LA DEVOCIÓN A MARÍA
EN SAN FRANCISCO Y SANTA CLARA DE ASÍS
por Leonardo Lehmann, capuchino
María, esposa del Espíritu Santo
«Santa Virgen María, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a ti entre las mujeres, hija y esclava del altísimo y sumo Rey, el Padre celestial, Madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo, esposa del Espíritu Santo» (OfP Ant 1-2).
La colaboración de María, que en la Anunciación acoge el plan de salvación del Padre y colabora con él, se expresa en un título de profunda intimidad: Esposa del Espíritu Santo. Mientras todos los atributos precedentes que se han dado a la Virgen -Santa Virgen, hija, esclava, madre- se encuentran con frecuencia en la tradición cristiana, y en sustancia se remontan al Nuevo Testamento, el título «Esposa del Espíritu Santo» parece ser una novedad, una creación genuina del espíritu caballeresco de Francisco, enamorado de la «Señora, santa Reina, santa Madre de Dios», como la ha saludado con inspiración poética en el Saludo a la bienaventurada Virgen María. Willibrord Lampen, después de una exploración minuciosa de los 600 títulos aplicados a María por autores eclesiásticos de Oriente y de Occidente, llega a la conclusión de que Francisco fue el primero en usar el título «Esposa del Espíritu Santo».
Una investigación más reciente de Optato van Asseldonk lo confirma, aunque éste ultimo admite que el título se encuentra algunas veces en la antigua literatura de Oriente, después más frecuentemente en Occidente, en el siglo XII, a partir de los Países Bajos, donde un cierto predicador Tanquelmo († 1115) propuso a todo bautizado el matrimonio espiritual con el Espíritu Santo, movimiento contra el cual reaccionó san Norberto de Xanten († 1134). Pero Francisco ciertamente no sufrió el influjo de tales exageraciones, aunque podría haber estado en contacto con la visión del abad Joaquín de Fiore (†1202), según el cual, María está estrechamente unida con el Espíritu Santo; ella, según la teoría de las tres edades del abad de Fiore, será madre de la futura iglesia espiritual: madre de Dios y madre de una iglesia pura y santa. Sin embargo, aunque Joaquín subraye mucho que el Paráclito se servirá de la esposa María como Madre de la iglesia espiritual, no utiliza de manera explícita el título «Esposa del Espíritu Santo» Por eso, «no parece exagerado sostener que Francisco fue el primero en nombrar a María como "Esposa del Espíritu Santo". Sus predecesores tienen expresiones semejantes, pero no la invocación «Esposa del espíritu Santo».
Lo importante es que Francisco, colocando este título en una veneración bíblico-trinitaria, no ha caído en un exagerado entusiasmo espiritual o en un exceso de mística esponsal. Si bien en los Opúsculos de Francisco, «esposa» en la forma femenina recurre solamente aquí en la Antífona en conexión con el Espíritu Santo (otras dos veces, el mismo Espíritu Santo es designado como «esposo»), la expresión tiene un gran peso a causa de la repetición de la antífona antes y después de cada uno de los salmos del Oficio de la Pasión, apareciendo así 14 veces en la oración cotidiana de Francisco y de Clara. La importancia y el influjo del título se deduce además del hecho que Francisco lo trasfiere a otras personas «inhabitadas por el Espíritu», aplicándolo a las clarisas e incluso a todos los creyentes.
[Cf. el texto completo en Selecciones de Franciscanismo n. 107 (2007) 225-250
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