sábado, 12 de mayo de 2018

DEL GÉNESIS CONTRA LOS MANIQUEOS - LIBRO II

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Sant'Agostino - Augustinus Hipponensis



DEL GÉNESIS CONTRA LOS MANIQUEOS
Traducción: Lope Cilleruelo, OSA
LIBRO II

Capítulo I

Transcripción del segundo y tercer capítulo del Génesis

1. Después de la enumeración y exposición de los siete días, se introdujo como una cierta conclusión; y a lo que anteriormente se expuso, aun siendo una parte y pequeña del libro, se llamó libro de la creación del cielo y de la tierra; mereció ser llamado de este modo porque la descripción de estos siete días representa como un breve y perfecto retrato del mundo desde el principio hasta el fin de su creación. Después comienza con más interés y amplitud a describirnos al hombre, cuya total narración no se hace en sentido propio sino figurado, con el fin de ejercitar a las mentes que buscan la verdad y de apartar esta cuestión espiritual de los asuntos carnales. Este es, pues, su contenido: Este es el libro de la creación del cielo y de la tierra cuando fue hecho el día, en el cual hizo Dios el cielo y la tierra, y todas las cosas verdes del campo antes de aparecer sobre la tierra, y todo alimento del campo antes de que germinara. Aún Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni existía hombre que trabajara en ella, y, sin embargo, una fuente brotaba de la tierra y regaba toda la superficie de ella. Y entonces el Señor formó al hombre del limo de la tierra y sopló en la figura de él hálito de vida y fue hecho el hombre en alma viviente; y entonces plantó Dios el paraíso en el Edén hacia el oriente y colocó en él al hombre a quien había creado; y todavía hizo. Dios germinar de la tierra todo árbol hermoso al aspecto y bueno para comer, y plantó en medio del paraíso un árbol de vida y un árbol de la ciencia del bien y del mal. Nacía también del Edén un río que regaba el paraíso, el cual desde allí se dividía en cuatro partes. El nombre del primero era Phison, éste es el que recorre toda la tierra de Evilath, donde existe el oro, y el oro de aquella tierra es el mejor, allí hay diamante y piedra prásinus (esmeralda); el segundo río se llama Geón, y éste rodea toda la tierra de Etiopía; y el tercero era el Tigris, éste es el que camina contra los asirios; y el río cuarto se llama Eufrates. Y tomó el Señor Dios al hombre a quien había formado y le colocó en el paraíso para que le custodiase y trabajase; y el Señor Dios impuso a Adán un precepto diciendo: de todo árbol que en el paraíso está, comerás para alimentarte, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comeréis, porque en el día que comiereis de él moriréis con muerte. Y dijo el Señor Dios: no es bueno que el hombre esté sólo, hagámosle un auxiliar semejante a él. Y todas las cosas que Dios creó de todo género de animales y de todo género de bestias del campo y de todo género de aves que vuelan debajo del cielo, las condujo ante Adán para que viera qué nombre había de ponerlas, y lo que Adán, alma viviente, llamó a todas ellas, éste es su nombre; después de estas cosas impuso nombres Adán a todos los animales y a todas las aves del cielo y a todas las bestias del campo, y según como Adán los llamó, éste es el nombre que tienen hasta el día de hoy. Y aún no tenía Adán auxiliar semejante a él, y Dios infundió un sueño en Adán, y Adán se durmió, y tomó Dios una costilla de Adán y llenó de carne el sitio de ella y formó Dios la costilla que había tomado de Adán en mujer, y la presentó ante Adán para que viera cómo había de llamarla, y dijo Adán: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta se llamará mujer porque de su varón fue tomada y ésta será mi ayuda; por causa de esto abandonará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mujer y serán dos en una carne; y los dos estaban desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.


2. Y era la serpiente la más sabia de todas las bestias que sobre la tierra existían, a las que el Señor Dios había creado. Y dijo la serpiente a la mujer: ¿Por qué dijo Dios no comáis de todo árbol que está en el paraíso?; y la mujer respondió a la serpiente: de todo árbol que está en el paraíso comeremos, mas del fruto del árbol que está en medio del paraíso, dijo Dios que no comamos ni tampoco le toquemos para que no muramos; y la serpiente dijo a la mujer: no moriréis con muerte, pues sabía Dios que el día que comiereis de él se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses conocedores del bien y del mal; y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y hermoso a los ojos para verlo y probarlo, y tomó el fruto de aquel árbol y comió, y se lo dio a su varón; y lo recibió Adán y comió, y se les abrieron sus ojos, y entonces conocieron que estaban desnudos y tomaron hojas de higuera y se hicieron cinturones lumbares. Y habiendo oído la voz del Señor que paseaba por el paraíso u la hora de la tarde, se escondieron Adán y su mujer de la presencia del Señor hacia el árbol que estaba en medio del paraíso. Y llamó el Señor Dios a Adán y le dijo: Adán, ¿dónde estás?, y él le dijo: oí, Señor, tu voz en el paraíso y temí y me escondí porque estaba desnudo. Y dijo el Señor Dios: ¿Quién te avisó que estás desnudo, sino fue porque comiste de aquel árbol del cual te dije que sólo de él no comieses, y comiste? Y dijo Adán: la mujer que me diste me dio de comer y comí. Y dijo Dios a la mujer: ¿Por qué hiciste esto? Y dijo la mujer: la serpiente me engañó y comí. Y dijo el Señor Dios a la serpiente: porque hiciste esto, maldita serás tú por todo animal y por todo género de bestias, con tu pecho y vientre rastrearás el suelo, y comerás tierra todos los días de tu vida, y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu germen y el germen de ella. Ella estará atenta a tu cabeza y tú a su calcañal. Y dijo a la mujer: multiplicando multiplicaré tus dolores y sollozos, y en medio de dolores parirás tus hijos y volverás a la obediencia de tu varón y te dominará. Y entonces dijo Dios a Adán: porque oíste la voz de tu mujer y comiste del árbol del cual te mandé que de él sólo no comieses, maldita será la tierra para ti en todos tus trabajos, y en tu tristeza y llanto comerás del fruto de ella iodos los días de tu vida, espinas y abrojos germinará para ti, y comerás el alimento de tu campo; envuelto en el sudor de tu rostro comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra de la cual fuiste formado, porque eres tierra y a la tierra volverás. Y Adán entonces puso el nombre de Vida a su mujer, porque es la madre de todos los vivientes; y entonces hizo Dios túnicas de pieles para Adán y su mujer y los vistió. Y dijo: he aquí a Adán que se hizo como uno de nosotros al tener conocimiento del bien y del mal; y entonces, para que no alargase su mano hacia el árbol de la vida y tomando de él comiese y viviese eternamente, le arrojó el Señor Dios del paraíso de delicias, para trabajar la tierra de la cual fuera tomado. Y echado fuera del paraíso, puso su morada frente al paraíso de delicias; y colocó Dios un Querubín y espada de fuego que de un lado a otro se movía para custodiar la ruta del árbol de la vida.

Capítulo II

El Génesis no puede exponerse en todos sus puntos al pie de la letra

3. Si los maniqueos quisieran esclarecer estos secretos de las palabras divinas, siendo más bien investigadores reverentes que no censuradores vituperantes, ciertamente no serían maniqueos, porque a los que piden se da, los que buscan encuentran y a los que llaman se abre. Los que investigan con más cuidado y piedad que estos miserables e impíos, encuentran que en estas palabras se encierran muchas y graves cuestiones; mas esto es propio de los que buscan con intención de encontrar; ellos, por el contrario en nada trabajan si no es para no encontrar lo que buscan. Todo este discurso se debe examinar primero conforme al sentido histórico y después según el sentido profético: históricamente se narran los hechos, proféticamente se anuncian las cosas futuras. Ciertamente todo el que quiera aceptar al pie de la letra lo que se dice en este discurso, esto es, entenderlo como suena la letra y pudiere evitar blasfemias, y explanar todas las cosas en congruencia con la fe católica, no sólo no se le ha de impedir, sino que se le ha de tener por insigne conocedor y por digno de ser sobremanera alabado; pero si no hay esperanza de éxito de que se entiendan santa y dignamente las cosas que fueron escritas por Dios, a no ser que creamos que fueron propuestas simbólica y enigmáticamente, teniendo como tenemos la autoridad apostólica por la que se resuelven tantos enigmas o pasajes obscuros de los libros del Antiguo Testamento, mantendremos la regla de explicación que emprendimos, ayudándonos Aquel que nos exhorta a pedir, a buscar y a llamar1: así conforme a la fe católica aclararé todas estas figuras de las cosas, ya sea que pertenezcan a la historia o a la profecía, sin oponerme a una exposición mejor y más diligentemente hecha, por mí o por otros a quienes se digne Dios descubrirla.

