miércoles, 30 de noviembre de 2022

El que cumpla la voluntad de mi Padre

  

El que cumpla la voluntad de mi Padre

Jueves 1 de diciembre

¡Paz y Bien!

Evangelio

Mateo 7, 21. 24-27

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente".

Palabra del Señor

Reflexión

Es Adviento; reaviva el ánimo, hay esperanza de Salvación porque el Señor viene

La vida humana se puede edificar sobre roca, sobre arena, sobre humo, sobre castillos en el  aire...

Hemos construido la economía sobre la ambición de poseer, acumular, y la casa se nos hunde.

Hemos construido la vivencia de la fe sobre el yo y la casa común, la comunidad se nos hunde.

El Adviento es oportunidad para edificar nuestra vida en la escucha de la Palabra de Dios y en la puesta en práctica de la misma.

Decir Señor, Señor y no «poner en práctica» es palabrería  que se hunde en el  vacío.

Decir soy cristiano y no soy practicante es contradicción y engaño superficial.

Su Palabra puesta en práctica es el fundamento, es el cimiento, la roca firme, que consolidará  la casa en la paz, la armonía, la esperanza, la alegría, el fraterno compartir. Es Él, el Mesías que va a nacer la fuerza que nos mantendrá en pie en desánimos o dificultades Él es fuerza para vivir, ilusión para edificar convivencia, garantía de futuro salvador.

Reaviva el ánimo, hay esperanza de Salvación porque el Señor viene.

¡Feliz Jueves!

Himno a Jesús Sacramentado

 



Himno a Jesús Sacramentado
Autor: Santo Tomas de Aquino
Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad.
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti esperé y que te ame. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, bondadoso Pelícano, límpiame a mi inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.


jueves, 1 de diciembre de 2022 Santo Evangelio 1 de Diciembre 2022

 



 Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».



«No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos»


Abbé Jean-Charles TISSOT

(Freiburg, Suiza)

Hoy, el Señor pronuncia estas palabras al final de su "sermón de la montaña" en el cual da un sentido nuevo y más profundo a los Mandamientos del Antiguo Testamento, las "palabras" de Dios a los hombres. Se expresa como Hijo de Dios, y como tal nos pide recibir lo que yo os digo, como palabras de suma importancia: palabras de vida eterna que deben ser puestas en práctica, y no sólo para ser escuchadas —con riesgo de olvidarlas o de contentarse con admirarlas o admirar a su autor— pero sin implicación personal.

«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y penoso para construir algo. "Bene curris, sed extra viam", decía san Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto homologado, podemos traducir. ¡Qué pena llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y de las crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!

El Señor quiere enseñarnos a poner un fundamento sólido, cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en práctica sus enseñanzas, viviéndolas cada día en medio de los pequeños problemas que Él tratará de dirigir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la enseñanza del Cristo deben así acabar en resultados concretos, a falta de ser definitivos, pero de los cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el momento del examen de nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber obtenido una pequeña victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para otras batallas, y la fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para perseverar hasta el fin.

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. 1 DE DICIEMBRE JUEVES I DE ADVIENTO.



Del propio del Tiempo. Salterio I

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO 

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 


Himno: DE LUZ NUEVA SE VISTE LA TIERRA

De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido,
en la entraña feliz de la Virgen,
de su carne se ha revestido.

El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que todo puede
en la Virgen su luz ha encendido.

Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría;
el Señor que en los cielos habita
se hizo carne en la Virgen María.

Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que amoroso nos ha bendecido
y a su reino nos ha destinado. Amén.

SALMODIA

MISAL DIARIO PALABRA DE DIOS. LECTURAS DEL JUEVES I DE ADVIENTO 1 DE DICIEMBRE (MORADO)

 Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos.






ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 118, 151-152

Tú estás cerca, Señor, y todos tus caminos son rectos. Desde el principio comprendí que tu alianza la estableciste para siempre.

