PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
«Señor, no me corrijas con ira, no me castigues con cólera. Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia, no se te ocultan mis gemidos; siento palpitar mi corazón, me abandonan las fuerzas, y me falta hasta la luz de los ojos. No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación» (Salmo 37).
Pensamiento franciscano:
«Consideremos al buen Pastor que, por salvar a sus ovejas, sufrió la pasión de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y la persecución, en la vergüenza y el hambre, en la enfermedad y la tentación, y en las demás cosas; y por esto recibieron del Señor la vida sempiterna. De donde es una gran vergüenza para nosotros, siervos de Dios, que los santos hicieron las obras y nosotros, recitándolas, queremos recibir gloria y honor» (Adm 6).
Orar con la Iglesia:
Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que por la acción de su Espíritu purifica nuestros corazones y los llena de su amor.
-Concédenos, Señor, el espíritu de fe y de acción de gracias, para recibir siempre agradecidos lo bueno y soportar con paciencia lo adverso.
-Haz que busquemos la caridad tanto en los acontecimientos importantes como en la vida ordinaria.
-Concédenos observar el ayuno, el que te agrada, compartiendo nuestro pan con los hambrientos.
-Danos llevar en nuestro cuerpo la muerte de tu Hijo, tú que nos has vivificado en su cuerpo.
Oración: Señor, tú que concedes a los justos el premio de sus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos tu paz y tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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