miércoles, 3 de noviembre de 2021

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. - 4 DE NOVIEMBRE JUEVES XXXI DEL T. ORDINARIO SAN CARLOS BORROMEO



Del común de pastores: para un santo obispo. Salterio III

 

SAN CARLOS BORROMEO, obispo. (MEMORIA)

 

Nació en Arona (Lombardía) el año 1538; después de haberse graduado en ambos derechos, fue agregado al colegio cardenalicio por su tío Pío IV y nombrado obispo de Milán. Fue un verdadero pastor de su grey; visitó varias veces toda su diócesis, convocó sínodos, decretó muchas disposiciones orientadas a la salvación de las almas y fomentó en gran manera las costumbres cristianas. Murió el día 3 de noviembre del año 1584.

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: PUERTA DE DIOS EN EL REDIL HUMANO

 

Puerta de Dios en el redil humano

fue Cristo, el buen Pastor que al mundo vino,

glorioso va delante del rebaño,

guiando su marchar por buen camino.

 

Madero de la cruz es su cayado,

su voz es la verdad que a todos llama,

su amor es el del Padre, que le ha dado

Espíritu de Dios, que a todos ama.

 

Pastores del Señor son sus ungidos,

nuevos cristos de Dios, son enviados

a los pueblos del mundo redimidos;

del único Pastor siervos amados.

 

La cruz de su Señor es su cayado,

la voz de la verdad es su llamada,

los pastos de su amor, fecundo prado,

son vida del Señor que nos es dada. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mira, Señor, y contempla nuestro oprobio.

 

Salmo 88,39-53 - IV: LAMENTACIÓN POR LA CAÍDA DE LA CASA DE DAVID

 

Tú, encolerizado con tu Ungido,

lo has rechazado y desechado;

has roto la alianza con tu siervo

y has profanado hasta el suelo su corona;

 

has derribado sus murallas

y derrocado sus fortalezas;

todo viandante lo saquea,

y es la burla de sus vecinos;

 

has sostenido la diestra de sus enemigos

y has dado el triunfo a sus adversarios;

pero a él le has embotado la espada

y no lo has confortado en la pelea;

 

has quebrado su cetro glorioso

y has derribado su trono;

has acortado los días de su juventud

y lo has cubierto de ignominia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mira, Señor, y contempla nuestro oprobio.

 

Ant 2. Yo soy el renuevo y el vástago de David, la estrella luciente de la mañana.

 

Salmo 88,39-53 - V

 

¿Hasta cuándo, Señor, estarás escondido

y arderá como un fuego tu cólera?

Recuerda, Señor, lo corta que es mi vida

y lo caducos que has creado a los humanos.

 

¿Quién vivirá sin ver la muerte?

¿Quién sustraerá su vida a la garra del abismo?

¿Dónde está, Señor, tu antigua misericordia

que por tu fidelidad juraste a David?

 

Acuérdate, Señor, de la afrenta de tus siervos:

lo que tengo que aguantar de las naciones,

de cómo afrentan, Señor, tus enemigos,

de cómo afrentan las huellas de tu Ungido.

 

Bendito el Señor por siempre. Amén, amén.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo soy el renuevo y el vástago de David, la estrella luciente de la mañana.

 

Ant 3. Nuestros años se acaban como la hierba, pero tú, Señor, permaneces desde siempre y por siempre.

 

Salmo 89 - BAJE A NOSOTROS LA BONDAD DEL SEÑOR

 

Señor, tú has sido nuestro refugio

de generación en generación.

Antes que naciesen los montes

o fuera engendrado el orbe de la tierra,

desde siempre y por siempre tú eres Dios.

 

Tú reduces el hombre a polvo,

diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»

Mil años en tu presencia

son un ayer, que pasó;

una vigilia nocturna.

 

Los siembras año por año,

como hierba que se renueva:

que florece y se renueva por la mañana,

y por la tarde la siegan y se seca.

 

¡Cómo nos ha consumido tu cólera

y nos ha trastornado tu indignación!

Pusiste nuestras culpas ante ti,

nuestros secretos ante la luz de tu mirada:

y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,

y nuestros años se acabaron como un suspiro.