Capítulo III

Qué significa lo verde del campo

4. Y fue hecho el día, en cuyo día hizo Dios el cielo y la tierra, y todo lo verde del campo antes de que apareciese sobre la tierra, y todo el alimento del campo. Anteriormente se enumeran siete días; ahora a éstos se les llama uno solo, en el cual hizo Dios el cielo y la tierra y todo lo verde del campo y todo alimento; bajo cuyo nombre de día perfectamente se entiende que en él está Comprendido todo el tiempo; porque Dios hizo en el mismo momento el tiempo y las criaturas corporales, las cuales, visibles después, se designan con el nombre de cielo y de tierra. Nos debe, pues, impulsar a inquirir, por qué llamando día a aquel en el cual hizo el cielo y la tierra, añadió además que hizo en él todo lo verde del campo y todo alimento. Cuando se escribió en el principio hizo Dios el cielo y la tierra no se dijo que fuese hecho todo lo verde del campo y todo alimento, sino que claramente se lee que en el día tercero fue hecho el alimento y todo lo verde del campo. No pertenece, pues, a ninguno de aquellos siete días lo que se dijo: en el principio hizo Dios el cielo y la tierra, pues o todavía se comprendía bajo el nombre de cielo y tierra a aquella materia de la cual fueron hechas todas las cosas, o ciertamente al decir en el principio hizo Dios el cielo y la tierra declaraba ante todo, bajo el nombre de cielo y tierra, a toda la creación; y después en particular y por orden de días según convenía, a causa de la profecía que indicamos en el libro primero, expuso la ejecución de las obras de Dios. ¿Qué quiere decir al nombrar ahora el cielo y la tierra, el añadir aquí, que hizo el alimento y lo verde del campo, y callarse tantas otras muchas cosas como hay en el cielo y en la tierra y también en el mar? ¿Querría dar a entender por lo verde del campo a la criatura invisible, esto es, al alma? El campo suele llamarse figuradamente mundo en la divina Escritura; y así el mismo Señor, al exponer aquella parábola en la que la cizaña está mezclada con la buena semilla, dice: Este campo de que hablo es el mundo2. Luego con rectitud se interpreta que por lo verde del campo se indica a la creatura espiritual e invisible a causa del vigor de la vida, y bajo el nombre de alimento también se señala lo mismo, por la relación que hace a la vida.

5. Lo que a continuación añade: antes que apareciesen sobre la tierra, se entiende antes de que el alma pecase, pues, contaminada más tarde con los deseos carnales, se puede decir rectamente que ya, como sobre la tierra, había nacido o existía ya sobre ella, y por esta razón añadió: aún, pues, no había hecho llover Dios sobre la tierra.

Capítulo IV

Qué se designe por «aún no llovía sobre la tierra»

Porque ahora también Dios hace lo verde del campo, mas haciendo llover sobre la tierra, es decir, hace revivir a las almas por medio de su palabra, pero las riega con las aguas de sus nubes, esto es, con los escritos de los profetas y apóstoles. Y éstos rectamente se llaman nubes, porque teniendo en cuenta la obscuridad de las alegorías, las cuales están como encerradas en lugar tenebroso, estas palabras que suenan y se transmiten hiriendo al aire se hacen como nubes; y al ser estudiadas, sacándolas el jugo, a los que con piedad las entienden se les infunde como un rocío de verdad; pero esto sucedía antes de que el alma pecase, es decir, antes de que lo verde del campo apareciese sobre la tierra. Aún no había hecho llover Dios sobre la tierra ni existía hombre que trabajase en ella; mas para el hombre que trabaja en la tierra es necesario el rocío de las nubes; de qué clase de nubes se trate, ya lo dijimos. Después del pecado el hombre comenzó a trabajar en la tierra y a necesitar de aquellas nubes; pero antes del pecado, habiendo hecho Dios lo verde del campo y el alimento, bajo cuyo nombre estaba significada, como dijimos, la criatura invisible, la regaba con una fuente interior, hablando al entendimiento de ella, de modo que exteriormente no necesitaba las palabras de los profetas y apóstoles como si fuera la lluvia de las nubes antes citadas, sino que se saciaba con propia fuente, es decir, con la verdad que manaba en lo más íntimo de su ser.

Capítulo V

Se tomó en sentido alegórico la fuente que regaba la tierra. 
Qué sea la soberbia

6. Mas una fuente, dice, brotaba de la tierra y regaba toda la superficie de ella. Es evidente que se trata de la tierra de la cual se dijo: tú eres mi esperanza, y porción mía en la tierra de los vivientes3. Mas cuando el alma era regada con el agua de aquella fuente, aún no había arrojado de su alma por la soberbia las cosas íntimas y de más preciado valor, la gracia de Dios, porque lo primero que lleva consigo la soberbia del hombre es apartarle de Dios; y porque comienza a no ser regada por la fuente interior empieza también a hincharse exteriormente por la soberbia: con razón es mofado el hombre y se le dice por aquellas palabras proféticas de qué se ensoberbece la tierra y ceniza, ya que en su vida arrojó las cosas más caras e íntimas (es decir a Dios)4. ¿Qué otra cosa es la soberbia sino abandonar el retrete de la conciencia y querer aparentar exteriormente lo que uno no es? Por esto, trabajando ya en la tierra, necesita de la lluvia de las nubes, es decir, de la enseñanza de las humanas palabras para que de este modo pueda revivir de aquella aridez, y hacerse de nuevo lo verde del campo; mas ojalá que reciba con buen ánimo la lluvia de la verdad que estas nubes derraman, porque por esta lluvia nuestro Señor se dignó tomar la nube de nuestra carne y derramar la abundantísima lluvia del santo Evangelio, prometiendo también que si alguno bebiere de esta agua volverá de nuevo hacia aquella sacratísima fuente para no buscar en adelante la lluvia de fuera, porque dice: El que beba del agua que yo le daré no tendrá eternamente sed, pues se hará en él fuente de agua que salte hasta la vida eterna5. Esta es, según creo, la fuente que antes del pecado surgía de la tierra y regaba toda la superficie de ella, porque estaba interiormente en ella y no echaba de menos el auxilio de nubes. Aún Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni existía el hombre que trabajase en ella, al decir: aún Dios no había hecho llover sobre la tierra añadió la causa por qué aún no llovía, porque no había hombre que trabajase en ella. Entonces, pues, comenzó el hombre a trabajar en la tierra, cuando después del pecado se le despojó de la vida feliz de la que en el paraíso gozaba; pues de este modo está escrito: y le echó el Señor Dios del paraíso de delicias para que trabajase la tierra de la cual había sido formado6. Esto lo investigaremos en su lugar, ahora lo he recordado a fin de que entendiésemos que para el hombre que trabaja en la tierra, es decir, que está colocado en la aridez de los pecados, le es necesario, como lluvia de nubes, la divina doctrina que se expone con palabras humanas. Sin embargo, esta ciencia será destruida porque ahora vemos en enigmas, como buscando la comida en la niebla, mas después cara a cara7, cuando sea regada toda la superficie de nuestro ser con la fuente interna de agua viva; pues si lo que se escribió: una fuente brotaba de la tierra y regaba la superficie de la tierra, quisiéramos entenderlo de alguna de estas fuentes de agua visible, no parece verosímil que sólo aquella que regaba toda la tierra se hubiera secado, cuando aún se encuentran tantas fuentes perennes, ya de arroyos como de ríos, diseminadas por toda la tierra.

Capítulo VI

Palabras con que se designa la creación de las cosas invisibles

7. Luego bajo estas breves palabras se nos declara la creación universal antes del pecado del alma, pues por nombre de cielo y tierra se comprende toda criatura visible, y por nombre de día la creación de todo tiempo, y por nombre de todo lo verde del campo y el alimento la creatura invisible, y por el de fuente que brotaba de la tierra y regaba toda la superficie de ella la inundación de la verdad sobre el alma llenándola antes del pecado. Y este día, de cuyo nombre dijimos que significaba la creación de todo tiempo, nos insinúa que no solamente podía darse cuenta del tiempo la criatura visible, sino también la invisible; lo que se nos patentiza acerca del alma, la cual por la infinita variedad de afecciones que tiene, por su misma caída que la convirtió en miserable, por la redención que de nuevo la vuelve al estado dichoso, nos convence que con el tiempo ella puede cambiarse. Y por esto no sólo se dijo haberse hecho el día en el que hizo Dios el cielo y la tierra, en cuyas palabras se insinúa la criatura visible; sino que se añadió: y todo lo verde del campo y el alimento que, como dijimos, en este nombre se nos presenta, por causa de su vigor y su vida, a la creatura invisible, es decir, al alma. Y así, se dijo: cuando fue hecho el día, en cuyo día hizo Dios el cielo y la tierra y todo lo verde del campo y el alimento, para que entendiésemos que pertenecía al tiempo por causa de su mutabilidad, no sólo la criatura visible, sino también la invisible, porque sólo Dios es inmutable y el único que existe antes del tiempo.

Capítulo VII

Misterio que encierra la palabra limo

8. Veamos ahora, después de la insinuación que nos hace de la criatura universal, tanto de la visible como de la invisible y del beneficio general de la fuente divina dada a la criatura invisible, qué cosa se nos declare en especial del hombre, lo cual nos toca principalmente a nosotros. En primer lugar, habiendo sido el hombre formado por Dios del limo de la tierra se suele proponer la cuestión preguntando ¿cuál fue aquel limo, o qué materia se insinúa por el nombre de limo? Aquellos encarnizados enemigos de los libros del Viejo Testamento, entendiéndolo carnalmente todo, y por lo mismo equivocándose siempre, suelen rechazar mordazmente que Dios hiciera al hombre del barro, pues dicen: ¿por qué hizo Dios al hombre del limo? Tal vez le faltaba materia mejor y más excelente de donde formarle, y por esto se vio en la necesidad de hacerle de esta tierra corrupta mortal y tan frágil? Primeramente les diremos que no entienden los múltiples significados que se dan en la Escritura a las palabras tierra y agua, y el limo es una mezcla de tierra y de agua. Decimos también que el cuerpo humano comenzó después del pecado a ser destinado a la corrupción, a la fragilidad y a la muerte. Estos no se horrorizan de nuestro cuerpo si no es por la muerte, la cual merecimos en castigo de nuestro pecado. ¿Qué hay, pues, en esto de extraño o qué dificultad tiene Dios para hacer del limo de la tierra el cuerpo del hombre, y al mismo tiempo hacerle de tal condición que no le sometería a la corrupción, si el hombre guardando el precepto de Dios no hubiera querido pecar? Si decimos, porque creemos omnipotente al Artífice, que la' hermosura del mismo cielo la creó de la nada o la hizo de la materia informe, ¿qué tiene de extraño que el cuerpo lo hiciera de un limo cualquiera?; pudo muy bien el omnipotente Artífice hacerlo de tal condición que no afligiera al hombre molestia ni necesidad alguna, ni la corrupción le destruyera antes de cometer el pecado.

