sábado, 30 de abril de 2022

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN Domingo , 01 de mayo del 2022.


PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

San Pablo, al despedirse de los ancianos de Mileto, dijo: «De ninguno he codiciado dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han bastado para cubrir mis necesidades y las de los que están conmigo. Siempre os he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: "Hay más dicha en dar que en recibir"» (Hch 20,33-35).

Pensamiento franciscano:

San Francisco dice en su Testamento: «Yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y quiero firmemente que todos los otros hermanos trabajen en trabajo que conviene al decoro. Los que no saben, que aprendan, no por la codicia de recibir el precio del trabajo, sino por el ejemplo y para rechazar la ociosidad. Y cuando no se nos dé el precio del trabajo, recurramos a la mesa del Señor, pidiendo limosna de puerta en puerta» (Test 20-22).

Orar con la Iglesia:

Oremos a Dios Padre, que nos llama a todos a colaborar con nuestro trabajo en su obra creadora.

-Para que la Iglesia sepa expresar su solidaridad con el mundo del trabajo.

-Para que los creyentes, llamados a dar un testimonio cristiano cualificado en sus ambientes de trabajo, no se desalienten ante las dificultades.

-Para que cuantos tienen autoridad o responsabilidad en la vida económica y social, tengan siempre muy en cuenta el bien y la dignidad de la persona.

-Para que, contemplando a Jesús, a María y a José, aprendamos a valorar el trabajo como servicio a los demás, medio de realización personal y contribución al bien común.

Oración: Escucha, Señor, nuestra oración en este día del trabajo y haz que, como hijos tuyos, colaboremos en la obra de tu creación para gloria tuya y bien de nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



 

Maestro de humanidad:

 

Maestro de humanidad

¡Buenos días, gente buena!

III Domingo de Pascua C

Evangelio:

Juan 21,1-19

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban junto Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. 

Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar». Ellos le respondieron: «Vamos también nosotros». Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. 

Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. 

Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo para comer?». Ellos respondieron: «No». él les dijo: «Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. 

El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. 

Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. 

Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. 

Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar». 

Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. 

Jesús les dijo: «Vengan a comer». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?», porque sabían que era el Señor. 

Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. 

Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos. 

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos». 

Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas». 

Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. 

Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». 

De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme». 

Palabra del Señor. 

El lenguaje simple de los afectos y el Maestro de humanidad.

Una mañana en el lago, luego de que Jesús ha preparado el alimento, como una madre, para sus amigos que regresan de una noche vacía, el magnífico diálogo entre el Resucitado y Pedro, hecho con los ojos a la altura del corazón. Tres preguntas iguales y cada vez diferentes, el diálogo más hermoso de toda la literatura del mundo: Simón de Juan, ¿me amas más que todos? ¿Me amas? ¿Me quieres mucho?

Es conmovedora la humanidad de Jesús. Quisiera decir, sin temor de contradicción, que este es el Dios de la total humanidad y que por esto lo he escogido. Jesús ha resucitado, está volviendo al Padre, y sin embargo pide amor, amor humano. El, que ha dicho a la Magdalena, “no me detengas, debo subir”, sin embargo, es entretenido en la tierra por una necesidad, un hambre humanísima y divina. Puede irse, se ha asegurado de ser amado.

Debo irme y les dejo una pregunta: ¿he suscitado amor en ustedes? No le pregunta a Simón: Pedro, ¿has entendido mi mensaje? ¿Está claro lo que he hecho? ¿Lo que debes anunciar a los demás? Sus palabras rebasan las expectativas: yo dejo todo al amor, no a doctrinas, no a sistemas de pensamiento, ni siquiera a proyectos de cualquier otro tipo. Mi proyecto, mi mensaje, es el amor.

Jesús, Maestro de humanidad, usa el lenguaje simple de los afectos, preguntas que resuenan sobre la tierra infinitas veces, bajo todos los cielos, en labios de todos los enamorados que no se cansan de preguntar y de saber: ¿Me amas? ¿Me quieres mucho?

