Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!
Un milagro interesante
28 de marzo de 2022
Lunes de la Cuarta Semana de Cuaresma
Lecturas para Hoy
Jesús le dijo: “A menos que ustedes vean señales y prodigios, no creerán”. El funcionario real le dijo: “Señor, desciende antes de que muera mi hijo”. Jesús le dijo: “Puedes irte; tu hijo vivirá.” Juan 4:48–50
De hecho, el niño vive y el funcionario real se llena de alegría cuando regresa a casa y descubre que su hijo fue sanado. Esta curación tuvo lugar al mismo tiempo que Jesús dijo que sería sanado.
Una cosa interesante de notar acerca de este pasaje es el contraste de las palabras de Jesús. Al principio, casi suena como si Jesús estuviera enojado cuando dice: “A menos que ustedes vean señales y prodigios, no creerán”. Pero luego sana inmediatamente al niño diciéndole al hombre: “Tu hijo vivirá”. ¿Por qué este aparente contraste en las palabras y acciones de Jesús?
Debemos notar que las palabras iniciales de Jesús no son tanto una crítica; más bien, son simplemente palabras de verdad. Él es consciente del hecho de que muchas personas carecen de fe, o al menos son débiles en la fe. También es consciente del hecho de que las "señales y prodigios" son beneficiosas para las personas a veces para ayudarlas a creer. Aunque esta necesidad de ver “señales y prodigios” está lejos de ser ideal, Jesús trabaja con ella. Utiliza este deseo de un milagro como una forma de ofrecer la fe.
Lo que es importante entender es que el objetivo final de Jesús no era la sanidad física, aunque este fue un acto de gran amor; más bien, su objetivo final era aumentar la fe de este padre ofreciéndole el don de la curación de su hijo. Esto es importante de entender porque todo lo que experimentemos en la vida de nuestro Señor tendrá como meta una profundización de nuestra fe. A veces eso toma la forma de “señales y prodigios”, mientras que otras veces puede ser Su presencia sustentadora en medio de una prueba sin ninguna señal o prodigio visible. La meta por la que debemos esforzarnos es la fe , permitiendo que cualquier cosa que nuestro Señor haga en nuestras vidas se convierta en la fuente del aumento de nuestra fe.
Reflexiona, hoy, sobre tu propio nivel de fe y confianza. Y trabaja para discernir las acciones de Dios en tu vida para que esas acciones produzcan mayor fe. Aférrate a Él, cree que Él te ama, sabe que Él tiene la respuesta que necesitas y búscalo en todas las cosas. Él nunca te decepcionará.
Mi amado Señor, por favor aumenta mi fe. Ayúdame a verte actuar en mi vida y descubrir tu amor perfecto en todas las cosas. Mientras te veo obrar en mi vida, ayúdame a conocer, con mayor certeza, tu amor perfecto. Jesús, en Ti confío.
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