron por entre la multitud, gritando:

"Ciudadanos, ¿por qué hacen semejante cosa? Nosotros somos hombres mortales, lo mismo que ustedes. Les predicamos el Evangelio que los hará dejar los falsos dioses y convertirse al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo cuanto contienen. En épocas pasadas, Dios dejó que cada pueblo siguiera su camino, aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios, mandando la lluvia y la cosecha a su tiempo, dándoles así comida y alegría en abundancia". Y diciendo estas palabras, consiguieron impedir, a duras penas, que la multitud les ofreciera un sacrificio.

Palabra de Dios.