sábado, 22 de febrero de 2020

Dom Gueranger: La Cátedra de San Pedro en Antioquía

Publicado: 21 feb 2020 07:30 PM PST




"Año Litúrgico"
Dom Gueranger


LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA


FIESTA DE LA CÁTEDRA EN ANTIOQUÍA 

Por  es gunda vez la Iglesia festeja la silla de San  Pedro; hoy no se celebra su pontificado en Roma,  sino su episcopado en Antioquía. La estancia  El Príncipe de los Apóstoles Hizo en esta ultima  ciudad, fué ella para la Mayor Gloria que Tuvo  desde su fundación; Este período ocupado es gran  parte de la vida de San Pedro, por eso simplemente  que los cristianos la celebren.


EL CRISTIANISMO EN ANTIOQUÍA

Cornelio ha recibido el bautismo en Cesárea de manos de  San Pedro; y la entrada de este romano en la  Iglesia anunciaba que había llegado el momento  en que el cristianismo iba a extenderse fuera del  pueblo judío. Algunos discípulos de los que San  Lucas nos tienen los números, la intención de un ensayo de predicación en Antioquía y el  éxito que obtuvieron inclinó a los Apóstoles a  enviar a Bernabé de Jerusalén a esta ciudad. Al  llegar, este no tardó en unísele un judío converso hizo pocos años y conocido aún con el nombre bre de Saulo, más tarde cambió por el pablo y le hizo tan famoso en toda la Iglesia. la palabra de estos dos hombres apostólicos despertó  en el seno de los gentiles nuevas conversaciones y  pudo prever que pronto el centro de la religión  no sería Jerusalén sino Antioquía. El Evangelio se  extendió entre los gentiles e iba avanzando  la ciudad ingrata que no había conocido el tiempo de su visita (1).


SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA

Toda la tradición  concorde nos transmitió como cierto, que San  Pedro tuvo su residencia en esta tercera ciudad  del Imperio Romano, cuando la fe de Cristo perdió  gran incremento en ella como hemos dicho al  principio. Este cambio de lugar, este desplazamiento de la cátedra primada determinada, que la  Iglesia avanza además de los destinos y abandono del  estrecho recinto de Sión, irá hacia la  humanidad entera.

Sabemos por el Papa Inocencio I que en An tioquía tuvo lugar una reunión de Apóstoles. En  adelante estarían hacia la gentilidad hacia donde el  espíritu Santo dirección su soplo divino empujar jando con nubes simbólicas en las cuales  Isaías vió la figura de los Santos Apóstoles (2). San  Inocencio, nuestro testimonio se une el Vi gila, Obispo de Thapso, nos dice que hay que  aplicar al testimonio de la reunión de San Pedro  y de los Apóstoles en Antioquía, lo que dice San  Lucas en los Hechos: que después de estas con versiones en masa de los gentiles, los discípulos  de Cristo iniciados a llamarse cristianos.


LAS TRES CÁTEDRAS DE SAN PEDRO

Antioquía  llegó a ser la sede de San Pedro. Allí residerá en  adelante, desde allí irá a evangelizar diversas  provincias de Asia; y allí volverá para terminar la  fundación de esta noble Iglesia. 

Alejandría la segunda ciudad del Imperio,  también reclama a su vez el honor de pose la  sede primada, cuando humilló su cerviz al yugo  de Cristo; pero Roma, preparada, por Dios, para  ser la emperatriz del mundo, tiene más derechos  todavía. Pedro se puso en camino, usará con sigo los destinos de la Iglesia; donde se detenga, donde muera  , allí dejará su sucesión. En un momento dado salió de Antioquía y dejó como  Obispo a Evodio. Evodio será el sucesor de San  Pedro y la vez Obispo de Antioquía; pero su  Iglesia no heredará la primacía que Pedro lleva consigo  El príncipe de los Apóstoles designa a  Marcos, su discípulo, para que tome posesión de Alejandría en su número; Hay Iglesia será la  segunda del universo, elevada un grado más  la de Antioquía, por la voluntad de Pedro, que,  con todo eso, no puede su sede a nadie. Irá a Roma,  fijará allí su cátedra, y vivirá, Ensñará y regirá  perpetuamente a sus sucesores. Tal es el origen  de las tres grandes patriarcales, tan vene radas en la antigüedad; la primera, Roma, en vestida de la plenitud de los derechos del príncipe cipe de los apóstoles, que ha transmitido al  morir. La segunda, Alejandría, que debe su preeminencia a la distinción que Pedro, ha cavado nado para hacer de ella adoptando la segunda; la tercera, Antioquía, él mismo sintió en persona, cuando al renunciar a Jerusalén, concilió  a la gentilidad la gracia de la adopción. Si el caso  Antioquía cede en rango a Alejandría, esta última es la inferior, en cuanto a quién tuvo el honor de  haber poseído la persona a quien Cristo había vestido con el cargo del pastor supremo. Era, pues,  justo la Iglesia honrase a Antioquía por la  gloria que tuvo de ser controlado el centro  de la sociedad; y tal es la intención de la fiesta  que celebramos hoy (3).