 

Aunque uno viva setenta años,

y el más robusto hasta ochenta,

la mayor parte son fatiga inútil,

porque pasan aprisa y vuelan.

 

¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,

quién ha sentido el peso de tu cólera?

Enséñanos a calcular nuestros años,

para que adquiramos un corazón sensato.

 

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?

Ten compasión de tus siervos;

por la mañana sácianos de tu misericordia,

y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

 

Danos alegría, por los días en que nos afligiste,

por los años en que sufrimos desdichas.

Que tus siervos vean tu acción,

y sus hijos tu gloria.

 

Baje a nosotros la bondad del Señor

y haga prósperas las obras de nuestras manos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Nuestros años se acaban como la hierba, pero tú, Señor, permaneces desde siempre y por siempre.

 

V. En ti, Señor, está la fuente viva.

R. Y tu luz nos hace ver la luz.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Jeremías 31, 15-22. 27-34

 

ANUNCIO DE SALVACIÓN Y DE LA NUEVA ALIANZA

 

Esto dice el Señor:

«Una voz se escucha en Ramá: gemidos y llanto amargo: Raquel está llorando a sus hijos, y no se consuela, porque ya no existen.»

 

Así dice el Señor:

«Aparta tu voz del llanto, tus ojos de las lágrimas, porque habrá compensación para tu pena, pues volverán del país enemigo. Hay esperanza para el porvenir -oráculo del Señor-, volverán los hijos a su patria.

 

Estoy escuchando lamentarse a Efraím: "Me has corregido y he sufrido el castigo, como un novillo no domado. Conviérteme, y me convertiré a ti, porque tú, Señor eres mi Dios. Después de alejarme, me arrepentí; al comprenderlo, me golpeé el pecho. Estaba avergonzado y sonrojado de soportar el oprobio de mi juventud."

 

¿Es para mí Efraím un hijo tan querido, un niño tan predilecto? Pues cuantas veces lo amenazo, me acuerdo siempre luego de él, y se conmueve el corazón y cedo a la ternura -oráculo del Señor-.

 

Coloca jalones, planta señales, fíjate bien en la calzada por donde debes caminar; vuelve, Virgen de Israel, vuelve a tus ciudades. ¿Hasta cuándo estarás indecisa, hija rebelde? El Señor crea algo nuevo en la tierra: La hembra rodea al varón.

 

Mirad que llegan días -dice el Señor- en que sembraré en Israel y en Judá simiente de hombres y simiente de animales. Entonces, del mismo modo que anduve presto contra ellos para arrancar y arrasar, para destruir y deshacer y maltratar, así vigilaré sobre ellos para edificar y plantar -oráculo del Señor-.

 

En aquellos días -dice el Señor-, ya no se dirá: "Los padres comieron agraces y los hijos sufrieron la dentera", sino que cada uno morirá por su pecado; el que coma agraces tendrá dentera.

 

Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: alianza que ellos quebrantaron, por lo cual los rechacé; sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días -oráculo del Señor-: Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán ya que instruirse mutuamente, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande -oráculo del Señor-, cuando perdone sus crímenes y no recuerde más sus pecados.»

 

RESPONSORIO    Sal 50, 12. 11

 

R. Señor, crea en mí un corazón puro, * renuévame por dentro con espíritu firme.

V. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.

R. Renuévame por dentro con espíritu firme.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Del sermón pronunciado por san Carlos Borromeo en el último sínodo

(Acta Ecclesiae Mediolanensis, Milán 1599, 1177-1178)

 

NO SEAS DE LOS QUE DICEN UNA COSA Y HACEN OTRA

 

Todos somos débiles, lo admito, pero el Señor ha puesto en nuestras manos los medios con que poder ayudar fácilmente, si queremos, esta debilidad. Algún sacerdote querría tener aquella integridad de vida que sabe se le demanda, querría ser continente y vivir una vida angélica, como exige su condición, pero no piensa en emplear los medios requeridos para ello: ayunar, orar, evitar el trato con los malos y las familiaridades dañinas y peligrosas.

