Publicado: 24 feb 2020 07:30 PM PST
SAN MATÍAS, APÓSTOL
(En los años bisiestos la fiesta se celebra el 25 de febrero)
UN NUEVO APÓSTOL
S. Matías, Apóstol de Cristo, completa con su presencia el coro de bienaventurados que la Iglesia nos invita a honrar en este tiempo litúrgico. Matías se unió pronto al séquito del Salvador y fué testigo de todas sus obras hasta la Ascensión. Era del número de los discípulos, pero Jesucristo no le había colocado en el rango de sus Apóstoles. Sin embargo, esfcaba llamado a esta gloria; pues David se refería a él al profetizar “Otro recibiría el Episcopado” que había recibido vacante por la prevaricación de Judas, el traidor (1). En el intervalo que media entre la Ascensión de Jesús y la venida del Espíritu Santo, el Colegio Apostólico determinó completo para el número de doce, fijado por Cristo, queda completo el día en la Iglesia, recibe el Espíritu Santo, se declarase en contra de la Sinagoga. El nuevo Apóstol tuvo parte en toda clase de tribulaciones de sus hermanos en Jerusalén; y el día de la dispersión de los envíos de Cristo se seleccionó a las provincias que le habían sido señaladas para evangelizar.
Las obras de Matías, sus trabajos y sus pruebas nos son desconocidos. En los escritos de S. Clemente de Alejandría queda algo de su doctrina; encontramos una sentencia, que nos parece obligación citarla aquí, por tener relación con los sentimientos que la Iglesia nos inspira en este santo tiempo. “Es necesario, dice S. Matías, combate la carne y el servicio de ella sin mimarla con satisfacciones culpables. En cuanto al alma debemos desarrollarla por la fe y por la inteligencia (2). En efecto, habiendo roto en el hombre el equilibrio por el pecado, y deseando el hombre exterior todo lo de abajo, no podemos restablecer en nosotros la imagen de Dios sino obligando al cuerpo a someterse sin réplica al yugo del espíritu. Agraviado por el pecado original, el espíritu mismo es arrastrado por una resbaladiza pendiente a las tinieblas. Sola la fe le levanta humillándole y el conocimiento es la recompensa de la fe. Esta es, en resumen, la doctrina que la Iglesia procurará comprender y practicar en estos días. Glorifiquemos al que nos ilumina y nos fortalece. La misma tradición que nos da alguna luz sobre la vida apostólica de S. Matías, nos dice, que sus trabajos fueron coronados con la palma del martirio, pero sin precisar si fué en Etiopía o en Judea.
Notas
1 Ps., CVIII.
2 estromas, 1, III, c. IV.
Sea todo a la mayor gloria de Dios.
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