Sábado semana segunda de Pascua (30 abril, S. Pío V)
De Corazón a corazón: Hch 6,1-7 ("Nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra"); Jn 6,16-21 ("Soy yo, no temáis")
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: La vida es un camino no siempre en línea recta ni tampoco como una balsa de aceite. Cada discípulo de Cristo es una historia de su presencia como resucitado. Cuando uno cree en él y le ama de verdad, no ve fantasmas, sino siempre y en todo, huellas de su presencia. Si el apóstol se dedica a amarle y hacerle amar, entonces "experimenta la presencia de Cristo que lo acompaña en todo momento de su vida" (S.Juan Pablo II, Redemptoris Missio, n.88).
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: La "presencia" de María es "activa y materna" (S.Juan Pablo II, Redemptoris Mater, nn.1 y 24). El concilio Vaticano II la califica de "influjo salvífico" (LG 60). Jesús Resucitado, que nos acompaña, ha glorificado a su Madre y nuestra (en su Asunción) para que también nos acompañe.
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