Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 179: Lidiando con la Desolación Interior
“Jehová da y Jehová quita…” (Job 1:21). Que cierto es esto. Hay momentos en la vida en los que experimentamos el abundante consuelo de Dios. Puede ser en momentos de gran alegría familiar, o cuando experimentamos el amor incondicional del otro. A veces sentimos la poderosa presencia de Dios en nuestra vida de oración y nos llenamos de alegría. Pero hay muchos otros momentos en la vida en los que Dios parece distante y nuestras almas se sienten desoladas. No te preocupes por esto. Si esto es causado por el pecado, entonces enfréntate a ese pecado, confiésalo y sigue adelante. Pero si no es el resultado de ningún pecado, entonces debes saber que es una oportunidad para que profundices tu fe y tu amor por Dios a pesar de cómo te sientas. Esta es una verdadera gracia y debemos estar agradecidos de que Dios nos ama lo suficiente como para llamarnos a la fe, incluso cuando nos sentimos muy pequeños por dentro (Ver Diario#943).
¿Qué experimentas en tu alma en este momento? ¿Sientes la cercanía de Dios y esa cercanía te da un gran consuelo? ¿O te sientes seco y desolado como si Dios estuviera escondido de ti? Debemos regocijarnos en cada experiencia y saber que Dios ofrece la gracia que necesitamos para cada momento. Renueva tu fe este día sin importar cómo te sientas. Hazlo especialmente en momentos de mucha desolación. Tu acto de fe en esos momentos te abrirá las puertas de la Misericordia de Dios para ti y para el mundo más de lo que puedas imaginar.
Señor, te amo ahora y siempre y renuevo mi amor por ti sin importar cómo me sienta. En las buenas y en las difíciles elijo amarte, tener fe en Ti y confiar en Ti. Eres el Dios del consuelo y el Dios de la desolación. Te elijo a ti pase lo que pase. Jesús, en Ti confío.
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 179: Lidiando con la Desolación Interior
“Jehová da y Jehová quita…” (Job 1:21). Que cierto es esto. Hay momentos en la vida en los que experimentamos el abundante consuelo de Dios. Puede ser en momentos de gran alegría familiar, o cuando experimentamos el amor incondicional del otro. A veces sentimos la poderosa presencia de Dios en nuestra vida de oración y nos llenamos de alegría. Pero hay muchos otros momentos en la vida en los que Dios parece distante y nuestras almas se sienten desoladas. No te preocupes por esto. Si esto es causado por el pecado, entonces enfréntate a ese pecado, confiésalo y sigue adelante. Pero si no es el resultado de ningún pecado, entonces debes saber que es una oportunidad para que profundices tu fe y tu amor por Dios a pesar de cómo te sientas. Esta es una verdadera gracia y debemos estar agradecidos de que Dios nos ama lo suficiente como para llamarnos a la fe, incluso cuando nos sentimos muy pequeños por dentro (Ver Diario#943).
¿Qué experimentas en tu alma en este momento? ¿Sientes la cercanía de Dios y esa cercanía te da un gran consuelo? ¿O te sientes seco y desolado como si Dios estuviera escondido de ti? Debemos regocijarnos en cada experiencia y saber que Dios ofrece la gracia que necesitamos para cada momento. Renueva tu fe este día sin importar cómo te sientas. Hazlo especialmente en momentos de mucha desolación. Tu acto de fe en esos momentos te abrirá las puertas de la Misericordia de Dios para ti y para el mundo más de lo que puedas imaginar.
Señor, te amo ahora y siempre y renuevo mi amor por ti sin importar cómo me sienta. En las buenas y en las difíciles elijo amarte, tener fe en Ti y confiar en Ti. Eres el Dios del consuelo y el Dios de la desolación. Te elijo a ti pase lo que pase. Jesús, en Ti confío.
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