9. Por consiguiente, vanamente se indaga de qué hizo Dios el cuerpo del hombre, si es que ahora se habla de sola su formación. Sé que de este modo lo entendieron no pocos católicos los cuales escriben que después que se dijo: formó Dios al hombre del limo de la tierra, no se añadió a imagen y semejanza de él, porque aquí sólo se trata de la formación del cuerpo del hombre; y que entonces sólo se indicaba la formación del hombre interior, cuando se dijo: hizo Dios al hombre a imagen y semejanza suya. Pero aun cuando entendamos que el hombre fue hecho ahora en cuerpo y en alma, estas palabras de la divina Escritura no se han de explicar o. exponer como incoación de alguna nueva obra, sino como nueva recopilación más diligentemente hecha por estas palabras, de lo insinuado anteriormente con brevedad; sin embargo, como dije, si entendemos en este lugar que el hombre fue hecho en cuerpo y en alma, tampoco recibe absurdamente por esta misma unión el nombre de limo; pues así como el agua une, aglutina y congrega la tierra cuando por la mezcla de ambas se hace el barro, igualmente el alma vivificando la materia del cuerpo la conforma en unidad armónica y no le permite que se corrompa y disuelva.

Capítulo VIII

Qué significa la acción de soplar y a qué se llama 
en las escrituras espíritu del hombre

10. De lo que se escribió «y sopló en él un espíritu de vida y fue hecho el hombre en alma viviente», debemos entender que desde este momento el alma se unió al cuerpo, si hasta entonces sólo existía el cuerpo; ya sea que antes hubiera sido creada, pero que permanecía como en la boca de Dios, es decir, en la verdad y sabiduría de Él, de donde, sin embargo, no se apartó como si ocupara otro sitio cuando fue enviada al cuerpo soplando, pues Dios no está contenido en lugar alguno, sino que está presente en todas partes; ya sea que entonces fuese creada el alma cuando Dios envió soplando el espíritu de vida a aquella figura de barro, de tal modo que designe aquella acción de soplar la misma obra de Dios, por la cual el espíritu de su potencia creó el alma en el hombre. Pero si aquel hombre que había sido hecho, era ya cuerpo y alma, la entrada del alma por medio de aquella acción de soplar es para el hombre una perfección de sí mismo, al ser hecho el hombre en alma viviente, no porque aquel soplo se transformara en alma viviente, sino porque se obró en él, alma viviente. Sin embargo, aún no debemos entender que el que fue hecho en alma viviente era ya hombre espiritual, sino todavía animal; pues fue hecho espiritual cuando colocado en el paraíso, es decir en la vida feliz, recibió al mismo tiempo el mandato de perfección para que se perfeccionara con la palabra de Dios; y así, después que pecó, al apartarse del precepto de Dios, quedó en estado animal y fue arrojado del paraíso; y por esto todos los hombres llevamos primeramente en nosotros el hombre animal, ya que después del pecado nacemos del estado animal, hasta tanto que consigamos el espiritual Adán, es decir, a nuestro Señor Jesucristo -que no tuvo pecado-8 por el cual renovados y vivificados seremos reintegrados al paraíso donde el ladrón mereció estar con El el mismo día de su muerte9; pues así dice el Apóstol: fue hecho el primer Adán en alma viviente, y el nuevo en espíritu vivificante10: no es, por lo tanto, primero lo espiritual sino lo animal.

11. Debemos entender este pasaje de tal forma que no juzguemos, porque se escribió y sopló Dios en él un espíritu de vida y fue hecho el hombre en alma viviente, que una parte de la naturaleza de Dios se convirtió en alma del hombre, y nos veamos obligados a decir que la naturaleza de Dios es mudable, como afirman los maniqueos a quienes la verdad los tritura en su error. Pues como la soberbia es la madre de todos los herejes, se atrevieron a decir que el alma es naturaleza de Dios; y de aquí les obligamos nosotros a sacar la consecuencia que naturalmente se sigue; luego la naturaleza de Dios se equivoca y es mudable y peca y se corrompe con la fealdad de los vicios, y aún más, y como vosotros decís, se mancha con la sordidez de la naturaleza contraria y otras tales y tantas blasfemias como proferís: lo que es impropio y nefando creer de la naturaleza de Dios, porque el alma fue hecha por el omnipotente Dios y, por lo tanto, ella no es una parte de Dios o de la misma naturaleza de El: esto mismo se escribió en otro lugar diciendo el profeta: el que formó el espíritu en todos, él mismo hizo todas las cosas11; y en otro lugar: El, que formó el espíritu del hombre12. Luego evidentemente se prueba por estos testimonios que el espíritu del hombre fue hecho. También el espíritu del hombre se llama en la sagrada Escritura potencia racional de la misma alma, la cual se diferencia de la que tienen los animales a quienes domina por la ley de la naturaleza; sobre esto dice el Apóstol: nadie conoce las cosas que están en el hombre a no ser su mismo espíritu que está en él13. Si con claridad no se probara por estos testimonios que el alma del hombre fue hecha, tal vez no faltarían hombres que dijeran que el espíritu del hombre no había sido hecho, y creyeran que él es de la misma naturaleza de Dios, y añadieran todavía más, que parte de la naturaleza de Dios fue convertida en espíritu del hombre cuando ejecutó Dios aquel soplo, lo que al parigual la sana y verdadera doctrina rechaza, porque el espíritu del hombre clama a gritos, cuando a veces se engaña y a veces obra prudentemente, que él es mudable; lo que de ningún modo es lícito creer de la naturaleza de Dios. No puede existir mayor señal de soberbia que el decir el alma humana que ella es lo que es Dios, cuando gime agobiada por tantas y tan grandes cargas de miserias y vicios.

Capítulo IX

Cómo se entiende alegóricamente el paraíso de delicias

12. Pasemos ahora a tratar de aquella felicidad del hombre, la que se halla prefigurada en el nombre de paraíso; y porque en los jardines amenos suelen los hombres gozar de un delicioso descanso y nacer allí para los ojos del cuerpo una luz del oriente, que después se eleva hasta el cielo, cuyo cuerpo celeste es de más valor y más excelente que el nuestro, por eso, en estas palabras también se insinúan figuradamente las delicias espirituales que lleva consigo la vida dichosa, y que el paraíso se planta al oriente. Entendamos también que nuestras delicias espirituales representan a todo árbol hermoso a la mirada de la razón y bueno para servir de alimento que no se corrompe, con el cual se alimentan las almas felices, porque dice el Señor: Trabajad por el alimento que no se corrompe14, como es todo buen pensamiento el cual es la comida del alma. Al oriente plantó luz de sabiduría en el Edén, es decir, en delicias inmortales e intelectuales, porque se dice que esta palabra, Edén, significa delicias, placer o comida si del hebreo al latín se traduce, mas se escribió sin traducción para que aparezca significar un determinado lugar y hacer de este modo la locución más figurada. Cuando se dijo que produjo la tierra toda clase de árboles, lo entendemos de aquel gozo espiritual de que estaba pletórica el alma, es decir, que sobresalían en la tierra del alma aquellos árboles de vida, los cuales no estaban circundados y cubiertos con los estorbos de las pasiones terrenas. El árbol de la vida plantado en medio del paraíso significa la sabiduría, por la que es necesario entienda el alma que ella está colocada en el mismo centro de la creación, pues aunque tenga sujeta a toda la naturaleza corpórea, sobre ella está la naturaleza de Dios, y así ni se incline a la derecha usurpando lo que de ella no es, ni a la izquierda rebajándose por negligencia del puesto en que está situada; esto es estar plantado el árbol de la vida en medio del paraíso. El árbol de la ciencia del bien y del mal significa igualmente el punto céntrico y la perfecta integridad que tiene el alma, porque también aquel árbol estaba plantado en medio del paraíso. Y se dice árbol del discernimiento de la ciencia del bien y del mal, porque si el alma, la que debe dirigirse hacia las cosas que son primordiales, esto es, hacia Dios, y olvidarse de las que son inferiores15, es decir, de los deleites carnales, se volviera a sí misma abandonando a Dios y quisiera gozar de su poderío y grandeza sin preocuparse de Dios, entonces se envanecería por la soberbia, y esto es el principio de todo pecado. Y como al pecado de ella se sigue inmediatamente la pena, por propia experiencia aprende qué diferencia existe entre el bien que dejó y el mal en que se precipitó, y esto sería para ella haber gustado del árbol de la ciencia del bien y del mal; pues se le manda que coma de todo árbol que hay en el paraíso, pero que no coma del árbol en el que está el discernimiento del bien y del mal, es decir, que no se goce de tal modo que como comiendo viole y corrompa la misma integridad perfecta de su naturaleza.

Capítulo X

Qué cosa designan los cuatro ríos

13. El río que nació del Edén, es decir, del lugar de delicias o de placeres o de manjares, el que también se insinúa por el profeta en el salmo 35,9 cuando dice: con el torrente de tus placeres los embriagarás16, es el mismo Edén cuyo nombre en latín es voluptas, placer; este río se divide en cuatro partes que representan las cuatro virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Se dice que el Phison es el mismo Ganges, y el Geon es el Nilo, lo que puede notarse en el profeta Jeremías; ahora, sin embargo, se llaman con distintos nombres. Esto sucede actualmente con el Tíber, el cual antiguamente era llamado Albula. Los nombres de los otros dos, Tigris y

Eufrates, se conservan todavía; como dije, en estos cuatro nombres están representadas las virtudes cardinales, como se deduce de la interpretación de estos nombres, si alguno considera la lengua hebrea o la siríaca. Pues del mismo modo que Jerusalén siendo un lugar terreno y visible, sin embargo significa espiritualmente ciudad de paz; y Sión siendo un monte de la tierra de Judea, espiritualmente se traduce por contemplación, y no sin fundamento porque este nombre en las mismas alegorías de las santas Escrituras muchas veces cambia el significado material en sentido espiritual; y del mismo modo que el Señor, cuando habla de aquel que descendía de Jerusalén a Jericó y que fue herido, maltratado y medio muerto, abandonado en el camino por los malhechores y ladrones17, saca a relucir en la parábola las ciudades de Jerusalén y Jericó; y aunque según la historia estos nombres y lugares materiales se encuentran en la tierra, sin embargo, la razón nos obliga a entenderlos en sentido espiritual.

