miércoles, 31 de mayo de 2023

¿Por qué junio es el mes del Sagrado Corazón de Jesús?

 


Por qué junio es el mes del Sagrado Corazón de Jesús?


Cuenta la historia que el 16 de junio de 1675, Jesús se le apareció a Margarita María de Alacoque y le mostro su Corazón

Por: n/a | Fuente: ACI Prensa

La Iglesia Católica dedica el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, para que los fieles veneren, honren e imiten más intensamente el amor generoso y fiel de Cristo por todas las personas.

Es un mes donde se le demuestra a Jesús a través de las obras cuánto se le ama, correspondiendo a su gran amor demostrado al entregarse a la muerte por sus hijos, quedándose en la Eucaristía y enseñando el camino a la vida eterna.

En ocasión de esta fiesta, en Buenos Aires, Argentina, se realizará la 56º Peregrinación anual a pie al Sagrado Corazón de Jesús, que saldrá el sábado 24 de junio a las 2:30 pm, desde el atrio de la Catedral hacia la Basílica de Barracas donde se celebrará la Misa. Así también en Mendoza, el sábado 17 de junio a las 4:00 pm se celebrará la Eucaristía en la Catedral.

Sobre esta fiesta, el Papa Benedicto XVI afirmó que "al ver el corazón de Señor, debemos de mirar el costado traspasado por la lanza, donde resplandece la inagotable voluntad de salvación por parte de Dios, no puede considerarse culto pasajero o de devoción: la adoración del amor de Dios, que ha encontrado en el símbolo del ‘corazón traspasado’ su expresión histórico-devocional, la cual sigue siendo imprescindible para una relación viva con Dios".

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los inicios de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el corazón abierto del Señor.

Cuenta la historia que el 16 de junio de 1675, el Hijo de Dios se le apareció a Santa Margarita María de Alacoque y le mostro su Corazón rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior del mismo salía una cruz.

Santa Margarita escuchó al Señor decir: "he aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres recibo ingratitud, irreverencia y desprecio".



PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 1 DE JUNIO…


PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

Escribía san Pablo a los Corintios: -Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado (1 Cor 2,2).

Pensamiento franciscano:

Decía san Francisco: -Aunque fueras más hermoso y rico que todos, y aunque hicieras maravillas y ahuyentaras a los demonios, todas estas cosas te son contrarias, y nada te pertenece, y no puedes en absoluto gloriarte en ellas. Por el contrario, en esto podemos gloriarnos: en nuestras flaquezas y en llevar a cuestas a diario la santa cruz de nuestro Señor Jesucristo (Adm 5,7-8).

Orar con la Iglesia:

Oremos a Dios nuestro Padre, que nos envía al Espíritu Santo:

-Por la santa Iglesia, para que, llena de los dones del Espíritu Santo, sea consagrada en la unidad.

-Por el Papa, por nuestros obispos y por todos los sacerdotes, para que les conceda en abundancia el Espíritu de sabiduría y santidad.

-Por todos los que trabajan por la paz y la concordia entre los pueblos, para que logren reunir a los hombres en el amor.

-Por los que son víctimas de sí mismos o de los hombres, para que el Espíritu del Señor los lleve por las sendas del bien y de la verdad.

-Por la comunidad humana, para que la fuerza del Espíritu nos haga crecer a todos en la fe, esperanza y caridad.

Oración: Dios todopoderoso, limpia nuestro corazón para que podamos acoger y tener en él a tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


 

La Virgen Santa, grávida del verbo

 


Himno:

 LA VIRGEN SANTA, GRÁVIDA DEL VERBO.


La Virgen santa, grávida del Verbo,

en alas del Espíritu camina;

la Madre que llevaba la Palabra,

de amor movida, sale de visita.


Y sienten las montañas silenciosas,

y el mundo entero en sus entrañas vivas,

que al paso de la Virgen ha llegado

el anunciado gozo del Mesías.


Alborozado Juan por su Señor,

en el seno, feliz se regocija,

y por nosotros rinde el homenaje

y al Hijo santo da la bienvenida.


Bendito en la morada sempiterna

aquel que tú llevaste, Peregrina,

aquel que, con el Padre y el Espíritu,

al bendecirte a ti nos bendecía. Amén.


ORACIÓN PARA UNA VISITA

 



ORACIÓN PARA UNA VISITA

¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.

Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no gusto las dulzuras de tu presencia, de tu amor?

Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia Ti. ¡Oh buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.

Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario, cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza para luchar y vencer.

No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.

Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo, nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.

Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.

Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles, conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.

Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.

Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte, auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido triunfo.

Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo. Amén.

jueves, 1 de junio de 2023 Santo Evangelio 1 de Junio 2023

 


Texto del Evangelio (Mc 10,46-52):

 En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.



«¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!»


P. Ramón LOYOLA Paternina LC

(Barcelona, España)

Hoy, Cristo nos sale al encuentro. Todos somos Bartimeo: ese invidente a cuya vera pasó Jesús y saltó gritando hasta que éste le hiciese caso. Quizás tengamos un nombre un poco más agraciado... pero nuestra humana flaqueza (moral) es semejante a la ceguera que sufría nuestro protagonista. Tampoco nosotros logramos ver que Cristo vive en nuestros hermanos y, así, los tratamos como los tratamos. Quizás no alcanzamos a ver en las injusticias sociales, en las estructuras de pecado, una llamada hiriente a nuestros ojos para un compromiso social. Tal vez no vislumbramos que «hay más alegría en dar que en recibir», que «nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos» (Jn 15,13). Vemos borroso lo que es nítido: que los espejismos del mundo conducen a la frustración, y que las paradojas del Evangelio, tras la dificultad, producen fruto, realización y vida. Somos verdaderamente débiles visuales, no por eufemismo sino en realidad: nuestra voluntad debilitada por el pecado ofusca la verdad en nuestra inteligencia y escogemos lo que no nos conviene.

Solución: gritarle, es decir, orar humildemente «Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10,48). Y gritar más cuanto más te increpen, te desanimen o te desanimes: «Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más…» (Mc 10,48). Gritar que es también pedir: «Maestro, que vea» (cf. Mc 10,51). Solución: dar, como él, un brinco en la fe, creer más allá de nuestras certezas, fiarse de quien nos amó, nos creó, y vino a redimirnos y se quedó con nosotros, en la Eucaristía.

El Papa San Juan Pablo II nos lo decía con su vida: sus largas horas de meditación —tantas que su Secretario decía que oraba “demasiado”— nos dicen a las claras que «el que ora cambia la historia».

Oración a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

 

Señor, Jesucristo, nuestro magnífico y supremo Sacerdote.

Por tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido
como el Cordero sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos.

Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección
te hemos reconocido como el Cordero sacrificial,
mediador entre el Padre y nosotros mismos.

Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección
por los sacramentos del Bautismo y Confirmación,
para unirnos en el ofrecimiento del sacrificio de Ti mismo
por la participación de tu Sacerdocio en la Eucaristía.

Así pertenecemos a tu Reino en la tierra, haciéndonos tu pueblo santo.

Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,
concédenos tu Espíritu de Amor y Vida que nos una a ti,
Sacerdote y Víctima, para que el plan de salvación
para todos los pueblos se establezca dentro de nosotros.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,
concédenos tu Espíritu de Sabiduría y unión,
que a todos nos unifique en tu Cuerpo Místico,
la Iglesia, para ser tus testigos en el mundo.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,
tu cruz remedie nuestros males, tu Resurrección nos renueve,
tu Espíritu Santo nos santifique, tu Realeza nos glorifique
y nos redima tu Sacerdocio, para que podamos unirnos contigo
como tú lo estás con el Padre en el Espíritu Santo.

Señor, Jesús, reúnenos a todos en tu Persona –Víctima,
Sacerdote, Rey– por el banquete salvador de la Eucaristía
que tú y nosotros ofrecemos en el altar del Sacrificio,
ahora y durante todos los días de nuestra peregrinaciónpor este mundo.

Cuando nos llames a tu Reino celestial, entonces podamos participar
con todos los santos de tu gloria, amor y vida en unión
con el Padre y el Espíritu Santo por toda la eternidad.

Amén.


Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. 1 DE JUNIO JUEVES VIII DEL T. ORDINARIO NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE

 



De la Fiesta.

 

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE (FIESTA).

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

 

Si ésta es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant: Glorifiquemos a Cristo, que tiene el sacerdocio que no pasa.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant: Glorifiquemos a Cristo, que tiene el sacerdocio que no pasa.

 

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

 

HIMNO

 

A ti, Jesús, te alaban las naciones;

que a tu reino nos llevas,

y en ti cobra esperanza nuestra súplica,

único mediador de cielo y tierra.