 

Algún otro se queja de que, cuando va a salmodiar o a celebrar la misa, al momento le acuden a la mente mil cosas que lo distraen de Dios; pero éste, antes de ir al coro o a celebrar la misa, ¿qué ha hecho en la sacristía, cómo se ha preparado, qué medios ha puesto en práctica para mantener la atención?

 

¿Quieres que te enseñe cómo irás progresando en la virtud y, si ya estuviste atento en el coro, cómo la próxima vez lo estarás más aún y tu culto será más agradable a Dios? Oye lo que voy a decirte. Si ya arde en ti el fuego del amor divino, por pequeño que éste sea, no lo saques fuera en seguida, no lo expongas al viento, mantén el fogón protegido para que no se enfríe y pierda el calor; esto es, aparta cuanto puedas las distracciones, conserva el recogimiento, evita las conversaciones inútiles.

 

¿Estás dedicado a la predicación y la enseñanza? Estudia y ocúpate en todo lo necesario para el recto ejercicio de este cargo; procura antes que todo predicar con tu vida y costumbres, no sea que, al ver que una cosa es lo que dices y otra lo que haces, se burlen de tus palabras meneando la cabeza.

 

¿Ejerces la cura de almas? No por ello olvides la cura de ti mismo, ni te entregues tan pródigamente a los demás que no quede para ti nada de ti mismo; porque es necesario, ciertamente, que te acuerdes de las almas a cuyo frente estás, pero no de manera que te olvides de ti.

 

Sabedlo, hermanos, nada es tan necesario para los clérigos como la oración mental; ella debe preceder, acompañar y seguir nuestras acciones: Salmodiaré -dice el salmista- y entenderé. Si administras los sacramentos, hermano, medita lo que haces; si celebras la misa, medita lo que ofreces; si salmodias en el coro, medita a quién hablas y qué es lo que hablas; si diriges las almas, medita con qué sangre han sido lavadas, y así hacedlo todo con espíritu de caridad; así venceremos fácilmente las innumerables dificultades que inevitablemente experimentamos cada día (ya que esto forma parte de nuestra condición); así tendremos fuerzas para dar a luz a Cristo en nosotros y en los demás.

 

RESPONSORIO    1Tm 6, 11; 4, 11. 12. 6

 

R. Corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura. * Esto has de enseñar e inculcar; sé modelo para los fieles.

V. Si propones estas cosas a los hermanos, serás un excelente servidor de Cristo Jesús.

R. Esto has de enseñar e inculcar; sé modelo para los fieles.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Conserva en tu pueblo, Señor, el espíritu que animara a san Carlos Borromeo,obispo, para que tu Iglesia se renueve siempre y, cada vez más transformada en Cristo, presente ante los hombres una imagen auténtica de su Señor, Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

 

Himno: CRISTO, CABEZA, REY DE LOS PASTORES.

 

Cristo, cabeza, rey de los pastores,

el pueblo entero, madrugando a fiesta,

canta a la gloria de tu sacerdote

himnos sagrados.

 

Con abundancia de sagrado crisma,

la unción profunda de tu Santo Espíritu

lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia

jefe del pueblo.

 

El fue pastor y forma del rebaño,

luz para el ciego, báculo del pobre,

padre común, presencia providente,

todo de todos.

 

Tú que coronas sus merecimientos,

danos la gracia de imitar su vida,

y al fin, sumisos a su magisterio,

danos su gloria. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

 

Salmo 86 - HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS.

 

Él la ha cimentado sobre el monte santo;

y el Señor prefiere las puertas de Sión

a todas las moradas de Jacob.

 

¡Qué pregón tan glorioso para ti,

ciudad de Dios!

«Contaré a Egipto y a Babilonia

entre mis fieles;

filisteos, tirios y etíopes

han nacido allí.»

 

Se dirá de Sión: «Uno por uno

todos han nacido en ella;

el Altísimo en persona la ha fundado.»

 

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:

«Éste ha nacido allí.»

Y cantarán mientras danzan:

«Todas mis fuentes están en ti.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

 

Ant 2. El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede.