Extrema simplicidad de palabras que nunca bastan porque la vida tiene un hambre insaciable de ellas: de preguntas y respuestas que hasta un niño entiende, porque es lo que escucha decir a la mamá todos los días. El lenguaje de las raíces profundas de la vida coincide con el lenguaje religioso. Simplificación prodigiosa: las mismas leyes rigen la vida y el Evangelio, el corazón y el cielo.

En aquel tiempo, en este tiempo, Jesús repite: a ustedes que, como Pedro, no están seguros de ustedes mismos a causa de tantos engaños, pero que a pesar de todo me aman, a ustedes confío mi Evangelio. El milagro es que mi debilidad incurable, todo mi cansancio inútil, las noches de pesca sin fruto, las traiciones, no son una objeción para el Señor, sino una ocasión para ser hechos nuevos, para estar bien con él, para entender mejor su corazón y renovar nuestra opción por él.

Esto le interesa al Maestro: reencender la mecha de la llama que se apaga (Is 42, 3), un corazón reencendido, una pasión resucitada: Pedro, ¿me amas tu ahora? Santidad y renovar la pasión por Cristo, ahora. Toda la ley está precedida por un “eres amado” y seguida por un “amarás”. Eres amado, fundamento de la ley; amarás, su cumplimiento. Quien aparta la ley de este fundamento amará lo contrario de la vida.

¡Feliz Domingo!

¡Paz y Bien!

Fr. Arturo Ríos Lara, ofm

Compartir en Cristo (Selección mariana) PATRIS CORDE y CATEQUESIS (Papa Francisco sobre S. José)


Selección mariana) PATRIS CORDE y CATEQUESIS (Papa Francisco sobre S. José)

Con corazón de padre (Patris corde): Así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José»… Después de María, Madre de Dios, ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo.

1.Padre amado: Como esposo de María de Nazaret, san José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento.

3.Padre en la obediencia: En el primer sueño el ángel lo ayudó a resolver su grave dilema… (Mt 1,24). Con la obediencia superó su drama y salvó a María… En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.

4.Padre en la acogida: José acogió a María sin poner condiciones previas.

5.Padre de la valentía creativa: El Evangelio no da ninguna información sobre el tiempo en que María, José y el Niño permanecieron en Egipto. No hace falta mucha imaginación para llenar el silencio del Evangelio a este respecto. La Sagrada Familia tuvo que afrontar problemas concretos como todas las demás familias…
Al final de cada relato en el que José es el protagonista, el Evangelio señala que él se levantó, tomó al Niño y a su madre e hizo lo que Dios le había mandado (cf. Mt 1,24; 2,14.21). De hecho, Jesús y María, su madre, son el tesoro más preciado de nuestra fe.

En el plan de salvación no se puede separar al Hijo de la Madre, de aquella que «avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente su unión con su Hijo hasta la cruz»…
El Hijo del Todopoderoso viene al mundo asumiendo una condición de gran debilidad. Necesita de José para ser defendido, protegido, cuidado, criado. Dios confía en este hombre, del mismo modo que lo hace María… En este sentido, san José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre.

7.Padre en la sombra: Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida.

CATEQUESIS SOBRE SAN JOSÉ (2021-2022) (Selección mariana)

San José en la historia de salvación (24 nov. 2021): … En el Evangelio de Lucas, José aparece como el custodio de Jesús y de María. Y por esto es también «el Custodio de la Iglesia…

José, hombre justo y esposo de María (1 dic. 2021): … Hoy quisiera profundizar en su ser “justo” y “desposado con María… el amor por María y la confianza que tiene en ella le sugieren una forma que salva la observancia de la ley y el honor de la esposa …

San José como un migrante perseguido y valiente (29 dic. 2021):… Su valentía surge también en el momento de su regreso… se instala con María y Jesús en Nazaret (cf. Mt 2,19-23)…. la vida cotidiana de cada persona requiere valor…. la vida siempre nos depara adversidades. pensemos en Jesús en brazos de José y María, huyendo, y veamos en él a cada uno de los migrantes de hoy…


 

Liturgia de la Palabra:


