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martes, 23 de abril de 2024

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 24 DE ABRIL



PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

Dijo Jesús a Marta en Betania: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» (Jn 11,25-27).

Pensamiento franciscano:

Del Testamento de santa Clara: «Entre los otros beneficios que hemos recibido y recibimos cada día de nuestro espléndido benefactor el Padre de las misericordias, y por los que más debemos dar gracias al Padre glorioso de Cristo, está el de nuestra vocación, por la que, cuanto más perfecta y mayor es, más y más deudoras le somos. Por lo cual dice el Apóstol: Reconoce tu vocación» (TestCl 2-4).

Orar con la Iglesia:

Por Jesucristo hemos renacido del agua y del Espíritu Santo. Oremos, pues, como hijos, al Padre que nos ama y nos escucha.

-Por la Iglesia: para que se deje siempre guiar por la luz de Cristo y el impulso del Espíritu Santo.

-Por todos los bautizados y en particular por los adultos recién bautizados: para que, iluminados por Cristo, seamos sus testigos ante los hombres.

-Por las autoridades públicas: para que busquen el bien de todos y promuevan la paz y la solidaridad.

-Por los que celebramos con gozo la Pascua del Señor: para que, con la ayuda del Espíritu, ofrezcamos a todos la verdadera imagen de Cristo.

Oración: Escúchanos, Señor, y concédenos ser, en todo momento y lugar, vehículos de la salvación que nos mereció Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén


 

Salmo 72 III

 



Salmo 72 III


Cuando mi corazón se agriaba

y me punzaba mi interior,

yo era un necio y un ignorante,

yo era un animal ante ti.


Pero yo siempre estaré contigo,

tú tomas mi mano derecha,

me guías según tus planes,

y me llevas a un destino glorioso.


¿No te tengo a ti en el cielo?;

y contigo, ¿qué me importa la tierra?

Se consumen mi corazón y mi carne

por Dios, mi herencia eterna.


Sí: los que se alejan de ti se pierden;

tú destruyes a los que te son infieles.


Para mí lo bueno es estar junto a Dios,

hacer del Señor mi refugio,

y proclamar todas tus acciones

en las puertas de Sión.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendito sea Dios

 


Bendito sea Dios
Se reza en la Adoración Eucarística o en la misa cuando se vea impedido de comulgar

Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Oremos:

Oh Dios, que en este sacramento admirable
nos dejaste el memorial de Tú pasión;

Te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de Tu redención.

Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amen.



iércoles, 24 de abril de 2024 Santo Evangelio 24 de Abril 2024

 



Texto del Evangelio (Jn 12,44-50):

 En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».



«El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado»


P. Julio César RAMOS González SDB

(Mendoza, Argentina)

Hoy, Jesús grita; grita como quien dice palabras que deben ser escuchadas claramente por todos. Su grito sintetiza su misión salvadora, pues ha venido para «salvar al mundo» (Jn 12,47), pero no por sí mismo sino en nombre del «Padre que me ha enviado y me ha mandado lo que tengo que decir y hablar» (Jn 12,49).

Todavía no hace un mes que celebrábamos el Triduo Pascual: ¡cuán presente estuvo el Padre en la hora extrema, la hora de la Cruz! Como ha escrito san Juan Pablo II, «Jesús, abrumado por la previsión de la prueba que le espera, solo ante Dios, lo invoca con su habitual y tierna expresión de confianza: ‘Abbá, Padre’». En las siguientes horas, se hace patente el estrecho diálogo del Hijo con el Padre: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34); «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46).

La importancia de esta obra del Padre y de su enviado, se merece la respuesta personal de quien escucha. Esta respuesta es el creer, es decir, la fe (cf. Jn 12,44); fe que nos da —por el mismo Jesús— la luz para no seguir en tinieblas. Por el contrario, el que rechaza todos estos dones y manifestaciones, y no guarda esas palabras «ya tiene quien le juzgue: la Palabra» (Jn 12,48).

Aceptar a Jesús, entonces, es creer, ver, escuchar al Padre, significa no estar en tinieblas, obedecer el mandato de vida eterna. Bien nos viene la amonestación de san Juan de la Cruz: «[El Padre] todo nos lo habló junto y de una vez por esta sola Palabra (...). Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, evitando querer otra alguna cosa o novedad».