14. La prudencia, que significa la contemplación de la verdad, carece de palabra humana, porque ella es inefable; si quieres hablar sobre ella, más bien que darla a la luz, la abortarás, puesto que cuando el Apóstol fue arrebatado a contemplarla, oyó allí palabras inefables que al hombre no le es permitido hablar18. Esta virtud de la prudencia rodea toda la tierra que posee oro, diamantes y esmeraldas, es decir, doctrina que contiene las enseñanzas del vivir, la cual como purificada por el fuego de todas las inmundicias terrenas, brilla como oro purísimo y encierra en sí a la verdad a la que no vence falsedad alguna, como al fulgor del diamante no vence la noche, y lleva en sí misma la vida eterna que está representada en el perenne verdor de la esmeralda por causa de que jamás pierde el vigor. El río aquel que rodea la Etiopía, tierra sobremanera cálida y ardiente, significa la fortaleza animosa y diligente en el momento culminante de la acción. El tercer río llamado Tigris, corre hacia los asirios, y significa la templanza que lucha contra la concupiscencia, la que se opone con todas sus fuerzas a los consejos de la prudencia, por lo que muchas veces se toma en la sagrada Escritura a los asirios por adversarios. Del cuarto río no se dice hacia dónde se dirige o qué tierra recorre, pues la justicia pertenece a todas las partes del alma, puesto que ella es orden y equidad del alma, mediante la cual estas tres virtudes, la primera la prudencia, la segunda la fortaleza y la tercera la templanza, se unen en perfecta armonía y en toda esta unión y orden consiste la justicia,

Capítulo XI

Del trabajo del hombre en el paraíso, y de la hechura 
de la mujer en ayuda del hombre

15. En cuanto a que el hombre fue colocado en el paraíso para trabajarle y custodiarle, diremos que aquel trabajo era más bien honroso que fatigoso, porque uno es el trabajo del paraíso y otro muy distinto el de la tierra, al que fue condenado después por causa del pecado. Cuál fuera la condición de aquel trabajo lo demuestran las palabras que se añadieron para custodiarlo, pues en la tranquilidad de la vida feliz, donde no existe la muerte, todo trabajo se reduce a custodiar lo que se tiene. También recibió otro precepto del cual ya hemos hablado anteriormente19, mas este precepto concluye de tal forma que no se refiere a día determinado, pues dice así: el día que comiereis moriréis con muerte. Después comienza a exponer el modo cómo fue hecha la mujer, y se dice que fue hecha para ayudar al varón, de tal forma que de la unión espiritual naciesen los frutos de vida eterna, es decir, las buenas obras de alabanza divina, cuando ordena el hombre y obedece la mujer; él es gobernado por la Sabiduría y ella por el varón, ya que Cristo es la cabeza del varón, y el varón la cabeza de la mujer20, y por esto se dice: no es bueno que exista el hombre solo. Aún faltaba algo que hacer (la razón) para que no sólo el alma dominara al cuerpo, ya que el cuerpo ocupa el puesto de siervo, sino que también la razón superior sometiera a su imperio a su misma parte animal, y mediante la ayuda de la parte superior esta otra parte animal del alma dominase al cuerpo; para que así la mente interna, como razón superior, subyugue el apetito del alma por el que obran los miembros del cuerpo y conforme a ley imponga el modo de obrar a su ayuda, de la forma que el varón debe dirigir a la mujer y no permitirle a ella que domine al varón, pues la casa donde esto sucede se pervierte y es miserable; a semejanza de esto fue hecha la mujer, a la que el orden de la creación pone bajo el dominio del varón, para que aquello que claramente aparece en los seres, es decir, en el varón y en la mujer, pueda verse en un solo hombre.

16. Primeramente, pues, manifestó Dios al hombre en qué grado era mejor que las bestias y que todos los demás animales irracionales, y esto está significado en lo que se dijo: todos los animales fueron presentados a él para que viese cómo habría de llamarlos y qué nombres imponerles; de aquí se deduce que el hombre por la sola razón es mucho mejor que las bestias, porque únicamente la razón, que juzga de estas cosas, puede conocer por sus nombres a todas; es cosa obvia comprender que el hombre entiende al momento que es mejor que las bestias, pero difícilmente comprende que en él una cosa es la razón por la que gobierna y otra lo animal de ella que es gobernado.

Capítulo XII

Qué significa el sueño de Adán y su unión con Eva

Y porque esto lo entiende por un conocimiento más íntimo, creo que esta visión interna está significada en el nombre de sueño, el que Dios infundió en Adán cuando la mujer fue hecha de él; para ver esto no se necesitan los ojos corporales, sino que cuanto cada uno más se haya apartado de estas cosas visibles dirigiendo la mirada al interior de la inteligencia, y esto es como dormir, tanto mejor y más claramente ve aquello. Este mismo conocimiento, por el que se comprende que en nosotros una cosa es lo que se gobierna por la razón y otra distinta lo que obedece a la razón, es semejante a la hechura de la mujer efectuada de la costilla de Adán, porque significa la unión que tienen entre sí estas dos cosas. Además, después, para que cada uno domine con rectitud a esta su parte y se haga en sí mismo como un matrimonio, de tal modo que la carne no se levante en deseos contra el espíritu, sino que se subordine a él, es decir, que la concupiscencia carnal no se oponga a la razón, sino que más bien obedeciendo deje de ser carnal, necesita de la perfecta sabiduría, cuya contemplación por ser interna y secreta y carente de todo sentido corporal, con razón puede entenderse que está comprendida bajo el nombre de sueño; y así, pues, ordenadísimamente la cabeza de la mujer es el varón, y la del varón, Cristo, que es la sabiduría de Dios.

17. Con propiedad se dice que llenó el lugar de la costilla de carne, para que bajo el nombre de carne se insinuara el afecto de amor con que cada uno ama a su alma y no es justo que la desprecie porque cada uno ama a quien manda. Mas no fue en este lugar denominada la carne de tal modo que signifique la concupiscencia carnal, sino más bien del modo en que habla el profeta: quitaré de este pueblo el corazón de piedra y le daré un corazón de carne21; y así como también dice el Apóstol: no escribiré mi mandamiento en tablas de piedras, sino en las tablas carnales de su corazón22, una es, pues, la locución propia y otra la figurada como es ésta de la que ahora tratamos; por consiguiente, si primero, según la historia, fue hecha por el Señor Dios la mujer visible, del cuerpo del primer hombre, no la hizo de este modo sin causa, pues la hizo para insinuar algún secreto. ¿Fue acaso porque faltó el limo para que de él fuera formada la mujer, o porque si el Señor quisiera no hubiera podido sacar del hombre la costilla y sin dolor estando él en vigilia? Ya sea que estas cosas se digan figuradamente o que también fueran hechas figuradamente, no se dijeron o se hicieron en vano, sino que son misterios y sacramentos ocultos, por lo tanto, siempre deben interpretarse y entenderse conforme a la fe pura y exenta de errores, sea que se interpreten del modo que yo intenté hacerlo, con las débiles luces de mi inteligencia, sea de otro modo mejor.

Capítulo XIII

El matrimonio entendido espiritualmente

18. Y llamó el varón a su mujer como llama el que es superior al inferior, diciendo: esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Tal vez dijo hueso de mis huesos dando a entender la fortaleza, y carne de mi carne indicando la templanza, ya que se demuestra que estas dos virtudes pertenecen a la parte inferior del alma, a la cual gobierna la prudencia racional. De lo que se dijo: y ésta se llamará mujer porque ha sido tomada del varón, no se deduce claramente en la lengua latina el origen y la interpretación del nombre, pues no se ve que exista semejanza entre las palabras mujer y varón, mas en la lengua hebrea se dice que suena de tal modo como si dijéramos ésta se llamará «varona», porque fue tomada del varón. En latín, «virago o virgo», varona o virgen, tiene cierta semejanza con el nombre de varón, «vir»; mas el de mujer, «mulier», no la tiene, pero esto, como dije, lo achacaremos a la diversidad de los sonidos que tienen las diversas lenguas.

19. Lo que se añadió el hombre abandonará al padre y a la madre y se ajustará a su esposa y serán dos en una sola carne, no comprendo cómo pueda referirse a la historia, a no ser que se refiera a lo que tantas veces acontece en el género humano. Según mi modo de pensar, es todo una profecía, la cual recuerda el Apóstol al decir: por esto dejará el hombre al padre y a la madre y se juntará a su mujer y serán dos en una sola carne, este misterio es grande, pero yo lo digo en relación a Cristo y a la Iglesia23. Si los maniqueos que engañan a tantos con la lectura de las cartas apostólicas no leyesen esto con los ojos cerrados, entenderían de qué modo debieran recibir las escrituras del Antiguo Testamento, y no se atreverían a vituperar con palabras blasfemas lo que ignoran. El estar desnudos Adán y su mujer y el no avergonzarse al verse en tal forma, significa la sencillez y la castidad del alma en que vivían, pues el Apóstol lo dice así: os desposé con un solo varón para presentaros como virgen casta ante Jesucristo; sin embargo, temo que tal vez como la serpiente que engañó a Eva con su astucia, así también se corrompan vuestras mentes, haciendo desaparecer de ellas la sencillez y castidad que se debe a Cristo24.

