Viernes semana 14ª Tiempo Ordinario (8 julio 2022)
De Corazón a corazón: Os 14,2-10 (“Vuelve, Israel, al Señor… Los amaré generosamente”); Mt 10,16-23 (“Os entregarán… por mi causa… El Espíritu de mi Padre hablará en vosotros”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: La vida es un entramado de sorpresas, no siempre agradables. La mejor sorpresa es la de encontrarse con algún signo sencillo (¡y hay tantos!) de la presencia y amor de Señor. Si el corazón se abre al Señor (conversión significa abrirse a su amor), entonces se descubre que todo es “mensaje” suyo para nosotros y para todos. Hay que abrir los ojos abriendo el corazón. Entonces la vida, bajo la acción del Espíritu Santo, se hace reflejo del amor de Jesús, el único Salvador.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: Sólo guiados por el Espíritu de amor sabremos vivir las sorpresas sin transformarlas en sustos y fantasmas. María, llevando al “Salvador” en su seno, nos enseña a ser portadores de la gran sorpresa para todos sin excepción: Jesús que “murió y resucitó por todos” (2Cor 5,15).
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