 

Verbo de Dios, por quien todo fue hecho,

nacido de María;

tú, la hostia pura, santa, inmaculada,

que de ofrecerse a Dios sola fue digna.

 

Ungido por el Padre, Jesucristo,

eterno sacerdote,

reconcilias al cielo con la tierra,

los hombres y los ángeles te adoren.

 

Dios de Dios verdadero, igual al Padre,

por nosotros te ofreces

en sacrificio, y mueres por nosotros,

trocando en vida eterna nuestra muerte.

 

Clavado en cruz, nos miras, te miramos,

crece el amor, la entrega.

Al Padre, en el Espíritu, contigo,

eleva nuestro canto y nuestra ofrenda. Amén.

 

SALMODIA

MISAL DIARIO PALABRA DE DIOS. LECTURAS DEL JUEVES VIII DEL T. ORDINARIO 1 DE JUNIO JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE (BLANCO) si no puede ver el texto completo da clic aquí en el título.

 "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía".






ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Hb 7, 24

Cristo, mediador de la nueva alianza, por el hecho de permanecer para siempre, posee un sacerdocio perpetuo.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que para gloria tuya y salvación de todos los hombres constituiste sumo y eterno sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a quienes él ha elegido como ministros suyos y administradores de los sacramentos y del Evangelio, la gracia de ser fieles en el cumplimiento de su ministerio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Él fue traspasado por nuestros crímenes.

Del libro del profeta Isaías: 52, 13-53, 12


He aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto. Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca se habían imaginado. ¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado.

Ven y reina, Madre de Dios | 275 voces - coro virtual | Canción a la Vir...

Como Ella (canto a la Virgen María) - Marcela Gael | Música Católica

Tema 20. Los sacramentos

 

ema 20. Los sacramentos

Los sacramentos son signos eficaces de la Gracia. La Gracia santificante es una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios. Los siete sacramentos corresponden a todas las etapas y a todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Forman un conjunto ordenado, en el que la Eucaristía ocupa el centro, pues contiene al Autor mismo de los sacramentos.

• El misterio pascual y los sacramentos
• Naturaleza de los sacramentos
• Los sacramentos y la gracia
• Eficacia de los sacramentos
• Bibliografía

«Toda la vida litúrgica de la Iglesia gravita en torno al sacrificio eucarístico y los sacramentos. Hay en la Iglesia siete sacramentos: Bautismo, Confirmación o Crismación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio»[1].

El misterio pascual y los sacramentos

La resurrección de Cristo forma una unidad con su muerte en la Cruz. Como por la pasión y muerte de Jesús Dios eliminó el pecado y reconcilió consigo el mundo, de modo semejante, por la resurrección de Jesús, Dios inauguró la vida nueva, la vida del mundo futuro, y la puso a disposición de los hombres. Por el don del Espíritu Santo, el Señor nos hace participar de esa vida nueva de su resurrección. Así pues, el misterio pascual es un elemento central de nuestra fe. Constituye siempre el primer anuncio de todo apóstol: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte»[2]. Este es el primer anuncio, porque es el anuncio principal, el que hay que volver a escuchar de diversas maneras y el que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra.

Esta obra de salvación que anunciamos no queda relegada al pasado, pues «cuando llegó su hora (cf. Jn 13,1; 17,1), [Cristo] vivió el único acontecimiento de la historia que no pasa: Jesús muere, es sepultado, resucita de entre los muertos y se sienta a la derecha del Padre una vez por todas (Rm 6,10; Hb 7,27; 9,12). Es un acontecimiento real, sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los demás acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El misterio pascual de Cristo, por el contrario, no puede permanecer solamente en el pasado, pues por su muerte destruyó a la muerte. Todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. El acontecimiento de la Cruz y de la Resurrección permanece y atrae todo hacia la Vida»[3].

Al mismo tiempo, el misterio pascual es tan decisivo que Jesucristo ha vuelto al Padre «solo después de habernos dejado el medio para participar de él, como si hubiéramos estado presentes. Así todo fiel puede tomar parte en él, obteniendo frutos inagotablemente»[4]. Este medio es la sagrada Liturgia: especialmente el sacrificio eucarístico y los sacramentos[5].

Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica: «Sentado a la derecha del Padre y derramando el Espíritu Santo sobre su Cuerpo que es la Iglesia, Cristo actúa ahora por medio de los sacramentos, instituidos por Él para comunicar su gracia»[6]. Los sacramentos son «como fuerzas que brotan del Cuerpo de Cristo (cfr. Lc 5, 17; 6, 19; 8, 46) siempre vivo y vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son las obras maestras de Dios en la nueva y eterna alianza»[7].

La Iglesia anuncia y celebra en su liturgia el Misterio de Cristo a fin de que los fieles vivan de él y den testimonio del mismo en el mundo. «Desde la primera comunidad de Jerusalén hasta la Parusía, las Iglesias de Dios, fieles a la fe apostólica, celebran en todo lugar el mismo Misterio pascual. El Misterio celebrado en la liturgia es uno, pero las formas de su celebración son diversas»[8].

De hecho, la riqueza insondable del Misterio de Cristo es tal que ninguna tradición litúrgica puede agotar su expresión por eso, la historia del nacimiento y del desarrollo de estos ritos testimonia una maravillosa complementariedad[9]. Al tratar la celebración de cada uno de los sacramentos podremos ver cómo «las Iglesias de una misma área geográfica y cultural llegaron a celebrar el Misterio de Cristo a través de expresiones particulares, culturalmente tipificadas»[10].

Naturaleza de los sacramentos

2. Premisa para el estudio de la mística Camino para el estudio de la mística

 



2. Premisa para el estudio de la mística.

2. Premisa para el estudio de la mística
Las consideraciones sobre ella establecidas como sentencias atemporales por el canciller parisino Jean Gerson en su principal obra “ De Mystica Theologia ” constituyen una excelente premisa para el estudio de la mística; este es un tratado especulativo que incluye las lecciones sobre misticismo impartidas en la Universidad de París a principios del siglo XV. Los enunciamos en cursiva y añadimos unas breves observaciones.

1. Además de esa Teología llamada "simbólica" o "propia", existe una Teología Mística.
Lamentablemente, el reconocimiento de la mística como disciplina teológica, seis siglos después de Gerson, aún no se ha producido. En las facultades universitarias de todo el mundo sigue estando anexado a otras disciplinas. Durante mucho tiempo estuvo esclavizado a la Moralidad y visto como la última consecuencia de un camino gradual de mejora (moral). ¡Nada más falso! ¡Hoy también hay quienes la confunden con cierta Filosofía y la mezclan con ella!

Karl Rahner merece el reconocimiento de haberlo liberado de la Moral y haberlo anexado a la Dogmática. ¿Quién sabe cuándo se liberará el Mystique de este yugo adicional, aunque menos pesado?

2. La Teología Mística se funda, para la doctrina que le concierne, en las experiencias interiores producidas en el corazón de las almas devotas, como las otras dos Teologías proceden de operaciones exteriores.
Los místicos renano-flamencos, de los que Gerson es erudito, empiezan a utilizar con cada vez mayor insistencia la terminología de interioridad y hablan de "introversión", de vida "íntima", "interior", para describir no un cierre, sino la apertura a la experiencia profunda y pasiva que viven. Todas sus facultades y energías se dirigen irresistiblemente a lo más profundo del alma, hacia ese centro desde el cual Dios se comunica directamente. Gerson habla de "experiencias internas producidas en los corazones" porque en primer lugar este reflujo de las facultades operativas llega al corazón. Allí opera la unio cordisy uno siente que allí mismo se enciende un fuego sobrenatural de amor; esta llama se encenderá y se convertirá en un verdadero fuego de amor. Pero ojo, la referencia a la interioridad, a lo "íntimo", difiere considerablemente de la nota sentimental que ha asumido el término desde el romanticismo. Por lo tanto, ¡nada de intimismo en la contemplación mística! Además, la "introversión" de la Espiritualidad nada tiene que ver con esa connotación de carácter que la Psicología le da al término.

3. La teología mística, por estar fundada en experiencias conocidas con certeza más perfecta, debe ser juzgada más perfecta y más cierta.
El magisterio de los Santos, y todas las tradiciones espirituales escritas que han atravesado los siglos, se imponen, después de la Sagrada Escritura, con la mayor autoridad. La literatura nacida de la experiencia del Espíritu comunica con elocuencia los misterios del Verbo y su Verdad eterna.

4. Aunque nadie puede aprender perfectamente la Teología Mística si ignora sus principios, que se obtienen a través de la experiencia interior, no obstante, no debe desistir de ofrecer y aceptar su doctrina.