Capítulo XIV

La serpiente representa al Diablo y Eva el afecto

20. La serpiente significa el diablo. Ciertamente no era necia, pues lo que se dice que era la más sabia de las bestias, insinúa figuradamente su astucia. No se dijo que estuviera la serpiente en el paraíso, sino la serpiente estaba entre las bestias que hizo Dios, puesto que el paraíso, como arriba dije, significa25 la vida feliz, de la cual va no gozaba la serpiente porque ya era diablo y había caído de su bienaventuranza al no permanecer en su justicia. Ni es de admirar cómo pudo hablar a la mujer estando ésta en el paraíso y aquélla fuera de él, quizá no estaba la mujer ocupando el lugar del paraíso, sino más bien estaba en él según el gozo de la bienaventuranza; ¿o quizá si el sitio donde estaba era el que se llama paraíso en el que habitaban corporalmente Adán y la mujer, debemos entender que al diablo en figura corporal se le permitió la entrada en él?, no, sino espiritualmente, según dice el Apóstol: en otro tiempo caminasteis conforme al príncipe de la potestad del aire, del espíritu que obra en los hijos de la incredulidad26. ¿Acaso se manifiesta visiblemente o se acerca, como a lugares materiales, a aquellos hombres en los cuales obra? No trabaja así, sino que de admirable modo sugiere todo lo que puede, valiéndose de los pensamientos, cuyas sugestiones resisten los que en verdad dicen con el Apóstol: no ignoramos sus astucias27. ¿Cómo se acercó a Judas Iscariote cuando le persuadió que entregara al Señor? ¿Acaso presentándose en algún lugar o viéndole con sus propios ojos? No fue de este modo, sino que entró en su corazón de la manera que ya he dicho28; mas el hombre le apartará de sí, si guarda su paraíso, pues Dios le puso en él para custodiarlo y trabajarlo; y en este sentido se dice de la Iglesia en el Cantar de los Cantares: huerto cerrado, fuente sellada29, en el cual no es admitido el tentador de la maldad; pero engaña mediante la mujer, pues no puede nuestra razón ser arrastrada al consentimiento del pecado si no es cuando la delectación fuere impulsada hacia aquella parte del alma, la que debe obedecer a la razón como a varón que rige.

21. Ahora ninguna otra cosa se ejecuta en cada uno de nosotros, cuando alguno cae en el pecado, si no es lo mismo que se hizo entonces entre aquellos tres, la serpiente, el varón y la mujer; porque primeramente la sugestión se hace o por el pensamiento o por los sentidos corporales, viendo o tocando o gustando u oyendo u olfateando; hecha esta incitación, si nuestro deseo no se mueve hacia el pecado, entonces queda rechazado el ardid de la serpiente; pero si es movido ya, como a la mujer, se ha logrado persuadirle, mas algunas veces la razón con toda su firmeza reprime y ahoga el apetito conmovido; cuando se hace esto no se cae en el pecado, sino que somos coronados por tan tremenda lucha; pero si consiente la razón y se determina a ejecutar lo que la concupiscencia le aconseja, el hombre inmediatamente es arrojado, como del paraíso, de la vida bienaventurada; pues aunque no pase al acto, se le imputa ya el pecado, porque en el consentimiento de la razón se tiene como rea ante el tribunal de la conciencia.

Capítulo XV

De qué modo se perpetró la tentación

22. Se ha de considerar con la mayor diligencia de qué modo aquella serpiente persuadió el pecado, ya que esto pertenece de una manera especialísima a nuestra salud, porque precisamente se escribieron estas cosas para que en adelante nos apartemos de ellas. Como hubiera respondido la mujer al ser preguntada, cuál era el precepto; la serpiente le dijo: no moriréis con muerte, pues sabe Dios que en el día que comáis del árbol se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses conocedores del bien y del mal. Vemos por estas palabras que por medio de la soberbia se persuadió a cometer el pecado, pues esto mismo es lo que se expresa al decir seréis como dioses, lo mismo que lo dicho sabía Dios que en el día que comiereis del árbol se abrirán vuestros ojos; porque ¿qué otra cosa puede entenderse aquí a no ser el persuadirles que no quisieran estar bajo el dominio de Dios y permanecer más bien en su propia potestad, sin señor, para no verse precisados a obedecer su ley; y que como envidiosos de ellos mismos porque no se gobernaban por sí mismos, insinuarles que no necesitaban de aquella luz interna, sino que usasen de su propia prudencia y libertad, lo que Dios les había prohibido, como de ojos propios a fin de distinguir el bien y el mal? Esto es lo que les persuadió que amasen con exceso su propia libertad, y que quisieran ser iguales al Señor, y que, obrando en contra de la ley de Dios, abusasen, como del árbol plantado en centro del paraíso, de aquel estado medio en el que por una parte estaban sometidos al Señor, y por otra ellos dominaban a sus cuerpos, y así perdieron lo que habían recibido al querer usurpar lo que no se les había dado; no recibió el hombre la naturaleza para que por su propia potestad fuese feliz sin regirle Dios, porque sólo Dios puede ser feliz por su propio poder, no estando sometido a nadie.

23. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y halagador a los ojos para ver y conocer. ¿Pero cómo veía si tenía los ojos cerrados? Mas esto se dijo para que entendiéramos que después que comieron se les abrieron los ojos, es decir, los ojos de la maldad a quienes la inocencia disgusta, con los cuales se veían desnudos y de sí mismos se avergonzaban; pues cuando alguno se aparta de aquella íntima y escondida luz de la verdad, ninguna otra cosa agrada a la soberbia si no es la mentira falaz; de aquí nace la hipocresía y con ella se juzgan sobremanera sabios los que pudieron traicionar y engañar a quienes quisieron. Dio pues la mujer a su varón y comieron y se les abrieron sus ojos, de los cuales ya hemos hablado; y entonces vieron que estaban desnudos, pero vieron con ojos perversos, con los cuales aquella inocencia que estaba significada bajo el nombre de desnudez les parecía digna de avergonzarles; y como no eran ya inocentes se hicieron de hojas de higuera cinturones para cubrir sus vergüenzas, es decir, para ocultar su inocencia de la que ya se avergonzaba la astuta soberbia; las hojas de higuera significan cierta comezón, si así puede en cierto modo decirse en las cosas que carecen de cuerpo, la cual de mil modos padece el alma con el apetito y la delectación de mentir; de aquí que en latín se llamen mentirosos a los que aman las chanzas, pues también en los chistes picantes o en los juegos burlescos el primer puesto lo ocupa ciertamente el engaño.

Capítulo XVI

Qué significa la ocultación de nuestros primeros padres 
y el paseo y juicio de Dios

24. Así, pues, al transitar Dios por el paraíso en la tarde, es decir, al venir hacia ellos a juzgarlos, oyeron su voz y se escondieron de su vista; ya antes de imponerles la pena paseaba por el paraíso, es decir, se movía de cierto modo en ellos la presencia de Dios al no haber permanecido firmes en el cumplimiento de lo mandado. También se dice con toda propiedad que vino a ellos en la tarde, a saber, cuando ya se les había ocultado el sol, esto es, cuando ya había desaparecido de ellos la luz interior de la verdad. ¿Quién es el que se oculta de la mirada de Dios?; el que abandonándole comienza a amar su propia miseria. Ya estaban, pues, cubiertos con el ropaje andrajoso de la mentira, y el que habla mentira habla de su propio caudal30. Por esto se dice que fueron a esconderse hacia el árbol que estaba en medio del paraíso, es decir, se escondieron en sí mismos, los que estaban colocados en medio de la creación, debajo de Dios y encima de las cosas corporales; luego en el interior de sus conciencias se escondieron para perturbarse con lamentables errores cuando abandonaron la luz de la verdad, la que no eran ellos mismos; el alma humana puede participar de la verdad, pero la Verdad misma es Dios inmutable que está sobre el alma, mas quien se aparta de aquella verdad y se dirige a sí mismo y no se alegra en Dios su director e iluminador, sino que se goza más bien de sus actos libres, se obscurece por la mentira; y el que habla mentira, habla de lo que es propio suyo, es decir, de sus propias tinieblas, y por esto se perturba, poniendo de manifiesto la sentencia del profeta que dice: en mí mismo está perturbada mi alma31. Ahora, pues, es interrogado Adán, no sin saber Dios dónde estaba, sino obligándole a confesar su pecado; tampoco se le ocultaban a nuestro Señor Jesucristo tantas cuestiones sobre las que interrogaba; mas Adán responde que habiendo oído la voz de Dios se escondió porque estaba desnudo. ¡Miradle cómo responde en un error lamentable, como si a Dios pudiera desagradarle el hombre desnudo conforme Él le había creado!; mas es muy propio del error juzgar que lo que nos desagrada a nosotros, esto mismo igualmente disgusta al Señor. Con elevado concepto debe entenderse lo que dijo el Señor: ¿Quién te avisó que estabas desnudo, sino el haber comido del árbol del que te dije que sólo de él no comieras y, sin embargo, comiste?

Estaba antes ciertamente desnudo de la simulación, porque estaba vestido con la luz divina, pero al momento de apartarse de Dios y dirigirse a sí mismo, y esto es lo que significa comer de aquel árbol, vio su desnudez y se disgustó de sí mismo porque no tenía cosa propia de estima.

