miércoles, 27 de abril de 2022

Reflexión 117: El recinto de tu corazón

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina

Reflexión 117: El recinto de tu corazón

Algunas hermanas religiosas y monjes viven una vida enclaustrada dentro de los límites de un recinto. Nadie puede entrar en ese recinto sin una buena razón, a menos que sea miembro de esa comunidad de fe. Otros pueden entrar solo con el permiso del superior. Puede ser que una hermana esté gravemente enferma y necesite el Sacramento de la Unción, o puede ser que un obrero deba entrar para una reparación necesaria. La imagen de un recinto es análoga a nuestra alma. Debemos darle la llave a Jesús y dejar que Él la guarde. Sólo permitirá la entrada a los que pertenecen (Ver Diario #554).

¿Qué es lo que permites en tu alma? ¿Permites que el Señor te guarde y gobierne tus pensamientos internos y tu corazón? Con demasiada frecuencia, permitimos que entren muchas cosas mundanas. Abrimos de par en par la puerta a las tentaciones del pecado y la inmundicia. Entrega la llave de tu alma a nuestro Señor. Él te protegerá y te mantendrá a salvo. Él dará la bienvenida a todos aquellos con quienes Él desea que mores, y abrirá la puerta a aquellos que vienen a sanar y restaurar. Pero Él protegerá diligentemente este espacio sagrado de tu alma de lo que no le pertenece, si se lo permites.

Señor, te doy la única llave de mi alma. Te elijo como mi guardián este día. Permíteme tener comunión, libremente, con aquellos a quienes Tú has invitado a mi vida y puesto ante mí. Ayúdame a amarlos ya servirlos con todo mi corazón. Mientras te doy esta llave, te agradezco que me protegerás. Que confíe en Ti y nunca busque acoger lo que te desagrada y lo que no acoges. Jesús, en Ti confío.




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