ORACIÓN COLECTA

Despierta, Señor, tu poder y ven con gran fuerza en nuestra ayuda, para que, lo que nuestros pecados habían impedido, lo apresure la gracia de tu benignidad.


Por nuestro Señor Jesucristo…


LITURGIA DE LA PALABRA


El pueblo justo se mantiene fiel al Señor.

Del libro del profeta Isaías: 26, 1-6

Aquel día se cantará este canto en el país de Judá: "Tenemos una ciudad fuerte; ha puesto el Señor, para salvarla, murallas y baluartes. Abran las puertas para que entre el pueblo justo, el que se mantiene fiel, el de ánimo firme para conservarla paz, porque en ti confió. Confíen siempre en el Señor, porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre; porque él doblegó a los que habitaban en la altura; a la ciudad excelsa la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó hasta el polvo donde la pisan los pies, los pies de los humildes, los pasos de los pobres".

Adviento 2022: Juan Bautista. Figura de preparación

 



Adviento 2022: Juan Bautista. Figura de preparación.
Isaías está presente en Juan Bautista, como Juan Bautista está presente en aquél al que ha preparado el camino y que dirá de él: "No ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista".
San Lucas nos cuenta con detalle el anuncio del nacimiento de Juan (Lc 1, 5-25).
Esta extraña entrada en escena de un ser que se convertirá en uno de los más importantes jalones de la realización de los planes divinos es muy del estilo del Antiguo Testamento. Todos los seres vivos debían ser destruidos por el diluvio, pero Noé v los suyos fueron salvados en el arca. Isaac nace de Sara, demasiado anciana para dar a luz. David, joven y sin técnica de combate, derriba a Goliat.
Moisés, futuro guía del pueblo de Israel, es encontrado en una cesta (designada en hebreo con la misma palabra que el arca) y salvado de la muerte. De esta manera, Dios quiere subrayar que Él mismo toma la iniciativa de la salvación de su pueblo.
El anuncio del nacimiento de Juan es solemne. Se realiza en el marco litúrgico del templo.
Desde la designación del nombre del niño, "Juan", que significa "Yahvé es favorable", todo es concreta preparación divina del instrumento que el Señor ha elegido.
Su llegada no pasará desapercibida y muchos se gozarán en su nacimiento (Lc 1, 14); se abstendrá de vino y bebidas embriagantes, será un niño consagrado y, como lo prescribe el libro de los Números (6, 1), no beberá vino ni licor fermentado. Juan es ya signo de su vocación de asceta. El Espíritu habita en él desde el seno de su madre. A su vocación de asceta se une la de guía de su pueblo (Lc 1, 17).
Precederá al Mesías, papel que Malaquías (3, 23) atribuía a Elías. Su circuncisión, hecho característico, muestra también la elección divina: nadie en su parentela lleva el nombre de Juan (Lc 1, 61), pero el Señor quiere que se le llame así cambiando las costumbres. El Señor es quien le ha elegido, es él quien dirige todo y guía a su pueblo.
Benedictus Deus Israelei
El nacimiento de Juan es motivo de un admirable poema que, a la vez, es acción de gracias y descripción del futuro papel del niño. Este poema lo canta la Iglesia cada día al final de los Laudes reavivando su acción de gracias por la salvación que Dios le ha dado y en reconocimiento porque Juan sigue mostrándole "el camino de la paz".
Juan Bautista es el signo de la irrupción de Dios en su pueblo. El Señor le visita, le libra, realiza la alianza que había prometido.
El papel del precursor es muy preciso: prepara los caminos del Señor (Is 40, 3), da a su pueblo el "conocimiento de la salvación.Todo el afán especulativo y contemplativo de Israel es conocer la salvación, las maravillas del designio de Dios sobre su pueblo. El conocimiento de esa salvación provoca en él la acción de gracias, la bendición, la proclamación de los beneficios de Dios que se expresa por el "Bendito sea el Señor, Dios de Israel".
Esta es la forma tradicional de oración de acción de gracias que admira los designios de Dios. Con estos mismos términos el servidor de Abrahán bendice a Yahvé (Gn 24, 26). Así también se expresa Jetró, suegro de Moisés, reaccionando ante el relato admirable de lo que Yahvé había hecho para librar a Israel de los egipcios (Ex 18, 10). La salvación es la remisión de los pecados, obra de la misericordiosa ternura de nuestro Dios (Lc 1, 77-78).
Juan deberá, pues, anunciar un bautismo en el Espíritu para remisión de los pecados. Pero este bautismo no tendrá sólo este efecto negativo. Será iluminación. La misericordiosa ternura de Dios enviará al Mesías que, según dos pasajes de Isaías (9, 1 y 42, 7), recogidos por Cristo (Jn 8, 12), "iluminará a los que se hallan sentados en tinieblas y sombras de muerte" (Lc 1, 79).El papel de Juan, "allanar el camino del Señor". El lo sabe y se designa a sí mismo, refiriéndose a Isaías (40, 3), como la voz que clama en el desierto: "Allanad el camino del Señor". Más positivamente todavía, deberá mostrar a aquel que está en medio de los hombres, pero que éstos no le conocen (Jn 1, 26) y a quien llama, cuando le ve venir: "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29).Juan corresponde y quiere corresponder a lo que se ha dicho y previsto sobre él. Debe dar testimonio de la presencia del Mesías. El modo de llamarle indica ya lo que el Mesías representa para él: es el "Cordero de Dios".