Capítulo XVII

Recusación de la culpa y castigo de la serpiente

25. Después, siguiendo la costumbre de la soberbia, no se acusa del pecado que cometió consintiendo en la insinuación de la mujer, sino que hace recaer en la mujer su propia culpa, y así, sutilmente, como valiéndose de la astucia que el miserable había engendrado en sí mismo, intentó imputar a Dios el pecado cometido por él; pues no dijo: la mujer me dio el fruto, sino: la mujer que me diste. No hay cosa más ordinaria para los pecadores que el querer atribuir a Dios por todos los medios cualquiera falta de que se les acuse, y esto tiene su origen en aquel manantial de la soberbia; pues luego que el hombre pecó, al querer hacerse igual a Dios, es decir, al querer estar libre de la tutela de Él, al modo de Dios el cual no está sometido a nadie, porque es el Señor de todas las cosas, y no pudiendo ser igual al Señor en poder, pues ya había caído y se había precipitado en el pecado, intenta ahora hacerle a Dios igual a él, o más bien quiere demostrar que pecó Dios y que él era inocente. Preguntada también la mujer, echa la culpa a la serpiente. Aquí obran los dos, el hombre y la mujer, como si el hombre hubiera recibido la mujer para obedecerla, y no más bien para hacerla obedecer; o como si ella no pudiera mejor guardar el precepto de Dios que hacer caso de las palabras de la serpiente.

26. A la serpiente no se le pregunta, sino que inmediatamente recibe el castigo, porque ni puede confesar el pecado ni tiene ningún motivo de excusa; mas tengamos presente que ahora no se habla de aquella condena del diablo que está reservada para el último juicio, de la que habla el Señor cuando dice: id al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles32, sino de aquel castigo del que debemos precavernos nosotros. El castigo del diablo es el tener bajo su dominio a quienes desprecian los mandamientos de Dios, y esto lo demuestran aquellas palabras por las que contra él se decreta la sentencia; y de aquí que es para él gran tormento el alegrarse de este miserable poder, él, que acostumbraba antes de su caída a gozarse de la verdad eterna, en cuya posesión no se sostuvo; y por esto las bestias son antepuestas a ,él no ciertamente en poderío, pero sí en la conservación de su naturaleza, porque las bestias no perdieron bienaventuranza alguna celestial, la que nunca tuvieron, sino que en la misma naturaleza que recibieron pasan la vida. Se dice también con el pecado y el vientre andarás, lo que ciertamente en la serpiente se observa; mas la frase dicha a este viviente visible se aplica figuradamente a este nuestro invisible enemigo; en el nombre de pecho está representada la soberbia, porque en él tiene su asiento la vehemencia del ánimo; y en el nombre de vientre el deseo carnal, porque en esta parte del cuerpo se deja sentir de manera especial la molicie, y porque mediante estas cosas se arrastra el demonio hacia los que quiere engañar; por eso se dijo: reptarás con el pecho y el vientre.

Capítulo XVIII

Enemistad entre Eva y la serpiente

27. Y dice: comerás Da tierra todos los días de tu vida, es decir, todos los días antes del último castigo del juicio, en los cuales gozas de esta potestad; ésta parece ser la vida de él de la que se goza y se gloría: Comerás la tierra puede entenderse de dos modos distintos: o te pertenecerán a ti los que engañes con deseos terrenos, es decir, los pecadores, los que están significados por el nombre de tierra; o también con estas palabras designa a una tercera clase de tentación, como es la curiosidad, porque quien se alimenta de la tierra penetra en abismos profundos y obscuros, pero temporales y terrenos.

28. No se establecen, pues, enemistades entre el demonio y el varón, sino entre el demonio y la mujer. ¿Pero acaso fue porque no tienta y engaña a los varones? Es evidente que también los engaña. ¿0 es que quizá se dijo esto porque él no engañó al mismo Adán, sino a su mujer?, mas, ¿acaso por esto no es su enemigo, siendo así que también a él le llegó aquel engaño mediante su mujer? Además, se habla ya especialmente de tiempo futuro, pues se dice: pondré enemistades entre ti y la mujer. Pero si quisiera entenderse que después ya no engañó a Adán, diremos que tampoco en adelante engañó a Eva. ¿Por qué, pues, se habló así, sino es, o porque claramente aquí se manifiesta que el diablo no puede tentarnos a no ser por aquella parte animal que viene a ser como la imagen de la mujer, o porque pone el ejemplo abarcando a lodos en un mismo y solo hombre del cual hemos hablado ya muchas cosas. El poner enemistades entre el linaje del diablo y el de la mujer, significa la perversa sugestión del uno y el fruto de las buenas obras de la otra con el que resiste la incitación perversa; y por esto acecha el diablo la planta de la mujer para que, si alguna vez cae en la delectación ilícita, al instante se apodere de ella; y ella observa la cabeza de él para rechazarlo en el mismo principio de la tentación maligna33.

Capítulo XIX

Sobre la pena impuesta a la mujer

29. No existe ninguna otra controversia sobre el castigo de la mujer, porque claramente se ve que en medio de las calamidades de esta vida soporta acrecentados dolores y llantos. El que dé a luz en dolor a los hijos, aunque se cumple ostensiblemente en esta mujer, sin embargo, debemos dirigir la consideración a un hecho más oculto, porque entre los animales también las hembras paren a los hijos con dolor, y ésta es más bien en ellos condición de mortalidad que pena del pecado: luego puede suceder que también sea ésta la índole de la naturaleza humana en las mujeres que tienen ya cuerpos mortales. Pero esto es aquí un gran castigo, el haber llegado a esta mortalidad corporal viniendo de aquella inmortalidad. Sin embargo, esta sentencia encierra un gran sacramento o misterio, porque no existe ninguna abstención de deseo carnal que no lleve consigo el principio de dolor hasta que la costumbre lo dirija a mejor destino, lo que cuando acaece se considera como si hubiera nacido ya el hijo; es decir, que el afecto está preparado para el bien obrar por medio de la buena costumbre, cuya buena costumbre para nacer necesitó resistir con dolor a la mala costumbre. También aquí tiene su aplicación aquello que se dijo después de lo del parto: y te dirigirás a tu varón y él te dominará. ¿Acaso no acontece que muchas o casi todas las mujeres dan a luz a sus hijos estando ausentes los maridos y, sin embargo, después del parto no se vuelven a ellos?, y las mujeres altivas que dominan a sus maridos, ¿acaso después del parto carecen de este vicio de tal modo que sus maridos las dominan? Todo lo contrario, pues creen que han recibido una dignidad al ser madres y muchas veces se muestran aún más soberbias. ¿Qué cosa, pues, quiere decir después de lo dicho: en dolores parirás a tus hijos, lo que se añadió: y tu conversión será hacia tu varón y él te dominará, sino que cuando aquella parte del alma que es dominada por los placeres carnales, quiera vencer alguna mala costumbre, al sufrir dificultad y dolor engendra la buena costumbre y obedece ya en adelante con más diligencia y cautela a la razón como a su propio varón? Y así, como adoctrinada ya por estos dolores, ¿se convierte a la razón y libremente obedece al que manda para no caer de nuevo en alguna perniciosa costumbre? Estas cosas, que parecen maldiciones y oprobios, son preceptos, si no leemos carnalmente las cosas espirituales, porque la ley es espiritual.

Capítulo XX

Sobre la pena impuesta al varón

30. ¿Qué diremos también de la sentencia que se pronunció contra el hombre? ¿Acaso tal vez los ricos, que no trabajan la tierra y a quienes el alimento les cae en las manos como llovido del cielo, han de juzgar haber evadido la pena, que se encuentra así decretada: maldita será para ti la tierra en todas tus obras, en tu llanto y tristeza comerás de ella todos los días de tu vida, espinas y abrojos producirá para ti, y comerás el alimento del campo, y envuelto en el sudor de tu rostro comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste tomado, porque eres tierra y a la tierra irás?

Sin duda es evidente que nadie evadirá esta sentencia. Pues el haber nacido el hombre en esta vida es lo que constituye la dificultad de encontrar la verdad, a causa del cuerpo corruptible, conforme escribe Salomón: el cuerpo que, se corrompe hace pesada el alma y el habitar en la tierra abate la inteligencia, que piensa muchas y grandes cosas34. Estos son los trabajos y tristezas que tiene el hombre provenientes de la tierra; y las espinas y abrojos son las punzadas de los intrincados asuntos, o los pensamientos sobre el aprovisionamiento para cubrir las necesidades de la vida, los que muchas veces, a no ser que se extirpen de raíz y se arrojen del campo de Dios, es decir del alma, ahogan la palabra divina para que no fructifiquen en el hombre, como el Señor en el Evangelio lo dice35. Y porque en la necesidad somos amonestados de esta misma verdad, unas veces por los ojos carnales y otras por los oídos, y además es difícil resistir a las ilusiones y fantasmas que entran en el alma por estos sentidos, aunque por ellos también entra el aviso de la verdad, ¿qué rostro habrá que no sude al comer el pan de su trabajo en esta perplejidad? Esto lo hemos de soportar todos los días de nuestra vida, es decir, todos los días de esta vida transitoria. Y esto se dijo al que trabajare su campo (es decir su alma) porque todas estas cosas padece hasta que vuelva a la tierra ole la cual fue tomado, es decir, hasta que muera. Quien cultivare este campo interior del alma y consiguiere, aunque con trabajo, su pan, puede soportar este trabajo hasta el fin de la vida; mas después de esta vida no se verá en la precisión de sufrirlo. En cambio, quien no cultivare el campo y permitiere que las espinas le ahoguen, tendrá en esta vida la maldición de su tierra en todas sus obras, y después de esta vida o el fuego de la purificación o la pena eterna; nadie, pues, se escapa de esta sentencia; por lo tanto, se ha de obrar para que a lo menos tan sólo se soporte en esta vida.

