martes, 2 de noviembre de 2021

Reflexión 306: Dios es implacable

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina

Reflexión 306: Dios es implacable

¿Dudas del Amor de Dios? La verdad es que Dios es implacable en su búsqueda de ti. Aunque gran parte de nuestra santidad depende de nosotros, la mayor parte depende de Dios. Mientras esté aquí en la Tierra, Dios nunca deja de perseguirlo y buscar su conversión. Él te envía Su Misericordia constantemente de todas las formas imaginables. El problema es que si tu corazón es “sordo y ciego” no percibirá los caminos incansables en que Dios te persigue. Pero incluso en tu sordera y ceguera, Dios habla, persigue, busca e intenta todo lo posible para ganarte para Él. Al final, si un alma permanece obstinada y cerrada, Dios poco más puede hacer. Él solo necesita una pequeña apertura para comenzar Su buena obra en ti, pero si no hay ni siquiera una pequeña apertura, ni siquiera la búsqueda activa de Dios cambiará tu vida. Ábrele tu corazón. Incluso si estás en lo más profundo de la desesperación, permítele que venga a ti con una gota de Su perfecta Misericordia. Nunca cierre la puerta por completo y, si lo hizo, no la mantenga cerrada. Encontrará una manera si le dejas (verDiario # 1486).

Ojalá que todos los días busques abrir tu corazón de par en par a la Misericordia de Dios. Pero si descubre que ha estado atado por las cadenas del pecado, comprenda que su mayor defensor es nuestro Señor misericordioso. Él puede hacer maravillas por aquellos que están atrapados y aprisionados por el pecado, o que se han vuelto sordos y ciegos a su gracia. Reflexiona sobre cuán abierto estás a Su Misericordia hoy y decide dejar que Él venga a ti para comenzar a derramar Su Misericordia en tu alma cansada.

Señor, cuando me siento atrapado o confundido en la vida, sé que me perseguirás con Tu ilimitada pasión y Misericordia. Tu amor implacable me da esperanza cuando me siento tentado a desesperarme. Ayúdame a abrirme a Ti y permitirte hacer Tu perfecta obra de Misericordia en mi vida. Te doy las gracias, querido Señor, con profunda gratitud. Jesús, en Ti confío.



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