El Levítico, en el capítulo 14, describe la inmolación del cordero en expiación por la impureza legal. Al leer este pasaje, Juan el evangelista piensa en el servidor de Yahvé, descrito por Isaías en el capítulo 53, que lleva sobre sí los pecados de Israel. Juan Bautista, al mostrar a Cristo a sus discípulos, le ve como la verdadera Pascua que supera la del Éxodo (12, 1) y de la que el universo obtendrá la salvación.Toda la grandeza de Juan Bautista le viene de su humildad y ocultamiento: "Es preciso que él crezca v que yo disminuya" (Jn 3, 30).
Todos verán la salvación de Dios
El sentido exacto de su papel, su voluntad de ocultamiento, han hecho del Bautista una figura siempre actual a través de los siglos. No se puede hablar de él sin hablar de Cristo, pero la Iglesia no recuerda nunca la venida de Cristo sin recordar al Precursor. No sólo el Precursor está unido a la venida de Cristo, sino también a su obra, que anuncia: la redención del mundo y su reconstrucción hasta la Parusía. Cada año la Iglesia nos hace actual el testimonio de Juan y de su actitud frente a su mensaje.De este modo, Juan esta siempre presente durante la liturgia de Adviento. En realidad, su ejemplo debe permanecer constantemente ante los ojos de la Iglesia. La Iglesia, y cada uno de nosotros en ella, tiene como misión preparar los caminos del Señor, anunciar la Buena Noticia. Pero recibirla exige la conversión.Entrar en contacto con Cristo supone el desprendimiento de uno mismo. Sin esta ascesis, Cristo puede estar en medio de nosotros sin ser reconocido (Jn l, 26).
Como Juan, la Iglesia y sus fieles tienen el deber de no hacer pantalla a la luz, sino de dar testimonio de ella (Jn 1, 7). La esposa, la Iglesia, debe ceder el puesto al Esposo. Ella es testimonio y debe ocultarse ante aquel a quien testimonia. Papel difícil el estar presente ante el mundo, firmemente presente hasta el martirio. como Juan, sin impulsar una "institución" en vez de impulsar la persona de Cristo. Papel misionero siempre difícil el de anunciar la Buena Noticia y no una raza, una civilización, una cultura o un país: "Es preciso que él crezca v que yo disminuya" (Jn 3, 30). Anunciar la Buena Noticia y no una determinada espiritualidad, una determinada orden religiosa, una determinada acción católica especializada; como Juan, mostrar a sus propios discípulos donde está para ellos el "Cordero de Dios" y no acapararlos como si fuéramos nosotros la luz que les va a iluminar.Esta debe ser una lección siem presente y necesaria, así como también la de la ascesis del desierto y la del recogimiento en el amor para dar mejor testimonio.
La elocuencia del silencio en el desierto es fundamental a todo verdadero y eficaz anuncio de la Buena Noticia. Orígenes escribe en su comentario sobre San Lucas (Lc 4): En cuanto a mí, pienso que el misterio de Juan, todavía hoy, se realiza en el mundo". La Iglesia, en realidad, continúa el papel del Precursor; nos muestra a Cristo, nos encamina hacia la venida del Señor.Durante el Adviento, la gran figura del Bautista se nos presenta viva para nosotros, hombres del siglo XX, en camino hacia el día de Cristo. El mismo Cristo, tomando el texto de Malaquías (3,1), nos habla de Juan como "mensajero" (4); Juan se designa a sí mismo como tal. San Lucas describe a Juan como un predicador que llama a la conversión absoluta y exige la renovación: "Que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece, y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntos". Así se expresaba Isaías (40, 5-6) en un poema tomado por Lucas para mostrar la obra de Juan. Se trata de una renovación, de un cambio, de una conversión que reside, sobre todo, en un esfuerzo para volver a la caridad, al amor a los otros (Lc 3, 10-14).
Lucas resume en una frase toda la actividad de Juan: "Anunciaba al pueblo la Buena Noticia" (Lc 3, 18).
Preparar los caminos del Señor, anunciar la Buena Noticia, es el papel de Juan y el que nos exhorta a que nosotros desempeñemos.
Hoy, este papel no es más sencillo que en los tiempos de Juan y nos incumbe a cada uno de nosotros.
El martirio de Juan tuvo su origen en la franca honestidad con que denunció el pecado.
Juan Bautista anunció al Cordero de Dios. Fue el primero que llamó así a Cristo.
Citemos aquí el bello Prefacio introducido en nuestra liturgia para la fiesta del martirio de San Juan Bautista, que resume admirablemente su vida y su papel:
"Porque él saltó de alegría en el vientre de su madre, al llegar el Salvador de los hombres, y su nacimiento fue motivo de gozo para muchos. El fue escogido entre todos los profetas para mostrar a las gentes al Cordero que quita el pecado del mundo. El bautizó en el Jordán al autor del bautismo, y el agua viva tiene desde entonces poder de salvación para los hombres. Y él dio, por fin, su sangre como supremo testimonio por el nombre de Cristo".