Capítulo XXI

Por qué Adán después de la transgresión impuso a Eva el nombre de «Vida». 
Qué significan las túnicas de piel

31. ¿A quién no ha de extrañar que después del pecado y de la sentencia del juez, Dios, llame Adán a su mujer con el nombre de Vida, porque Eva ha de ser la madre de los vivientes precisamente después que mereció la muerte y que fue destinada a engendrar hijos mortales, si no entendemos que la Escritura pone la atención en los hijos que había que dar a luz con dolores, y en que ella hiciera la conversión hacia su marido y él la dominara? De estos hijos anteriormente ya hemos hablado... Y así ella es la vida y la madre de todos los vivientes. La vida que transcurre en pecados suele llamarse muerte en la sagrada Escritura, según dice el Apóstol: muerta está la viuda que vive en placeres36; y leemos también que el nombre de muerto significa el pecado donde se escribió: el que se lava por haber tocado a un muerto y de nuevo le toca, de que le aprovecha el haberse lavado, y así el que ayuna por sus pecados y otra vez los comete de nada le sirve su ayuno37. Como vemos, en lugar de pecado escribió muerto, y dijo abstinencia y ayuno por lavatorio, es decir, limpieza del contagio de muerto; y el volver otra vez a caer en pecado es lo mismo que si hubiera dicho tocar de nuevo al difunto. ¿Por qué no se ha de llamar vida a nuestra parte inferior espiritual, la que debe obedecer a la razón como la mujer al varón, cuando precisamente por medio de la razón engendra del principio intelectual de vida los pensamientos del bien vivir y cuando también absteniéndose de engendrarlos, aunque sea con dolores y gemidos, resistiendo a la mala costumbre, concibe asimismo la buena costumbre para obrar bien, mostrándose en esto como madre de los vivientes, es decir, madre de las buenas obras, a las que se oponen los pecados, los cuales enseñamos que pueden estar significados en el nombre de muertos.

32. Todos los que de Adán hemos nacido empezamos a deber a la naturaleza aquella muerte con la cual Dios le amenazó al darle el precepto de no comer del fruto del árbol; aquella muerte está figurada en las túnicas de pieles. Ellos mismos se hicieron túnicas con las hojas de higuera y Dios se las hizo con pieles, es decir, apetecieron la liviandad de mentir abandonando la hermosura de la verdad y Dios transformó sus cuerpos en esta mortalidad de la carne, donde se ocultan corazones mendaces. Tampoco se ha de creer que pueden ocultarse los pensamientos en aquellos cuerpos celestes, como se ocultan en estos cuerpos terrenos, sino que así como muchas afecciones del alma se reflejan en la cara y principalmente en los ojos, así juzgo también que no pueden ocultarse por completo en aquella claridad y simplicidad de los cuerpos celestes todos los movimientos del ánimo. Por lo tanto, merecerán aquella morada y la transformación en la forma angelical aquellos que pudiendo en esta vida ocultar la mentira debajo de las túnicas de pieles, sin embargo la odian, y la evitan en todo momento llevados del ardentísimo amor de la verdad, y solamente cubren, sin mentir en nada, lo que si se oyese no se podría tolerar. Vendrá tiempo en el que no se encubra nada porque nada hay oculto que no se manifieste38. Los hombres estuvieron en el paraíso, aunque sentenciados ya por Dios, el tiempo preciso para llegar a vestirlos con túnicas de pieles, es decir, a vestirlos con la mortalidad de esta vida. ¿Con qué otra señal pudo significarse mejor la muerte que llevamos en el cuerpo, que con las pieles que suelen quitarse a los animales muertos? Por tanto, cuando desea el hombre ser Dios en contra del precepto, no con la verdadera imitación, sino con ilícita soberbia, es abatido hasta la mortalidad de las bestias. Por lo tanto, también la ley divina se mofa del hombre por medio de la palabra de Dios, por cuya mofa nos avisa que debemos evitar la soberbia con el mayor empeño.

Capítulo XXII

Qué significa la expulsión de Adán del paraíso en sentido alegórico

33. He aquí a Adán hecho como uno de nosotros, apto para conocer el bien y el mal. Esta locución ambigua es una figura irónica, porque las palabras se hizo como uno de nosotros pueden entenderse de dos modos diversos: o que se hizo uno de nosotros, es decir, se hizo como Dios, lo que es realmente una ironía, como cuando se dice te has hecho uno de los senadores, es decir, un verdadero senador; o que hubiera llegado a ser Dios, aunque no por naturaleza sino por beneficio de su creador, si hubiera querido permanecer bajo su potestad, y así se dijo como uno de los ya no de nosotros, ex nobis, a la manera que se dice, los ex cónsules o los ex procónsules a los que ya no son. ¿Mas para qué se hizo como uno de nosotros?, a saber, para conocer el bien y el mal, para que al sentir en sí mismo el mal le conozca por experiencia el que Dios conoce por sabiduría; y, en fin, para que sepa que su castigo es inevitable porque no quiso ser feliz soportando voluntariamente aquel dominio del Omnipotente.

34. Y entonces para que Adán no alargase su mano hacia el árbol de la vida y viviera eternamente, Dios le arrojó del paraíso. Con toda propiedad se dijo arrojó en lugar de excluyó, para que pareciera como obligado por el mismo peso de sus culpas a buscarse un sitio más conveniente; lo que también se ve obligado a soportar no pocas veces el hombre malo que comienza a vivir entre los buenos, si no quiere cambiar su vida en mejor, pues el peso de su mala costumbre lo arroja de aquella reunión de hombres buenos; y no es que los buenos le excluyan oponiéndose él, sino que le apartan queriéndolo él. Lo que se dijo no sea que Adán alargue su mano al árbol de la vida, también es una locución de doble sentido, pues hablamos así cuando, por ejemplo, decimos: por lo tanto, te aconsejo que no vuelvas otra vez a hacer lo que hiciste, deseando ciertamente que no lo haga; y también se puede entender de este modo: por lo tanto, te aconsejo no sea que quizá seas bueno, deseando también que lo sea; es decir, te aconsejo y no desespero que puedas ser bueno; así habla el Apóstol cuando dice refiriéndose a los pecadores: no sea que tal vez Dios, es decir, por si tal vez Dios les dé penitencia para conocer la verdad39. Por esto puede verse cómo el hombre fue arrojado a los trabajos de esta vida, pero de tal modo que alguna vez alargue su mano hacia el árbol de la vida y así viva por siempre. El alargar la mano muy bien significa la cruz, por la que se recupera la vida eterna. Aunque también si entendemos en aquel modo de hablar no sea que por no quiero que extienda la mano y viva eternamente, diremos; que no es pena injusta después de cometer el pecado sellar la entrada de la sabiduría, hasta que por la misericordia de Dios en determinados tiempos reviva el que murió y sea encontrado el que se había perdido. Fue, pues, arrojado del paraíso de delicias para que trabajase la tierra de la que había sido formado, es decir, para que trabajase en este cuerpo terreno y colocase en él si pudiere, el mérito de recuperarse a sí mismo. Y habitó frente al paraíso en miseria, la que ciertamente es opuesta a la vida feliz; digo esto porque creo que en el nombre de paraíso está significada la vida feliz.

Capítulo XXIII

Qué significa el querubín y la espada de fuego

35. Y puso Dios un Querubín y una espada de fuego que se movía de un lado a otro, la que puede denominarse con un solo nombre: versátil, para custodiar el camino del árbol de la vida. Los que vertieron al latín las palabras hebreas de las santas Escrituras, nos dicen que la palabra Querubín significa plenitud de ciencias; y las palabras espada de fuego versátil penas temporales, porque los tiempos se mudan por la variabilidad. Se dice también llama de fuego porque toda tribulación en cierto modo quema, mas una cosa es quemar para purificar y otra distinta quemar para destruir, porque dice el Apóstol: ¿Quién se escandaliza que yo no me abrase?40 pero este afecto le purificaba a él más y más, porque procedía de la caridad; también aquellas tribulaciones que padecen los justos son como esta espada de fuego porque en el fuego se purifican la plata y el oro, y los hombres agradables a Dios en el horno de la tribulación41, según dice el Eclesiástico; San Pablo repite lo mismo: el horno del fuego prueba los vasos del alfarero, y la tribulación a los hombres justos42, porque Dios corrige a quien ama, y castiga a todo hijo a quien recibe en su casa43. Y en otro lugar: sabed que la tribulación engendra la paciencia y la paciencia labra la prueba44. Como leemos y oímos y se ha de creer que el árbol de la vida está custodiado por la plenitud de la ciencia y por la espada de fuego, nadie puede acercarse al árbol de la vida si no es por estos dos caminos, a saber, por la tolerancia de los sufrimientos y por la plenitud de la ciencia (es decir, por la penitencia y el amor).

36. Pero casi todos deben soportar en esta vida el sufrimiento de las molestias cuando desean acercarse al árbol de la vida, porque parece que la plenitud de la ciencia alcanza a muy pocos, de tal modo que casi ninguno de los que se dirigen al árbol de la vida llega a él por la plenitud de la ciencia, pero todos llegan por el sufrimiento, de las molestias, es decir, sienten la espada de fuego versátil; mas si se atiende a lo que dice el Apóstol: la plenitud de la ley es la caridad45, y observamos que la caridad está contenida en aquel doble precepto: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y amarás a tu prójimo como a ti mismo, en cuyos dos preceptos está contenida la ley y los profetas46, sin ningún género de duda diremos que se viene al árbol de la vida, no sólo por la espada de fuego versátil, es decir, por la tolerancia de las molestias de la vida, sino también por la plenitud de la ciencia, es decir, por la caridad, porque dice el Apóstol: si no tengo caridad nada soy47.