 

Cántico: EL BUEN PASTOR ES EL DIOS ALTISIMO Y SAPIENTÍSIMO - Is 40, 10-17

 

Mirad, el Señor Dios llega con poder,

y su brazo manda.

Mirad, viene con él su salario

y su recompensa lo precede.

 

Como un pastor que apacienta el rebaño,

su brazo lo reúne,

toma en brazos los corderos

y hace recostar a las madres.

 

¿Quién ha medido a puñados el mar

o mensurado a palmos el cielo,

o a cuartillos el polvo de la tierra?

 

¿Quién ha pesado en la balanza los montes

y en la báscula las colinas?

¿Quién ha medido el aliento del Señor?

¿Quién le ha sugerido su proyecto?

 

¿Con quién se aconsejó para entenderlo,

para que le enseñara el camino exacto,

para que le enseñara el saber

y le sugiriese el método inteligente?

 

Mirad, las naciones son gotas de un cubo

y valen lo que el polvillo de balanza.

Mirad, las islas pesan lo que un grano,

el Líbano no basta para leña,

sus fieras no bastan para el holocausto.

 

En su presencia, las naciones todas,

como si no existieran,

son ante él como nada y vacío.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede.

 

Ant 3. Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.

 

Salmo 98 - SANTO ES EL SEÑOR, NUESTRO DIOS.

 

El Señor reina, tiemblen las naciones;

sentado sobre querubines, vacile la tierra.

 

El Señor es grande en Sión,

encumbrado sobre todos los pueblos.

Reconozcan tu nombre, grande y terrible:

Él es santo.

 

Reinas con poder y amas la justicia,

tú has establecido la rectitud;

tú administras la justicia y el derecho,

tú actúas en Jacob.

 

Ensalzad al Señor, Dios nuestro;

postraos ante el estrado de sus pies:

Él es santo.

 

Moisés y Aarón con sus sacerdotes,

Samuel con los que invocan su nombre,

invocaban al Señor, y él respondía.

Dios les hablaba desde la columna de nube;

oyeron sus mandatos y la ley que les dio.

 

Señor, Dios nuestro, tú les respondías,

tú eras para ellos un Dios de perdón

y un Dios vengador de sus maldades.

 

Ensalzad al Señor, Dios nuestro;

postraos ante su monte santo:

Santo es el Señor, nuestro Dios.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.

 

LECTURA BREVE   Hb 13,7-9a

 

Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios: reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas llamativas y extrañas.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

 

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por vosotros.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por vosotros.

 

PRECES

 

Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:

 

Apacienta a tu pueblo, Señor.

 

Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

 

Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

 

Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

 

Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Conserva en tu pueblo, Señor, el espíritu que animara a san Carlos Borromeo,obispo, para que tu Iglesia se renueve siempre y, cada vez más transformada en Cristo, presente ante los hombres una imagen auténtica de su Señor, Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Sostenme, Señor, con tu promesa y viviré.

 

Salmo 118, 113-120

 

Detesto a los inconstantes

y amo tu voluntad;

tú eres mi refugio y mi escudo,

yo espero en tu palabra;

apartaos de mí los perversos,

y cumpliré tus mandatos, Dios mío.

 

Sosténme con tu promesa y viviré,

que no quede frustrada mi esperanza;

dame apoyo y estaré a salvo,

me fijaré en tus leyes sin cesar;

desprecias a los que se desvían de tus decretos,

sus proyectos son engaño.

 

Tienes por escoria a los malvados,

por eso amo tus preceptos;

mi carne se estremece con tu temor,

y respeto tus mandamientos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sostenme, Señor, con tu promesa y viviré.

 

Ant 2. Socórrenos, Dios salvador nuestro, y perdona nuestros pecados.

 

Salmo 78, 1-5. 8-11. 13 - LAMENTACIÓN ANTE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN

 

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,

han profanado tu santo templo,

han reducido Jerusalén a ruinas.

 

Echaron los cadáveres de tus siervos

en pasto a las aves del cielo,

y la carne de tus fieles

a las fieras de la tierra,

 

Derramaron su sangre como agua

en torno a Jerusalén,

y nadie la enterraba.