San Andrés, Apóstol (Fiesta)



San Andrés, Apóstol (Fiesta)
30 de noviembre de 2022.
Color: Rojo
Santos:
San Andres, Apóstol
Lecturas del día:
Primera Lectura
Romanos 10:9-18
9
Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.
10
Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación.
11
Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él no será confundido.
12
Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan.
13
Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
14
Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?
15
Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura: ¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian el bien!
16
Pero no todos obedecieron a la Buena Nueva. Porque Isaías dice: ¡Señor!, ¿quién ha creído a nuestra predicación?
17
Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.
18
Y pregunto yo: ¿Es que no han oído? ¡Cierto que sí! Por toda la tierra se ha difundido su voz y hasta los confines de la tierra sus palabras.
Salmo Responsorial
Salmo 19:8-11
8
La ley de Yahveh es perfecta, consolación del alma, el dictamen de Yahveh, veraz, sabiduría del sencillo.
9
Los preceptos de Yahveh son rectos, gozo del corazón; claro el mandamiento de Yahveh, luz de los ojos.
10
El temor de Yahveh es puro, por siempre estable; verdad, los juicios de Yahveh, justos todos ellos,
11
apetecibles más que el oro, más que el oro más fino; sus palabras más dulces que la miel, más que el jugo de panales.
Evangelio
Mateo 4:18-22
18
Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores,
19
y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
20
Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21
Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó.
22
Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

 

Entrega total

 



¡Mi vida católica!

¡Un camino de conversión personal!