Liturgia de la Palabra:

01/05/2022
Domingo de la tercera semana de Pascua.
PRIMERA LECTURA
Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 27b-32. 40b-41
En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen».
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 29, 2 y 4. 5 y 6. 11 y 12a y 13b
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mi.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
celebrad el recuerdo de su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R.
Escucha, Señor, y ten piedad de mi;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

SEGUNDA LECTURA
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder y la riqueza.
Lectura del libro del Apocalipsis 5, 11-14
Yo, Juan, miré, y escuché la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los vivientes y de los ancianos, y eran miles de miles, miríadas de miríadas, y decían con voz potente:
«Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza».
Y escuché a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar - todo lo que hay en ellos -, que decían:
«Al que está sentado en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos».
Y los cuatro vivientes respondían: «Amén».
Y los ancianos se postraron y adoraron.
Palabra de Dios.

Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Ha resucitado Cristo, que creó todas las cosas,
y se ha compadecido del género humano. R.

EVANGELIO
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo; Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor. 

 

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. 1 DE MAYO DOMINGO III DE PASCUA.




Propio del Tiempo. Salterio III

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.



Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: OH PERPETUO PASTOR QUE PURIFICAS

Oh perpetuo Pastor que purificas
a tu grey con las aguas bautismales,
en las que hallan limpieza nuestras mentes
y sepulcro final nuestras maldades.

Oh tú que, al ver manchada nuestra especie
por obra del demonio y de sus fraudes,
asumiste la carne de los hombres
y su forma perdida reformaste.

Oh tú que, en una cruz clavado un día,
llegaste por amor a extremos tales,
que pagaste la deuda de los hombres
con el precio divino de tu sangre.

Oh Jesucristo, libra de la muerte
a cuantos hoy reviven y renacen,
para que seas el perenne gozo
pascual de nuestras mentes inmortales.

Gloria al Padre celeste y gloria al Hijo,
que de la muerte resurgió triunfante,
y gloria con entrambos al divino Paracleto,
por siglos incesantes. Amén.

SALMODIA

MISAL DIARIO PALABRA DE DIOS. LECTURAS DEL DOMINGO III DE PASCUA 1 DE MAYO (BLANCO)

 Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".






ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 1-2

Aclama a Dios, tierra entera. Canten todos un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido, para que, al alegrarse hoy por haber recobrado la dignidad de su adopción filial, aguarde seguro su gozosa esperanza el día de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 5, 27-32. 40-41


En aquellos días, el sumo sacerdote reprendió a los apóstoles y les dijo: "Les hemos prohibido enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre".

Reflexión 120: Amor Puro de Dios

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina

Reflexión 120: Amor Puro de Dios

El propósito último de tu vida es el amor. Y, más concretamente, es primero amar a Dios con un amor puro. Para que el amor sea puro, debe estar libre de todo egoísmo. El amor puro mira sólo al que es amado. Cuando amamos a Dios con un amor puro, encontraremos que somos atraídos a Dios por Él, porque Él es glorioso y digno de nuestro amor, y porque amarlo es correcto y justo. Cuando podamos amar de esta manera, desinteresadamente y enfocados solo en la grandeza y belleza de Dios, entonces descubriremos algo más glorioso. Descubriremos que, como resultado de nuestro amor puro a Dios, también estamos llenos de un gozo tan abundante y poderoso que no necesitamos otra recompensa. El gozo que nos llena por amar a Dios con un amor puro, se vuelve tan fuerte que se desborda en un amor profundo y sincero por los demás. Esta es la mayor satisfacción de la vida. Verdaderamente no necesitamos nada más para ser felices más allá de toda medida (VerDiario #576).

¿Estás feliz? Si no, ¿a qué culpas de tu falta de felicidad? Es fácil señalar y asignar culpas. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que la felicidad viene solo como resultado de nuestra elección de amar a Dios con un corazón puro de amor. Reflexiona sobre si esto es algo que estás experimentando en tu vida. Reflexiona sobre el amor y el afecto que tienes por Dios. Piensa en cuán fuerte o cuán débil es este amor. Y recuérdate que, si amas puramente a Dios y por encima de todo, este amor ordenará tu vida tan perfectamente que el gozo que experimentes te satisfará por encima de cualquier otro consuelo terrenal. Si quieres ser feliz, busca amar a Dios con un corazón completo y puro.

