Sábado semana tercera Tiempo Ordinario (29 enero 2022)
Publicado el viernes, 28 enero 2022| Comentarios desactivadosen Sábado semana tercera Tiempo Ordinario (29 enero 2022)
De Corazón a corazón: 2Sam 12,1-7.10-17 ("Tú eres este hombre… He pecado contra el Señor… El Señor ha perdonado tu pecado"); Mc 4,35-41 ("Pasad a la otra orilla… ¿no tenéis fe?")
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Jesús es siempre sorprendente. Invita a ir “más allá”, “a la otra orilla”, y luego él parece “inhibirse” de los problemas que se originan, como si no fueran también suyos. Ahí está la prueba de nuestra fe y de nuestro amor. “Dormido” u oculto bajo signos pobres de Iglesia, es lo mismo. Pero lo importante es su presencia de amigo, hermano, esposo (“consorte”). Con él presente, captado con la humildad de la fe vivida, se evitan las caídas y se superan los fracasos. Jesús está siempre insertado en nuestra circunstancia histórica y vivencial, aunque a nosotros nos parezca lejano y tal vez ausente. Su caminar es siempre hacia “otra orilla”, más allá de las fronteras de nuestras preferencias y de nuestra lógica, para hacernos reflejo de su amor al Padre, en el Espíritu Santo, en bien de toda la humanidad.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: A Cristo se le conoce amando cuando se le busca en el servicio a los demás, a la luz de su evangelio y de su Eucaristía. Así fue la fe esperanzada y comprometida de María (cfr. Lc 1,45), hasta compartir la misma suerte de Jesús: “Y a ti, una espada te traspasará el alma” (Lc 2,35).
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De Corazón a corazón: 2Sam 12,1-7.10-17 ("Tú eres este hombre… He pecado contra el Señor… El Señor ha perdonado tu pecado"); Mc 4,35-41 ("Pasad a la otra orilla… ¿no tenéis fe?")
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Jesús es siempre sorprendente. Invita a ir “más allá”, “a la otra orilla”, y luego él parece “inhibirse” de los problemas que se originan, como si no fueran también suyos. Ahí está la prueba de nuestra fe y de nuestro amor. “Dormido” u oculto bajo signos pobres de Iglesia, es lo mismo. Pero lo importante es su presencia de amigo, hermano, esposo (“consorte”). Con él presente, captado con la humildad de la fe vivida, se evitan las caídas y se superan los fracasos. Jesús está siempre insertado en nuestra circunstancia histórica y vivencial, aunque a nosotros nos parezca lejano y tal vez ausente. Su caminar es siempre hacia “otra orilla”, más allá de las fronteras de nuestras preferencias y de nuestra lógica, para hacernos reflejo de su amor al Padre, en el Espíritu Santo, en bien de toda la humanidad.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: A Cristo se le conoce amando cuando se le busca en el servicio a los demás, a la luz de su evangelio y de su Eucaristía. Así fue la fe esperanzada y comprometida de María (cfr. Lc 1,45), hasta compartir la misma suerte de Jesús: “Y a ti, una espada te traspasará el alma” (Lc 2,35).
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