jueves, 30 de junio de 2022

 



Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!

Coraje para buscar el perdón
30 de junio de 2022
Jueves de la decimotercera semana del tiempo ordinario
Lecturas para hoy

Primeros Mártires de la Iglesia de Roma—Memorial Opcional

Cuando Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: “Ánimo, niño, tus pecados te son perdonados”. Mateo 9:2b

Esta historia concluye con Jesús curando al paralítico y diciéndole que “levántate, toma tu camilla y vete a casa”. El hombre hace precisamente eso y la multitud se asombra.

Hay dos milagros que suceden aquí. Uno es físico y uno es espiritual. La espiritual es que los pecados de este hombre son perdonados. El físico es la curación de su parálisis.

¿Cuáles de estos milagros son más importantes? ¿Cuál crees que el hombre deseaba más?

Es difícil responder a la segunda pregunta ya que no conocemos los pensamientos del hombre, pero la primera pregunta es fácil. La curación espiritual, el perdón de sus pecados, es con mucho el más importante de estos dos milagros. Es el más significativo porque tiene consecuencias eternas para su alma.

Para la mayoría de nosotros, es fácil orar a Dios por cosas como una sanidad física o similares. Puede que nos resulte bastante fácil pedir favores y bendiciones de Dios. Pero, ¿qué tan fácil es para nosotros pedir perdón? Esto puede ser más difícil para muchos porque requiere un acto inicial de humildad de nuestra parte. Requiere que primero reconozcamos que somos pecadores en necesidad de perdón.

Reconocer nuestra necesidad de perdón requiere coraje, pero este coraje es una gran virtud y revela una gran fortaleza de carácter de nuestra parte. Acudir a Jesús para buscar Su misericordia y perdón en nuestras vidas es la oración más importante que podemos orar y el fundamento de todas las demás oraciones.

Reflexiona hoy sobre cuán valiente eres al pedir perdón a Dios y cuán humildemente estás dispuesto a reconocer tu pecado. Hacer un acto de humildad como este es una de las cosas más importantes que puedes hacer.

Mi Señor perdonador, dame coraje. Dame valor, especialmente, para humillarme ante Ti y reconocer todo mi pecado. En este humilde reconocimiento, ayúdame a buscar también Tu perdón diario en mi vida. Jesús, en Ti confío



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