PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Dijo Jesús a Marta la de Betania: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» (Jn 11,25-27).
Pensamiento franciscano:
Del Cántico del hermano sol, de san Francisco:
«Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!
Bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad» (Cánt 12-14)
Orar con la Iglesia:
Nuestro Dios y Padre es el Dios de la vida, el Dios de los vivos y no de los muertos. Oremos confiados en la intercesión de Cristo resucitado:
-Por todos los creyentes en Cristo, llamados a dar testimonio de la fe en la resurrección, ante la dura realidad de la muerte.
-Por los que se sienten desolados por la muerte de personas queridas.
-Por todos los que han muerto con la fe y la esperanza en Cristo.
-Por los que entregaron su vida generosamente por amor a los demás.
-Por los que han muerto víctimas de toda clase de injusticias, la guerra, el terrorismo, el odio, la venganza.
-Por nuestros familiares, amigos y bienhechores, y en especial por aquellos que son de nuestra mayor obligación.
Oración: Concede, Señor, a los que han muerto el perdón y la plenitud de la vida; y a nosotros, por su intercesión, vivir en la fe y la esperanza de nuestra resurrección en Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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