Entrega total
Nota: El contenido de la siguiente meditación puede requerir que regrese a esta meditación varias veces a lo largo de la semana y tal vez incluso la próxima semana durante su hora santa antes de continuar. Dedica todo el tiempo que sea necesario a esta meditación para que tu resolución se vuelva profunda, sacrificial, liberadora y gozosa.
A pesar de tu indignidad para compartir la vida divina, Dios te elige de todos modos. Recordad vuestro pecado y sus consecuencias, pero desde allí comenzad a escuchar la Voz del Divino Rey, llamándoos a participar plenamente de Su Divino Reino. Su participación dependerá de la profundidad de su entrega total y libre a Dios y Su Divina voluntad. ¿Está dispuesto? ¿Puedes hacer la elección radical y completa de elegir a Dios y Su voluntad sin reserva alguna? Aquí hay tres pasos que debe seguir para lograr este objetivo.
El primer paso es escuchar el llamado de Dios. El no escuchar el llamado de Dios resultará en que trates de construir Su Reino por tu cuenta. Intentar hacerlo terminará en un fracaso. La única manera de participar en la construcción del Reino de Dios es escuchando, comprendiendo y respondiendo.
En tu oración, en lo profundo de tu conciencia, Dios te está hablando. Él revela que Su misión es difícil, pero que vale la pena abrazar. Él te proporcionará todo lo que necesitas para seguirlo y cumplir el propósito de tu vida. Él estará contigo en cada paso del camino. Él te conducirá, te guiará, te enseñará, te consolará y estará contigo en todo. Tu “Sí” te conducirá finalmente a la gloriosa victoria sobre la muerte para ti y para los demás. ¿Qué dirás?
Pasa tiempo en silencio, meditando en la invitación de Dios a compartir Su plan eterno para tu vida. ¿Qué te está diciendo específicamente ? (Reflejo silencioso)
El segundo paso es decir “Sí”. Cuando Dios llama, no revela todos los aspectos de su plan perfecto para tu vida. Él no te muestra a dónde serás conducido o qué debes hacer. Más bien, Él pide tu completa confianza en la fe. A veces, Su plan será claro y, a veces, tendrás que dar un paso con una fe completamente ciega. ¿Confías en Dios? Especialmente, ¿confías en Dios en momentos en que Su invitación no es completamente clara para ti?
Hay una gran sabiduría en decir “Sí” a Dios. Él es el Rey Todopoderoso del Universo. Sería una tontería ignorar Su plan. Él es Sabiduría por encima de toda sabiduría humana. Sería gravemente poco inteligente elegir cualquier otra cosa que no sea Su plan perfecto. Él es un Dios de amor perfecto y felicidad perfecta. No hay otra forma de realización en la vida que no sea Su plan.
Reflexione sobre la sabiduría de decir “Sí” a Dios. No importa lo que Él pida, es perfectamente sabio decirle “Sí” y hacerlo de inmediato, incluso antes de saber lo que Él pide. Pasa tiempo asintiendo tranquilamente a la perfecta voluntad de Dios para tu vida. Di “Sí” una y otra vez en tu corazón y no dudes. Reconoce que no sabes completamente lo que Él te pide, pero que la respuesta sigue siendo “Sí”. Es posible que incluso desee recordar brevemente todos los escenarios posibles a los que Dios puede llevarlo, esforzándose por dejar de lado todas las preferencias personales que pueda tener. Pasa varios minutos haciéndolo antes de continuar.
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. “Hágase en mí según tu palabra”. (Reflejo silencioso)
El tercer paso es la “rendición total”. No es suficiente decir “Sí” a Dios una, dos o incluso tres veces. Tu entrega total es una decisión de por vida que debe profundizarse cada día que pasa. Tu entrega inicial a Él es buena y abre la puerta a una entrega mucho más profunda. A menudo, cuando entregas tu vida a Dios, lo haces con vacilación. Puede decir "Sí" y luego esperar a descubrir a qué acaba de decir "Sí". Cuando comienzas a comprender los detalles prácticos de tu rendición, a menudo puedes tener dudas.
¿Dios realmente quiere que entregue todos los aspectos de mi vida? ¿Y hacerlo sin reservas y sin vacilaciones? De hecho, lo hace. En esta meditación, es esencial que tomes la decisión de estar “todo dentro”. Hacer esa elección significa que nunca se retractará de su compromiso. Aunque todos pecamos y fallamos a veces, su determinación personal debe ser absoluta.
Reflexione sobre la profundidad de su determinación de abrazar la voluntad de Dios con 100% de generosidad. Eso significa que si Dios te llama a un gran sufrimiento, burla, maltrato, sufrimiento físico o humillación, la respuesta es “Sí”. ¿Estás dispuesto a aceptar cualquier cosa por amor a Cristo? ¿Estás dispuesto a seguirlo sin importar a dónde te lleve?
El camino de la santidad no es primero el gozo de la Resurrección. Ese es el final. El camino es la Cruz. Es el camino del sufrimiento y del sacrificio. Es el camino a la muerte ya la vida desinteresada. Esto es doloroso y requiere un compromiso inquebrantable, especialmente durante los momentos difíciles y oscuros de la vida. ¿Estás dispuesto a ir hasta el Calvario? ¿Estás dispuesto a morir con Cristo? ¿Estás dispuesto a amar a Dios ya los demás incluso si tu vida está llena de amargura y dolor?

