La poesía de la Navidad
Rafael Ángel Marañón
Eres fuente de alegría
¿Por que no puedo yo amarte
y con júbilo cantarte,
manojito de armonía?
No quiero hacer teología;
solo quiero venerarte,
y con poemas loarte
endulzando el alma mía.
Eres madre del que santo,
se entregó a tan cruel suplicio
por haberme amado tanto.
Y yo sé, joyel de encanto,
que hiciste tal sacrificio
para consolar mi llanto.
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