 

Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,

la irrisión y la burla de los que nos rodean.

 

¿Hasta cuándo, Señor?

¿Vas a estar siempre enojado?

¿Va a arder como fuego tu cólera?

 

No recuerdes contra nosotros

las culpas de nuestros padres;

que tu compasión nos alcance pronto,

pues estamos agotados.

 

Socórrenos, Dios salvador nuestro,

por el honor de tu nombre;

líbranos y perdona nuestros pecados

a causa de tu nombre.

 

¿Por qué han de decir los gentiles:

«Dónde está su Dios»?

Que a nuestra vista conozcan los gentiles la venganza

de la sangre de tus siervos derramada.

 

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:

con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte.

 

Mientras, nosotros, pueblo tuyo,

ovejas de tu rebaño,

te daremos gracias siempre,

cantaremos tus alabanzas

de generación en generación.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Socórrenos, Dios salvador nuestro, y perdona nuestros pecados.

 

Ant 3. Dios de los ejércitos, mira desde el cielo y ven a visitar tu viña.

 

Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA

 

Pastor de Israel, escucha,

tú que guías a José como a un rebaño;

tú que te sientas sobre querubines, resplandece

ante Efraím, Benjamín y Manasés;

despierta tu poder y ven a salvarnos.

 

¡Oh Dios!, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Señor Dios de los ejércitos,

¿hasta cuándo estarás airado

mientras tu pueblo te suplica?

 

Le diste a comer llanto,

a beber lágrimas a tragos;

nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,

nuestros enemigos se burlan de nosotros.

 

Dios de los ejércitos, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Sacaste una vid de Egipto,

expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;

le preparaste el terreno y echó raíces

hasta llenar el país;

 

su sombra cubría las montañas,

y sus pámpanos, los cedros altísimos;

extendió sus sarmientos hasta el mar,

y sus brotes hasta el Gran Río.

 

¿Por qué has derribado su cerca

para que la saqueen los viandantes,

la pisoteen los jabalíes

y se la coman las alimañas?

 

Dios de los ejércitos, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,

ven a visitar tu viña,

la cepa que tu diestra plantó,

y que tú hiciste vigorosa.

 

La han talado y le han prendido fuego:

con un bramido hazlos perecer.

Que tu mano proteja a tu escogido,

al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti:

danos vida, para que invoquemos tu nombre.

 

Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dios de los ejércitos, mira desde el cielo y ven a visitar tu viña.

 

LECTURA BREVE   Sb 19, 20b

 

En verdad, Señor, que en todo engrandeciste a tu pueblo y lo glorificaste, y no te desdeñaste de asistirlo en todo tiempo y en todo lugar.

 

V. Tú, oh Dios, haciendo maravillas.

R. Mostraste tu poder a los pueblos.

 

ORACIÓN

 

OREMOS.

Señor Dios, que a la hora de tercia enviaste al Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en oración, concédenos también a nosotros participar de los dones de ese mismo Espíritu. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL PAN DE CADA DÍA

 

El pan de cada día

dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;

convierte en alegría

nuestras labores buenas

y acaricia el dolor de nuestras penas.

 

¡Horas de tedio largas

sin la presencia buena de tus manos!

¡Ay, las horas amargas

nos vuelven inhumanos,

si no abrimos el alma a los hermanos!

 

Santifica el momento

de este ruido tenaz, de esta fatiga.

Busquemos el aliento

de tu presencia amiga

que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

 

Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 

Ant 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

 

LECTURA BREVE   Dt 4, 7

 

¿Cuál de las naciones grandes tiene unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?

 

V. Cerca está el Señor de los que lo invocan.

R. Y escucha sus gritos.

 

ORACIÓN

 

OREMOS.

Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas, haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus preceptos, caminemos siempre por tus sendas con el corazón jubiloso. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

 

Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

 

Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dichoso el que teme al Señor.

 

LECTURA BREVE   Est 10, 9

 

Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue salvado. Salvó el Señor a su pueblo y nos liberó de todos estos males; obró Dios grandes señales y prodigios como nunca los hubo en los demás pueblos.

