Domingo trece Tiempo Ordinario, Año C (26 junio, S. José Mª Escrivá)
De Corazón a corazón: 1Re 19,16.19-21 (“Elías echó su manto sobre Eliseo”); Gal 5,1.13-18 (“Nos libertó Cristo… sois conducidos por el Espíritu”); Lc 9,51-62 (“El hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza… Sígueme”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: El amor de un corazón unificado y libre en la verdad de la donación, puede cambiar el mundo. Es la libertad legada por Jesús, fruto del Espíritu de amor. Los dones de Dios no son Dios, sino sólo expresiones de su amor para compartirlos con todos los hermanos. Sólo tenemos lo que compartimos. La historia de gracia de toda la humanidad, purificada por Jesús, se recibe para custodiarla, purificarla, perfeccionarla y transmitirla como herencia. Esta obra de artesanía sólo es posible compartiendo la vida con Cristo: “sígueme”.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: “Sígueme” es palabra siempre recién salida del Corazón de Cristo, que declara su amor de amistad e invita a compartir su mismo estilo de vida, en un seguimiento familiar, como los primeros discípulos después de Caná: “con (María) su Madre” (Jn 2,12)
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