sábado, 30 de julio de 2022

Reflexión 211: Cerca de la Madre de Dios

 



Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!

El triste fruto del odio
30 de julio de 2022
Sábado de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Lecturas para hoy

San Pedro Crisólogo, obispo y doctor—Memoria facultativa

“Dame aquí en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”. Mateo 14:8

Qué mal día por decir lo menos. San Juan Bautista fue decapitado a petición de Salomé, la hija de Herodías. Juan estaba en prisión por decirle la verdad a Herodes sobre su matrimonio, y Herodías estaba llena de odio hacia Juan. Entonces Herodías hizo bailar a su hija en presencia de Herodes y sus invitados. Herodes quedó tan impresionado que le prometió a Salomé hasta la mitad de su reino. En cambio, su pedido fue por la cabeza de Juan el Bautista.

Incluso en la superficie, esta es una solicitud extraña. A Salomé se le promete hasta la mitad del reino y, en cambio, pide la muerte de un hombre bueno y santo. De hecho, Jesús dijo de Juan que nadie nacido de mujer era mayor que él. Entonces, ¿por qué todo el odio de Herodías y su hija?

Este triste incidente ilustra el poder de la ira en su forma más extrema. Cuando la ira brota y crece, provoca una profunda pasión, tanto que nubla el pensamiento y la razón de una persona. El odio y la venganza pueden consumir a una persona y llevarla a la completa insensatez.

Herodes es también aquí testigo de una extrema irracionalidad. Se ve presionado a hacer lo que no quiere porque tiene miedo de hacer lo correcto. Está abrumado por el odio en el corazón de Herodías y, como resultado, cede a la ejecución de Juan, a quien en realidad parecía gustarle y disfrutaba escuchar.

Normalmente buscamos inspirarnos en el buen ejemplo de los demás. Pero, en este caso, nos encontramos con que podemos “inspirarnos” de una manera diferente. Deberíamos usar el testimonio de la ejecución de John como una oportunidad para ver cualquier lucha que tengamos con la ira, el resentimiento y especialmente el odio. El odio es una pasión fea que puede colarse y causar mucha destrucción en nuestras vidas y en las vidas de los demás. Incluso los comienzos de esta pasión desordenada deben ser confesados ​​y superados.

Reflexiona, hoy, sobre si ves algún odio en tu corazón. ¿Te has aferrado a algún rencor o amargura que no desaparece? ¿Esa pasión está creciendo y dañando tu vida y la de los demás? Si es así, decide dejarlo ir y perdonar. Es la cosa justa que hacer.

Mi Señor liberador, dame la gracia que necesito para mirar dentro de mi corazón y ver cualquier tendencia a la ira, el resentimiento y el odio. Por favor, purifícame de estos y libérame. Jesús, en Ti confío






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