Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!
El costo del discipulado
28 de febrero de 2022
Lunes de la octava semana del tiempo ordinario
Lecturas para hoy
Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: “Una cosa te falta. Anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces ven, sígueme. Ante esa declaración, su rostro se desanimó y se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Marcos 10:21-22
Hay dos cosas importantes que señalar en este pasaje de las Escrituras. La primera es la reacción de Jesús y la segunda es la reacción del joven rico.
Jesús, dice, lo miró y “lo amó”. Es importante tener en cuenta esta línea como un precursor de lo que Jesús llama a hacer a este joven. Lo llama a renunciar a todo lo que tiene, a darlo todo y venir a seguir a Jesús. Y Jesús lo invitó a hacerlo por amor.
Jesús está invitando a este joven a ganar mucho más de lo que posee actualmente. Por eso Jesús lo miró con amor antes de invitar al joven a seguirlo de manera total y radical. Pero, en este caso, amar a Jesús iba a doler. Iba a doler en el sentido de que seguir a Jesús requería un sacrificio total de todo. Fue total y radical. Fue duro, al menos desde un punto de vista puramente humano y mundano. Pero el amor de Jesús por este joven era tan perfecto que estuvo dispuesto a invitarlo a soportar el sacrificio de todo para que el rico pudiera ganar mucho más.
Estamos invitados a hacer lo mismo. No, no podemos ser llamados a seguir a Jesús en la forma única y radical de renunciar a todas nuestras posesiones físicas. Pero estamos llamados a seguir a Jesús en el mismo grado de confianza y abandono a su voluntad divina. Y eso inevitablemente requerirá sacrificio. Sacrifícate al máximo grado.
Nuestra reacción al llamado de Jesús al discipulado es clave. ¿Cómo responderemos a esta invitación a darnos completamente? El joven rico reaccionó al principio con tristeza. No aceptó la invitación que Jesús le ofreció. No sabemos si finalmente siguió a Jesús de esta manera radical y total, pero sí conocemos su primera reacción.
Muchas veces esta es también nuestra primera reacción. Queremos ser fieles y queremos seguir a Cristo sin importar lo que Él pida. Pero cuando se nos da una invitación concreta para responder a Su llamado, nos alejamos con tristeza pensando que la invitación es demasiado exigente.
Reflexiona, hoy, sobre este joven rico. Mire su propia vida y medite la pregunta de qué tan listo y dispuesto está para decir "Sí" de manera total a cualquier cosa que Jesús le pida. Decir “Sí” con sacrificio es la mejor decisión que puedes tomar. Es, en realidad, una aceptación voluntaria de la vida más gloriosa que puedas vivir.
Mi exigente Señor, seguirte a veces puede parecer duro y radical. Puede parecer que es demasiado. Ayúdame, especialmente en esos momentos, a confiar en Ti más que en los muchos apegos que tengo en este mundo. Jesús, en Ti confío.
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