NUESTRAS OBLIGACIONES CON LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO

Las solemnidades dedicadas a San Pedro deben interesar de modo particular a los hi jos de la Iglesia; la fiesta del padre es siempre  también de la familia; pues de él depende su vida  y su existencia. Si no hay más que un rebaño, es  porque no hay más que un pastor; honremos pues,  las prerrogativas divinas de San Pedro, a las cua les debe el cristianismo su conversión, y amemos  y recibimos con interés las obligaciones que te nemos con la sede apostólica. Cuando celebramos  la cátedra romana, reconocemos cómo s'écña  la fe, fue preservado y propagado para la Iglesia-Ma dre en la cualidad residen las promesas hechas a  Pedro. Honremos hoy a la Sede Apostólica, como fuente única del poder legítimo por el que los  pueblos son regidos y gobernados para su salvación eterna.


PEDROS DE PEDRO

El Salvador dijo a Pedro:  "Te daré las llaves del reino de los cielos (4) es de cir, de la Iglesia". También dijo: "Apacienta  mis corderos, apacienta mis ovejas" (5). Pedro es  pues, el príncipe; porque las llaves, en la escritura significa primacía; ES pues, el pastor, no son tor universales: Porque en el rebaño no hay mas  que Ovejas corderos allí. Pero, por voluntad de Dios,  encontramos otros pastores en todas partes: Son  los Obispos, "sobre quienes se ha posado el Espíritu Santo para que gobierne la Iglesia de Dios" (6),  gobiernan en num del pastor común a la cris tiandad y sus también Pastores. Pero ¿cómo las  llaves, que son patrimonio de Pedro, pueden encontrarse en manos distintas de las suyas? La  Iglesia Católica nos explica este misterio en  los monumentos de su Tradición. Nos dice por  Tertuliano que "que el Señor ha dado las Llave  a Pedro, y por él a la Iglesia" (7); por S. Optato de  Mileve que, "por el bien de la unidad, Pedro ha  sido preferido a los demás Apóstoles, y ha recibido solo las Llaves del Reino de los cielos, para las  comunicaciones a los otros" (8); por S. Gregorio de  Niza, "que Cristo ha dado por Pedro a los Obis pos las Llaves de su celeste prerrogativa" (9); por  S. León Magno que, "El Salvador ha dado por Pe a los demás príncipes de la Iglesia todo lo  que le ha parecido conveniente" (10).


PODERES DE LOS OBISPOS

El Episcopado es siempre sagrado; subió a Cristo por Pedro y  sus sucesores; por eso la tradición católica nos lo  atestigua de una manera sorprendente, al aplau dir el lenguaje de los pontífices romanos que no  han cesado de declarar, desde los primeros siglos  que la dignidad de los obispos estaba llamada a  compartir su propia solicitud, en particular sollici tudinis vocatos. Por eso S. Cipriano no duda en  decir "que el Señor, estableciendo la sociedad episcopal y constituyendo la Iglesia, dice  Pedro: Te daré las Llaves del Reino de los cielos ; de aquí nace la institución de los Obispos  y la disposición de la Iglesia "(11). Esto es lo que repite, a coro con el Obispo de Cartago, S. Cesáreo  de Arlés en las Gaules, en el siglo v, cuando es cribe al santo papa Símaco: "Fíjate que el epis copado tiene su fuente en la persona del bien aventurado Apóstol Pedro, y nace de allí, por una  consecuencia necesaria, que toca a su Santidad,  señale a las diversas iglesias las reglas a las  cuales deben conformarse "(12). Esa doctrina fundamental mental, que S. León Magno ha formulado con  tanta autoridad y elocuencia y que es en otros  términos la misma que venimos mostrando con tinuamente por la tradición, encuentra al hombre en las iglesias antes de S. León en las magicas Cartas de S. Inocencio I, que ha llegado hasta nosotros Por eso escribe en el Concilio de  Cartago que, "el Episcopado y toda su autoridad  emanan del Colegio Apostólico" (13); en el Concilio  de Mileve "que los Obispos deben considerar a  Pedro como fuente de su nombre y de Su digni dad" (14); a S. Victricio, Obispo de Rouen, que "el  Apostolado y el Episcopado tienen su origen en  Pedro" (15). 

