100 días de Indulgencia cada vez que se rezaren:
Viva, viva Jesús,
que por mi salvación derramó
toda la sangre de Su Corazón.
La Preciosísima Sangre de Jesús fue mi vida.
Bendita sea Su bondad infinita.
Sea siempre alabada la Sangre del Crucificado.
Que al mundo del infierno ha rescatado.
Esta Sangre por bebida se nos ha dado,
y del pecado a las almas ha lavado.
La Sangre de Jesús aplaca la indignación del Eterno,
y nos lleva a su mansión.
Si la sangre de Abel clama venganza,
pues la de Jesús perdona y alcanza.
Si de esta Sangre nuestro corazón se llena,
el ministro del furor divino pronto se ahuyenta.
Si la Divina Sangre de Jesús se enaltece,
triunfa el Cielo, y el abismo se entristece.
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