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Domingo octavo Tiempo Ordinario (27 febrero 2022)
Publicado el sábado, 26 febrero 2022| Comentarios desactivadosen Domingo octavo Tiempo Ordinario (27 febrero 2022)
De Corazón a corazón: Sir 27,5-8 ("El fruto demuestra cómo ha sido cultivado el árbol"); 1Cor 15,54-58 ("¡Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!"); Lc 6,39-45 ("La viga de tu ojo… la paja en el ojo de tu hermano… Todo árbol se conoce por su fruto")
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Hay mucha trampa en las relaciones humanas. Falta la sinceridad de escuchar y de hablar de corazón a corazón y la solidaridad de compartir todo con los miembros de una misma familia humana. Jesús, "Emmanuel", Dios con nosotros, es el único Salvador, que ha venido a purificar, iluminar, transformar. Damos buenos frutos de caridad, sólo si estamos enjertados en Él, que es "el árbol plantado junto a las aguas" (Jer 17,8). “En realidad, una sana apertura nunca atenta contra la identidad… Entonces, cada persona que nace en un contexto determinado se sabe perteneciente a una familia más grande sin la que no es posible comprenderse en plenitud… ningún pueblo, cultura o persona puede obtener todo de sí” (Fratelli tutti, n.148 y 159)
Domingo octavo Tiempo Ordinario (27 febrero 2022)
Publicado el sábado, 26 febrero 2022| Comentarios desactivadosen Domingo octavo Tiempo Ordinario (27 febrero 2022)
De Corazón a corazón: Sir 27,5-8 ("El fruto demuestra cómo ha sido cultivado el árbol"); 1Cor 15,54-58 ("¡Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!"); Lc 6,39-45 ("La viga de tu ojo… la paja en el ojo de tu hermano… Todo árbol se conoce por su fruto")
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Hay mucha trampa en las relaciones humanas. Falta la sinceridad de escuchar y de hablar de corazón a corazón y la solidaridad de compartir todo con los miembros de una misma familia humana. Jesús, "Emmanuel", Dios con nosotros, es el único Salvador, que ha venido a purificar, iluminar, transformar. Damos buenos frutos de caridad, sólo si estamos enjertados en Él, que es "el árbol plantado junto a las aguas" (Jer 17,8). “En realidad, una sana apertura nunca atenta contra la identidad… Entonces, cada persona que nace en un contexto determinado se sabe perteneciente a una familia más grande sin la que no es posible comprenderse en plenitud… ningún pueblo, cultura o persona puede obtener todo de sí” (Fratelli tutti, n.148 y 159)
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