PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Misericordia, Dios mío, misericordia, que mi alma se refugia en ti; me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la calamidad. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí: desde el cielo me enviará la salvación, confundirá a los que ansían matarme, enviará su gracia y su lealtad (Salmo 56,2).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco en su Regla: -Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y fortaleza, con todo el entendimiento, con todas las fuerzas, con todo el esfuerzo, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos los deseos y voluntades al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará; que a nosotros..., ingratos y malos, nos hizo y nos hace todo bien (1 R 23,8).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Cristo, el hombre de dolores, que lleva sobre la cruz los pecados y sufrimientos de la humanidad, y al que estuvo asociada la Virgen María.
-Para que, mirando a María, que sufre junto a la cruz de su Hijo, los discípulos de Cristo se sientan confortados en la tentación y la prueba.
-Para que frente al odio y la violencia, los hombres de buena voluntad sepan reconocer en la señal de la cuz un mensaje de reconciliación y de paz.
-Para que los esclavos de la droga, del alcohol y de toda otra forma de alienación, encuentren hermanos que los conduzcan a Cristo, médico y liberador.
-Para que todos los cristianos hagamos propia la llamada a la unidad que Cristo selló con su sangre.
Oración: Padre bueno, que por amor nos has entregado a tu Hijo, haz que, en unión con María, adoremos el misterio de tu voluntad y cooperemos en la salvación de los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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