Señor, sé que mi amor por ti está lejos de ser perfecto. Ayúdame, este día, a volver mis ojos y mi corazón más plenamente a Ti para que mi amor por Ti se purifique, permitiéndome amarte sobre todas las cosas por Ti mismo, porque Tú mereces mi amor total. En mi amor por Ti, te agradezco el gozo que esto produce. Que esa alegría se desborde tan abundantemente que encuentre perfecta satisfacción y felicidad en este amor. Jesús, en Ti confío.



Superando el miedo diario 30 de abril de 2022 Sábado de la Segunda Semana de Pascua

 



Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!

Superando el miedo diario
30 de abril de 2022
Sábado de la Segunda Semana de Pascua
Lecturas para hoy

San Pío V, Papa—Memoria opcional

Cuando habían remado unas tres o cuatro millas, vieron a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y comenzaron a tener miedo. Pero él les dijo: “Soy yo. No temáis”. Juan 6:19–20

Esta frase tan familiar fue pronunciada una vez más: “No tengas miedo”.

El escenario es significativo. Está oscuro y los Apóstoles están en el mar. Si alguna vez has estado en medio del mar cuando está oscuro, sabrás que esto es un poco aterrador. No puedes ver la tierra y te sientes como si estuvieras rodeado por nada. Los Apóstoles se habrían sentido un poco perdidos como si estuvieran en medio de la nada.

Pero, en medio de esta experiencia, Jesús vino caminando hacia ellos y les dijo: “Soy yo, no tengan miedo”. Esto habría sido bastante consolador para ellos.

Hay que ver en esta experiencia de los Apóstoles la experiencia cotidiana que tantos tienen. Muchos pueden sentirse como si estuvieran rodeados de nada, solos y perdidos. Claro, esto puede no ser un sentimiento abrumador para algunos, pero con demasiada frecuencia es una experiencia que muchos tienen en un grado u otro.

Este pasaje del Evangelio nos revela que Jesús viene a nosotros sin importar dónde estemos o sea cual sea la situación en la que nos encontremos. Él no espera que vayamos a buscarlo, sino que entra en nuestras vidas allí donde estamos. .

Esta experiencia de estar en el mar en la oscuridad se presenta de muchas formas. Quizás tu vida esté llena de actividad, pero todavía te sientes solo. Quizás tu vida es una en la que no tienes muchos a tu alrededor y sientes la experiencia constante del aislamiento. O tal vez pones buena cara y te presentas como alguien que lo tiene todo bajo control, pero por dentro estás luchando profundamente. Cualquiera que sea el caso, Jesús quiere venir a ti y consolarte.

Reflexiona, hoy, sobre estas palabras de Jesús. Escúchalo decirte: “Soy yo”. Mientras lo escucha decir estas palabras, vuélvase hacia Él y reconozca Su presencia. Deja que entre en el mar oscuro para que sientas que te rodea. Escúchalo decir: “No tengas miedo”. Hay tantas experiencias en la vida que podemos temer. Tantas veces que el miedo puede apoderarse de nosotros. Si nos permitimos centrarnos en Jesús, el miedo a nuestro entorno cotidiano desaparece. Descubrimos, en lo más profundo, que Jesús está allí mismo y que todo está bien porque Él se preocupa y tiene el control. Déjalo entrar en la barca de tu corazón y deja que Él se haga cargo. Él viene a ti y está esperando una respuesta.

Señor de todo consuelo, tantas veces no reconozco tu divina presencia en mi vida. Muy a menudo no te veo venir a mí. Ayúdame a saber que Tú siempre estás ahí. Libérame de los muchos temores de la vida, amado Señor, y dame valor para recibirte plenamente en mi vida. Jesús, en Ti confío.