No vamos a componer aquí a tratado polé mico; nuestro objeto, alegando estos títulos mágicos de la Cátedra de S. Pedro, no es otro que  avivar en el corazón de los fieles la veneración y el  tratamiento de que deben estar animados hacia  ella. Pero es necesario que conozca la fuente de  la autoridad espiritual que, en más diversos gra dos, rige y les santifica. Todo dimana de Pe dro, todo proceder del Pontífice Romano en el cual  Pedro continuará hasta el fin de los siglos. Je sucristo es el príncipe del Episcopado, el Espíritu  Santo establece los Obispos; pero la misión, la  institución que señala al Pastor su rebaño y al rebaño su Pastor, la dan Jesucristo y el Espíritu  Santo por el ministerio de Pedro y de sus úlceras.


TRASMISIÓN DEL PODER DE LAS LLAVES 

¡Qué  divina y sagrada es la autoridad de las Llaves,  pues descendiendo del cielo al Pontífice Romano,  deriva de él por los Prelados de las Iglesias así que toda la sociedad cristiana que ella debe regir  y santificar! El modo de transmisión por el Co legio apostólico ha variado según los siglos; pero todo poder emana de la Cátedra de Pedro. Al principio había tres Cátedras: Roma, Alejan dría y Antioquía; las tres, fuentes de la institución canónica para los Obispos de su dependencia; mas las tres tenidas como otras tantas  Cátedras de Pedro fundadas por él para presidir  como dados S. León (16), S. Gelasio (17) y S. Gregorio (18). Pero entre estas tres Cátedras, el Pontífice que se  sentó en la primera era quien recibió del cielo  su institución, mientras que los otros dos patriarios se ejercitaron sus derechos después de haber sido  reconocidos y confirmados por el que ocupaba en  Roma el lugar de Pedro. Más tarde se quiso aña dir dos nuevas cátedras a las tres primeras pero  Constantinopla y Jerusalén no llegaron a tal ho ni sino con el asentimiento del Pontífice Ro mano. Con el fin de los hombres no confunden las distinciones accidentales con las cuantas habían sido decoradas estas diversas iglesias  con la prerrogativa de la Iglesia Romana, Dios  tenía que las Sedes de Alejandría, de Antioquía, por Constantinopla, por Jerusalén fuesen  mancilladas con la herejía; y que llegó a ser  catedrales de error, dejasen de trasmitir la misión  legítima desde el momento en que alteraron la fe  que Roma las había trasmitido con la vida. Desnudos tros Padres han visto caer sucesivamente estas  columnas antiguas que la mano paterna de  Pedro había erigido; pero sus ruinas atestiguan  más claramente, cuán sólido es el edificio que la  mano de Cristo ha levantado sobre Pedro. El misio de la unidad es revelado con mayor claridad  y Roma reservándose para sí los favoritos que ella  había concedido a las iglesias que la habían teido por madre común, no ha hecho sino darnos con más claridad el principio único del poder pas toral.


RESETO Y  DE SUMISIÓN DEBERES.

Para nosotros, sacerdotes y fieles, nuestros toca informanos  de la fuente en que nuestros pastores han tomado su poder, de mano que les ha trasmitido las  Llaves. Su misión ¿emana de la Sede Apostólica? Si fue así, vienen de parte de Cristo que ha  confiado por Pedro su autoridad; honrémosles,  estémosles sumisos. Si vas a visitar el Pontificio Romano no nuestros juntemos  a ellos; porque Cristo no los conoce. Aun es tén revestidos del carácter sagrado que confía  la unción episcopal, no son nada en el orden  pastoral; las ovejas fieles deben alejarse de ellos.