 

V. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.

R. Y fuiste mi salvación.

 

ORACIÓN

 

OREMOS.

Contempla, Señor, a tu familia en oración y haz que imitando los ejemplos de paciencia de tu Hijo no decaiga nunca ante la adversidad. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON ALEGRÍA.

 

Cantemos al Señor con alegría,

unidos a la voz del pastor santo;

demos gracias a Dios, que es luz y guía,

solícito pastor de su rebaño.

 

Es su voz y su amor el que nos llama

en la voz del pastor que él ha elegido,

es su amor infinito el que nos ama

en la entrega y amor de este otro cristo.

 

Conociendo en la fe su fiel presencia,

hambrientos de verdad y luz divina,

sigamos al pastor que es providencia

de pastos abundantes que son vida.

 

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,

manda siempre a tu mies trabajadores;

cada aurora, a la puerta del aprisco,

nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Que tus fieles, Señor, te aclamen al entrar en tu morada.

 

Salmo 131 I - PROMESAS A LA CASA DE DAVID.

 

Señor, tenle en cuenta a David

todos sus afanes:

cómo juró al Señor

e hizo voto al Fuerte de Jacob:

 

«No entraré bajo el techo de mi casa,

no subiré al lecho de mi descanso,

no daré sueño a mis ojos,

ni reposo a mis párpados,

hasta que encuentre un lugar para el Señor,

una morada para el Fuerte de Jacob.»

 

Oímos que estaba en Efrata,

la encontramos en el Soto de Jaar:

entremos en su morada,

postrémonos ante el estrado de sus pies.

 

Levántate, Señor, ven a tu mansión,

ven con el arca de tu poder:

que tus sacerdotes se vistan de gala,

que tus fieles te aclamen.

Por amor a tu siervo David,

no niegues audiencia a tu Ungido.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Que tus fieles, Señor, te aclamen al entrar en tu morada.

 

Ant 2. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

 

Salmo 131 II.

 

El Señor ha jurado a David

una promesa que no retractará:

«A uno de tu linaje

pondré sobre tu trono.

 

Si tus hijos guardan mi alianza

y los mandatos que les enseño,

también sus hijos, por siempre,

se sentarán sobre tu trono.»

 

Porque el Señor ha elegido a Sión,

ha deseado vivir en ella:

«Ésta es mi mansión por siempre,

aquí viviré, porque la deseo.

 

Bendeciré sus provisiones,

a sus pobres los saciaré de pan;

vestiré a sus sacerdotes de gala,

y sus fieles aclamarán con vítores.

 

Haré germinar el vigor de David,

enciendo una lámpara para mi Ungido.

A sus enemigos los vestiré de ignominia,

sobre él brillará mi diadema.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

 

Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

 

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18; 12, 10b-12a

 

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,

el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder

y comenzaste a reinar.

 

Se encolerizaron las naciones,

llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

 

Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

 

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

 

LECTURA BREVE   1Pe 5, 1-4

 

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con generosidad, no como dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

 

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

 

PRECES

 

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

 

Salva a tu pueblo, Señor.

 

Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,

haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.

 

Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,

purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.

 

Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,

llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.

 

Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

 

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Conserva en tu pueblo, Señor, el espíritu que animara a san Carlos Borromeo,obispo, para que tu Iglesia se renueve siempre y, cada vez más transformada en Cristo, presente ante los hombres una imagen auténtica de su Señor, Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mi carne descansa serena.

 

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

 

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»

Los dioses y señores de la tierra

no me satisfacen.

 

Multiplican las estatuas

de dioses extraños;

no derramaré sus libaciones con mis manos,

ni tomaré sus nombres en mis labios.

 

El Señor es mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano:

me ha tocado un lote hermoso,

me encanta mi heredad.

 

Bendeciré al Señor, que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré.

 

Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,

ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mi carne descansa serena.

 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23

 

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS

Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra,

Dios te salve.

 

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,

a ti suspiramos , gimiendo y llorando

en este valle de lágrimas.

 

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,

y después de este destierro muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

 

¡Oh clemente, oh piadosa,

oh dulce Virgen María!



 

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