Jueves semana 13ª Tiempo Ordinario (30 junio, protomártires de Roma)
De Corazón a corazón: Am 7,10-17 (“Yo no soy profeta… El Señor me dijo: ve a profetizar a mi pueblo Israel”); Mt 9,1-8 (“Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: La cercanía de Jesús es de corazón a corazón. Cada persona es recuperable por ser parte de la misma biografía de Jesús. Sólo él, Dios hecho hombre, puede asumir nuestro pecado, lavarlo con su sangre (es decir, con su vida donada) y hacernos partícipes de su misma vida divina. Este lenguaje profético no se entiende si uno no ha encontrado a Cristo en su vida. Quien no ha experimentado el amor misericordioso de Jesús, no sabe perdonar. Sólo es “profeta” quien sabe “hablar” de misericordia con su propia vida.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: La “llena de gracia”, con su “magníficat”, cantó la “misericordia” divina en el momento en que quedó santificado el Precursor (Juan Bautista), que sería “mucho más que profeta” (Mt 11,9). “Que a través de ti (María), la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas” (Papa Francisco, 25 marzo 2022).
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