PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
San Pablo escribe a los efesios: --Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu: robusteceros en lo profundo de vuestro ser; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así... lograréis comprender lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano (Ef 3,14-19).
Pensamiento franciscano:
San Francisco manda en su Regla: --Dondequiera que estén o se encuentren los hermanos, muéstrense familiares mutuamente entre sí. Y confiadamente manifieste el uno al otro su necesidad, porque, si la madre cuida y ama a su hijo carnal, ¿cuánto más amorosamente debe cada uno amar y cuidar a su hermano espiritual? (2 R 6,7-8).
Orar con la Iglesia:
Alentados por la palabra de Dios, oremos a nuestro Padre por nosotros y por todos los hombres:
-Para que la Iglesia, también en nosotros sus miembros, anuncie siempre la Buena Nueva y la testimonie con su vida.
-Para que las comunidades cristianas sean portadoras de esperanza en el mundo, sobre todo en su servicio a los más necesitados.
-Para que los jóvenes que han perdido el sentido de la vida, encuentren en su camino jóvenes y adultos que les sean testigos fiables del amor de Cristo.
-Para que la participación en la eucaristía renueve nuestra juventud y nos impulse a poner nuestra vitalidad al servicio de los demás.
Oración: Escúchanos, Dios de ternura y de bondad, y haz que Cristo tu Hijo esté siempre vivo en nosotros, para bien nuestro y de los demás. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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