jueves, 24 de marzo de 2022

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN Viernes , 25 de marzo del 2022.


PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (cf. Lc 1,26-31.38).

Pensamiento franciscano:

Del Saludo de san Francisco a la Virgen: «Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, consagrada por Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien. Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya. Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya...» (SalVM 1-5).

Orar con la Iglesia:

Los que celebramos hoy el principio de nuestra salvación en la Anunciación del Señor, oremos jubilosos a Dios Padre.

-Haz que, como la Virgen María recibió con gozo el anuncio del ángel, nosotros recibamos siempre de buen grado a nuestro Salvador.

-Tú que miraste la humildad de tu esclava, acuérdate y compadécete de nosotros, siervos e hijos tuyos.

-De igual manera que María, la nueva Eva, se sometió a tu palabra divina, haz que nosotros acojamos y cumplamos contentos tu voluntad.

-Que santa María, Virgen y Madre, socorra a los pobres, conforte a los débiles, consuele a los tristes, ruegue por el pueblo, interceda por el clero.

Oración: Dios Padre nuestro, haz que, como tu Hijo al entrar en el mundo, te digamos: «Aquí estoy para hacer tu voluntad», y como María en la Anunciación y en toda su vida, te respondamos: «Hágase en mí según tu palabra». Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




 

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