Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 28: Tentaciones de quejarse
A veces tenemos la tentación de quejarnos. Cuando sienta la tentación de cuestionar a Dios y su amor perfecto y su plan perfecto, sepa que esta tentación no es más que eso... una tentación. En medio de esa tentación de dudar y cuestionar el amor de Dios, renueve su confianza y abandone su autocompasión. En este acto encontrarás fuerza (Ver Diario #25).
¿De qué se ha quejado más esta semana? ¿Qué es lo que más te tienta a estar enojado o molesto? ¿Ha llevado esta tentación a sentimientos de autocompasión? ¿Ha debilitado su confianza en el amor perfecto de Dios? Reflexiona sobre esta tentación y mírala como un medio para crecer en amor y virtud. Muchas veces nuestra mayor lucha es un disfraz de nuestro mayor medio de santidad.
Señor, me arrepiento de las veces que me quejo, me enfado y dudo de Tu perfecto amor. Lamento cualquier sentimiento de autocompasión en el que me haya permitido caer. Ayúdame, hoy, a dejar ir estos sentimientos y convertir estas tentaciones en momentos de confianza y entrega más profundas. Jesús, en Ti confío.
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 28: Tentaciones de quejarse
A veces tenemos la tentación de quejarnos. Cuando sienta la tentación de cuestionar a Dios y su amor perfecto y su plan perfecto, sepa que esta tentación no es más que eso... una tentación. En medio de esa tentación de dudar y cuestionar el amor de Dios, renueve su confianza y abandone su autocompasión. En este acto encontrarás fuerza (Ver Diario #25).
¿De qué se ha quejado más esta semana? ¿Qué es lo que más te tienta a estar enojado o molesto? ¿Ha llevado esta tentación a sentimientos de autocompasión? ¿Ha debilitado su confianza en el amor perfecto de Dios? Reflexiona sobre esta tentación y mírala como un medio para crecer en amor y virtud. Muchas veces nuestra mayor lucha es un disfraz de nuestro mayor medio de santidad.
Señor, me arrepiento de las veces que me quejo, me enfado y dudo de Tu perfecto amor. Lamento cualquier sentimiento de autocompasión en el que me haya permitido caer. Ayúdame, hoy, a dejar ir estos sentimientos y convertir estas tentaciones en momentos de confianza y entrega más profundas. Jesús, en Ti confío.
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