lunes, 21 de febrero de 2022

SÚPLICA A LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO

 




Indulgenciada por el Papa Pío VII

         Oh Sangre Preciosísima de vida eterna,

precio y rescate de todo el universo
bebida y purificación de nuestras almas,
que defiendes continuamente
la causa de los hombres
ante el trono de la Suprema Misericordia!
Os adoro profundamente,
y quisiera desagraviaros,
hasta donde me sea posible,
de las injurias y ultrajes que recibís continuamente
de las criaturas humanas;
y especialmente de aquellas
que se atreven temerariamente a blasfemar de Vos. 

Y

¿quién no bendecirá esta Sangre de infinito valor?
¿Quién no se sentirá inflamado de amor
para con Jesús que la derramó?
¿Qué sería de mí si no hubiese sido rescatado
por esta Divina Sangre?
¿Quién os sacó hasta la última gota
de las venas de mi Señor?

¡Ah! el amor fue ciertamente.

¡Oh amor inmenso,
que nos has dado este bálsamo saludable!
¡Oh bálsamo inestimable,
emanado de la fuente de un amor inmenso!
¡oh! haced que todos los corazones
y todas las lenguas puedan alabaros,
 encomiaros y daros gracias ahora y siempre
y hasta el día de la eternidad.
Amén.

El Papa Pío VII, con rescripto de 18 de octubre de 1815, que se conserva en el archivo de la Archicofradía de la Preciosa Sangre de Jesucristo, además de concedió 300 días de indulgencia por cada día a los que con corazón contrito rezaren esta oración.
Concedió también el mismo Pontífice 100 días de indulgencia por cada día a todo el que rece con devoción las siguientes aspiraciones.




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