Reflexiona sobre estas preguntas y toma la decisión radical de rendirte por completo a la voluntad de Dios, sin importar lo que eso signifique. A veces el andar cristiano es muy difícil, no se sorprenda. No os dejéis intimidar por la Cruz. Pon tus ojos en la Cruz y dile “Sí” a Él con todas tus fuerzas. (Reflejo silencioso)







pastores humildes

 


pastores humildes
Contexto: Un ángel se le apareció a la Madre María para anunciarle la Encarnación. Un ángel se le apareció a San José en un sueño para asegurarle que este niño era de Dios. Y ahora un ángel se apareció a unos pastores pobres, incultos y humildes en un campo cerca de la ciudad de Belén. Este ángel no se apareció a los escribas y fariseos, ni a los gobernantes temporales, ni a los muy instruidos. El ángel de Dios se apareció a los pastores.
Pero no fue solo un ángel el que apareció para proclamar esta buena nueva. La escritura dice:
Y de repente apareció con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios y decía:
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes él se agrada!” ( Lucas 2: 13–14 , RSV-CE)
Este humilde evento del nacimiento del Salvador del mundo fue algo que no solo hizo que la multitud de las huestes celestiales dieran gloria y adoración a Dios, fue un evento que también invitó a esos humildes pastores a unirse en esta misma adoración y alabanza. de Dios.
Esos humildes pastores también os invitan a humillaros ante el gran misterio del nacimiento de Cristo. Mientras lo hace, escucha al ángel anunciarle el nacimiento de Cristo. Y al asentir con fe a este glorioso evento, se les invita a unirse al coro de alabanza de la multitud de las huestes celestiales.
Lectura bíblica: Lucas 2:8–20
Reflexión: Con su imaginación, medite en el campo, escuche a las ovejas, observe el aire fresco de la tarde cuando estos pastores ordinarios estaban cuidando sus ovejas por primera vez.
Imagina en silencio que el ángel aparece mientras la “gloria del Señor” brilla alrededor de ellos y de ti.
Escucha el anuncio del nacimiento del Señor. Trate de imaginarse escuchándolo como si lo escuchara por primera vez.
Repite esta oración, una y otra vez, con las huestes del Cielo:
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes él se agrada!”
Imagina discutir esta experiencia con los otros pastores y luego elegir entrar al pueblo para ver a este Niño.
Imagina ver a María y José. ¿Qué dicen ellos? Esta es la Madre de Dios. Ved su santidad, su sencillez, su ternura, su santidad. Reflexiona sobre estas verdades en silencio.