SAN FIDEL DE SIGMARINGEN Sacerdote y Mártir

 



24 DE ABRIL SAN FIDEL DE SIGMARINGEN SACERDOTE Y MÁRTIR

SAN FIDEL DE SIGMARINGEN

Sacerdote y Mártir

PALABRA DE DIOS DIARIA

San Fidel de Sigmaringen, presbítero y mártir, el cual, siendo abogado, decidió entrar en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, llevando una vida observante de vigilias y oraciones. Asiduo en la predicación de la Palabra de Dios, fue enviado a la región de Recia para consolidar la verdadera doctrina, y en Sevis, de Suiza, fue martirizado por los herejes a causa de la fe católica (1622).

Etimológicamente: Fidel = Aquel que es digno de confianza, es de origen latino.Nació en Sigmaringen, Alemania, en 1577.

Tenía una inteligencia muy vivaz y fue enviado a estudiar a la Universidad de Friburgo, donde obtuvo doctorado en ambos derechos, y luego llegó a ser profesor muy estimado de filosofía y letras. Durante seis años fue encargado de la educación de varios jóvenes de las familias principales de Suabia (Alemania), a los cuales llevó por varios países de Europa para que conocieran la cultura y el modo de ser de las diversas naciones. Sus alumnos se quedaban admirados del continuo buen ejemplo de su profesor en el cual no podían encontrar ni una palabra ni un acto que no fueran de buen ejemplo. Lo que los otros gastaban en cucherías él lo gastaba en dar limosnas.

Como abogado, Fidel se dedicó a defender gratuitamente a los pobres que no tenían con qué costearse un defensor. Su generosidad era tan grande que la gente lo llamaba "El abogado de los pobres". Ya desde muy joven renunciaba a conseguir y estrenar trajes nuevos y el dinero que con eso ahorraba lo repartía entre las gentes más necesitadas. Jamás en su vida de estudiante ni en sus años de profesional tomó licor, ni nadie lo vio en reuniones mundanas o que ofrecieran peligro para la virtud. Sus compañeros de abogacía se admiraban de que este sabio doctor nunca empleaba palabras ofensivas en los pleitos que sostenía (y sus contrarios sí las usaban y muy terribles).

Un día el abogado contrario a un pleito, le ofreció en secreto una gran cantidad de dinero, con tal de que arreglaran los dos en privado y se le diera la victoria al rico que había cometido la injusticia. Fidel se quedó aterrado al constatar lo fácil que es para un abogado el prestarse a trampas y vender su alma a Satanás por unas monedas como lo hizo Judas. Y dispuso dejar la abogacía y entrar de religioso capuchino. Tenía 35 años.

Dividió sus importantes riquezas en dos partes: la mitad la repartió a los pobres, y la otra mitad la dio al Sr. Obispo para que hiciera un fondo para costear los estudios a seminaristas pobres.

Con razón le pusieron después esta leyenda debajo de su retrato:

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. 24 DE ABRIL MIÉRCOLES IV DE PASCUA

 


Propio del Tiempo. Salterio IV


OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: OFREZCAN LOS CRISTIANOS

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén.

SALMODIA

"Resurrección aleluya".

 


"Resurrección aleluya".

CRISTO HA RESUCITADO

Resurrección aleluya alegría debe tener vuestro corazón.

Gozo pleno deben tener porque Yo he resucitado y si Yo resucite ustedes resucitarán.

Hermanos míos sois verdaderamente y como hermanos hijos del mismo Padre herederos sois de esta vida eterna conquistada por Mi.

Vencí la muerte para que ustedes tuvieran La Vida Eterna. ¿Donde esta muerte tu victoria que si Yo te he vencido?

Vengan y beban de la fuente de la vida y ya no tendrán sed.

Míos son ya, y todo aquél que crea en Mi que Soy Hijo del Padre vivirá.

Fuera el temor, fuera la angustia, si ya me tienen a Mi que Soy la Vida

Recuerden que aquél que me da su corazón ya en cambio tiene el Mío y así ya no es uno solo sino que vive en Mi.

El amor es lo más importante porque el Amor Soy Yo.

Por esto Yo le pido a Mi Padre que todos se salven, que ninguno se pierda, porque Míos son y que sean uno sólo como Yo lo soy con Mi Padre.

El que crea y entienda este amor haremos una morada y viviremos en él. Porque viviendo el amor el está en Mí y Yo en él.

La resurrección se va construyendo en la vida, con sus actos de amor.

María vivió este amor y esta caridad y gozando en la vida de esta unión.

Pedid y se os dará, tocad y se os abrirá, y nada que me pidan en Mi nombre a Mi Padre se os negará.

Sagrado Corazón de Jesús.

Siervos del Divino Amor.