Por eso el divino fundador de la Iglesia no se  contenta con determinar la visibilidad como el carácter esencial, de modo que ella debería la Ciudad  edificada sobre la montaña (19),  y que atrae todas  las miradas; quiso también que el poder celestial  que ejerce los pastores se deriva de una fuente  visible; para que cada campo pudiese detectar los títulos  de los que presentan a él para reclamar  su alma en nombre de Cristo. El Señor no podría  hacer menos por nosotros puesto que por otra  parte exigirá de nosotros en el último día que  seamos miembros de su Iglesia y que hayamos  vivido en unión con El por el ministerio de Pastores legítimos. ¡Honor, pues, y sumisión a Cristo  en su Vicario! ¡Honor y sumisión al Vicario de  Cristo en los pastores que envía!


Alabanza

Gloria a ti Príncipe de los Após toles ya tu Cátedra de Antioquía desde la cual  presidiste los destinos de la Iglesia universal. ¡Qué magníficas son las estaciones de tu Apos tolado! ¡Jerusalén, Antioquía, Alejandría, por  tu discípulo Marcos y Roma al final, por ti mismo; él aquí las ciudades que honras con tu Sede au gusta. Después de Roma, ninguna te poseyó tan  largo tiempo como Antioquía; es, pues, justo  honremos a esta Iglesia que fué un tiempo para  ti la madre de las otras. ¡Ay! hoy ha perdido su  hermosura, la fe ha desaparecido de su seno y  el yugo del musulmán pesa sobre ella. Sálvala,  Pedro, sométela a la Silla Romana, sobre la que te ha sentado, no por un número limitado de  años sino hasta la consumación de los siglos. En mutable roca de la Iglesia, las tempestades se  han desencadenado contra ti y nuestros ojos han  visto más de una vez la Cátedra inmortal tras ladada lejos de Roma. Comience con nuestro acorde dado de las hermosas palabras de S. Ambrosio:  "Donde está Pedro, allí está tu Iglesia", nuestros corazones no se han turbado, pues sabemos  qué Pedro ha escogido a Roma por divina ins piración, por el suelo donde descansa en Silla para  siempre. Ninguna voluntad humana podrá parar lo que Dios ha unido; el Obispo de Roma  será siempre el Vicario de Jesucristo y el Vicario de cristo con la desterrase la sacrilega violencia  de los perseguidores, será siempre el  obispo de roma.


súplica 

Calma las tempestades, ¡oh Pe dro! porque el estúpido no vacilen; ruega al  señor que la residencia de tu sucesor no salga  de esta ciudad que tú escogiste y elevaste a tos tos honores. Si los habantes de esta ciudad  reina han sido castigados por olvidar  sus deberes, perdónalos en la reflexión al uni católico, que su fe, como en los días en  que Pablo tu hermano, enviando su epístola,  llegue a ser céle en el mundo entero (20).




Notas

1. San Lucas., XIX, 44.
2. Isaías, LX, 8.
3. Hemos hecho notar que el 18 de enero, según una anti gua tradición, mantenida sin intermitencia hasta el siglo xvi,  celebramos hoy la fiesta de la cátedra romana de San Pedro  sin ninguna conmemoración de la Antioquía. No creemos  que en homenaje a la cátedra del Vaticano, símbolo  de la primacía universal de San Pedro y de los sucesores. Las  Iglesias de las Gallas, que no admitían fiestas en Cuaresma,  trasladaron esta fiesta al 18 de enero. Desde hace tres siglos,  el amor al Príncipe de los Apóstoles ha procurado extender el  homenaje a su palabra hasta en la cátedra de Antioquía.
4. S. Mat., XVI, 19.
5. S. Juan, XXI, 15, 17.
6. Hechos XX, 28.
7. Scorpiace, c., X.
8. Contra Parmenio, 1. VII.
9. Opp., T. III.
10. En el año de su mejora al Pontificado, sermón IV, P. LIV., C. 150.
11. Carta, XXXIII.
12.  Carta, X.
13.  lbid., XXIX.
14.  Ibíd., XXX.
15.  Ibíd., II.
16. Carta, CIV, Anatolio.
17. Concilio romano. Labbe, t. IV.
18. Carta a Eulogius.
19. Mat., 5, 14.
20. Rom., I, 8.



Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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