Capítulo XXIV

Adán es figura de Cristo y Eva de la Iglesia

37. Prometí en esta disertación hacer primero una explicación de los hechos que narra la divina Escritura, la cual doy por terminada; y después hacer una reflexión del sentido profético de estos hechos, la que aún falta y ahora mismo la haré brevemente, pues en cuanto creo no nos detendrá por mucho tiempo la consideración de la profecía, habiendo sido dada como cierta señal evidente de ella. Dice, pues, el Apóstol que es un gran sacramento lo que se dijo: por esto abandonará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mujer; y serán dos en una carne, lo cual el mismo Apóstol lo interpreta diciendo: yo lo digo tocante a Cristo y a la Iglesia48. Luego lo que se cumple en Adán históricamente se cumple en Cristo proféticamente, el cual dejó al Padre cuando dice: yo salí del Padre y vine a este mundo49; no le abandonó con traslado de sitio, porque Dios no está contenido en lugar alguno, ni por repulsión de pecado como los apóstatas abandonan a Dios, sino presentándose a los hombres en forma de hombre, cuando el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros50. Mas esto no significa un cambio de la naturaleza de Dios, sino la toma de la naturaleza de la persona inferior, es decir, de la humana; lo que se prueba también por lo que dice el Apóstol: se anonadó a sí mismo51, porque no se presentó ante los hombres en aquella majestad que tiene en el Padre, sino ostentando la flaqueza de ellos, los cuales aún no tenían el corazón limpio para ver al Verbo, que era en el principio Dios en Dios52. ¿Qué significa lo que dijimos dejó el Padre, sino que dejó de mostrarse a los hombres como está en el Padre; y también que dejó a la madre, sino que dejó la observancia carnal y vieja de la sinagoga, que era su madre por ser engendrado de David según la carne, con el fin de unirse a su esposa, es decir, a la Iglesia, para ser los dos en una carne?; porque dice el mismo Apóstol que Jesucristo es la cabeza de la Iglesia y la Iglesia su cuerpo53. También Él se durmió con el sueño de la pasión, con el propósito de formarse para El a su esposa la Iglesia, cuyo sueño canta el profeta en los Salmos, diciendo: yo me dormí y tomé un sueño profundo y me levanté porque el Señor tomó la protección54; luego la esposa Iglesia fue formada para Él de su propio costado, es decir, de la realidad de la pasión y del bautismo, porque al ser herido el costado de Él con la lanza vertió agua y sangre55. Mas Él también fue formado, como dije antes, del linaje de David según la carne, conforme lo dice el Apóstol56, es decir, fue formado como del limo de la tierra, no existiendo hombre que elaborase en la tierra, porque ningún hombre tocó a la Virgen de la cual nació Cristo. Y brotaba una fuente de la tierra y regaba toda su superficie. La superficie de la tierra, o sea el rostro o la cara de la tierra, es decir, lo más digno de la tierra rectísimamente representa a la madre del Señor, la Virgen María, a quien regándola la inundó de gracias el Espíritu Santo, al que llama el Evangelio con los nombres de fuente y de agua57, a fin de que como de tal limo formase a aquel hombre. Jesucristo, el cual fue colocado en el paraíso para trabajarlo v custodiarlo, es decir, fue colocado en la voluntad del Padre para cumplirla y guardarla.

Capítulo XXV

Los herejes, y principalmente los maniqueos se hallan 
representados en la serpiente

38. El mandato que Él recibió también nosotros le recibimos en Él, porque cada cristiano con toda propiedad lleva en sí mismo la persona de Cristo, como lo dice el mismo Señor: lo que hicisteis a uno de mis pequeñuelos a mí mismo lo hicisteis58, y ojalá que gozásemos conforme se manda de todo árbol del paraíso, lo que significa gozar de las delicias espirituales; mas el fruto del Espíritu es la caridad, el gozo, la paz, la longanimidad, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la continencia, como lo dice el Apóstol59. Y ojalá que no tocásemos el árbol de la ciencia del bien y del mal, plantado en medio del paraíso, es decir, que no quisiéramos hartarnos con los frutos de nuestra naturaleza, la que, según dijimos, es un término medio entre la criaturas y Dios, para no experimentar engañados la diferencia que hay entre la sencilla fe católica y los engaños de los herejes, porque de este modo llegaríamos al conocimiento del bien y del mal. Conviene, dice el Apóstol, que haya herejías, para que los probados se manifiesten entre vosotros60. Por esto aquella serpiente significa proféticamente el veneno de los herejes y principalmente de estos maniqueos y de cualquiera que se oponga a los libros sagrados del Viejo Testamento. No veo pronosticada cosa más evidente que a éstos en aquella serpiente; y, por tanto, debemos huir de esta serpiente, que tiene su madriguera en los corazones de éstos, porque nadie ni más locuaz ni más jactanciosamente promete el conocimiento de la ciencia del bien y del mal, ni presume demostrar como ellos, que en el mismo hombre como en el árbol plantado en medio del paraíso reside el conocimiento del bien y del mal. Asimismo, de aquello que se dijo seréis como dioses; quiénes otros pregonan con más énfasis que éstos, que llevados por la vanidad de la soberbia intentan inducir a otros a esta misma soberbia, afirmando que el alma en su naturaleza es lo mismo que Dios?; Y a quiénes otros les pertenece con más propiedad aquel abrirse de los ojos carnales que a éstos, los que habiendo abandonado la luz interna de la sabiduría se ven obligados a adorar la luz de este sol, la que pertenece a los ojos del cuerno? Sin duda todos los herejes generalmente engañan con la promesa de ciencia y reprenden a los que encuentran ser creyentes sencillos; y como solamente inducen a creer cosas carnales, cuando intentan llevarlos como a la abertura de los ojos carnales, les ciegan los ojos interiores del alma.

Capítulo XXVI

La serpiente simboliza la herejía maniquea

A éstos hasta les desagradan sus cuerpos no por la pena de muerte, la que merecimos pecando, sino porque, teniendo como abiertos los ojos carnales, les desagrada esta desnudez corporal, y así niegan que Dios sea el creador de los cuerpos.

39. Ninguna otra cosa marca y señala más íntimamente a éstos, que lo dicho por la serpiente: no moriréis con muerte, pues sabe Dios que el día que comiereis se abrirán vuestros ojos, porque estos creen que aquella serpiente fue Cristo; y que Dios es, no sé qué nación de tinieblas; e inventan que dio este precepto como si envidiase la ciencia del bien y del mal en los hombres: de esta opinión juzgo que son también no sé qué ofitas, que dicen debemos adorar, en lugar de a Cristo, a la serpiente, sin atender a lo que dice el Apóstol: temo no sea que como la serpiente engañó con su astucia a Eva, así también por ella se depraven vuestras mentes61, luego juzgo que a éstos simboliza esta profecía. También es seducida nuestra concupiscencia carnal por las palabras de esta serpiente y por ella es engañado Adán, no Cristo sino el cristiano, el cual si quiere observar el precepto de Dios y viviere perseverantemente de la fe, hasta que sea capaz de entender la verdad, es decir, si trabajare en el paraíso del alma y custodiare lo que recibió, no caerá en aquella deformidad, de tal modo que cuando le desagrada su carne por ser como su desnudez, recoja más bien los vestidos carnales de las mentiras y embustes, que son como las hojas de higuera con las cuales se teje la túnica; porque los tales hacen esto cuando mienten acerca de Cristo y predican que Él también fue mentiroso, y como escondiéndose ellos de la presencia de Dios se encierran en el recinto de sus mentiras, apartándose de aquella verdad conforme lo dice el Apóstol: apartan su oído de la verdad y atienden solamente a sus fábulas62.

40. Ciertamente aquella serpiente, es decir, aquel error de los herejes que tienta a la Iglesia, y contra el que vocea el Apóstol cuando dice: temo no sea que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así también por ella se corrompa vuestro sentido, aquel error digo se arrastra por el suelo con el pecho y el vientre, y come la tierra, porque únicamente engaña, o a los soberbios que, atribuyéndose lo que no tienen, al instante creen que es una e idéntica la naturaleza del Sumo Dios y la del alma; o a los enredados en los deseos carnales, que oyen con gusto que cualquiera cosa que hagan ellos no lo hacen ellos, sino el pueblo de las tinieblas; o a los curiosos que se entregan al goce de las cosas terrenas y buscan por eso con ojos carnales las cosas espirituales. Habrá también enemistades entre este error y la mujer, es decir, el alma, entre su germen y el de la mujer si ésta pare hijos aunque con dolor y se vuelve a su varón, es decir, a Dios para que El la domine. Entonces, pues, podrá conocerse que nuestro ser no es en parte de la naturaleza del Dios creador, y en parte del pueblo de las tinieblas, como éstos dicen; sino más bien que aquello que en el hombre tiene potestad de gobernar y aquello inferior que debe ser gobernado, es de Dios por creación no por naturaleza, como lo dice el Apóstol: El hombre no debe ciertamente cubrir su cabeza siendo como es imagen y gloria de Dios, pero la mujer es gloria del varón, porque no procede el varón de la mujer sino la mujer del varón, dado que no fue creado el varón por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón; por esto la mujer, debe velar su cabeza con la divisa de la sujeción por causa de los ángeles: sin embargo, en el Señor ni mujer sin varón ni varón sin mujer, porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es mediante la mujer, y todas las cosas proceden de Dios63.

Capítulo XXVII

Qué significan en sentido alegórico la caída y la pena de Adán

41. Trabaje ya Adán en su campo y entienda que el germinarle la tierra espinas y abrojos no procede de la naturaleza sino de la pena, y no lo atribuya a no sé qué gente de tinieblas, sino a disposición divina, porque la norma de la justicia es dar a cada uno lo suyo. Dé él a la mujer el alimento celestial, que recibió de su cabeza que es Cristo, y no reciba de ella el alimento prohibido, es decir, el engaño de los herejes con la gran oferta que le hacen de ciencia y hasta del desentrañamiento de los misterios, con lo que se hace el mismo error más velado para poder engañar, puesto que la liviandad curiosa y soberbia de los herejes vocea bajo la forma de mujer en el libro de los Proverbios, y dice: el que es necio se aparta de mí, y también exhorta a los carentes de sentido diciendo: comed con buen apetito el pan escondido y bebed clandestinamente el agua dulce64; y, por tanto, es necesario que cuando alguno creyere en ella, precediendo la pasión de mentir, por la que juzga que Cristo mintió, reciba asimismo la túnica de pieles por decisión divina. En cuyo nombre, es decir, en cuya túnica, me parece estar significada su profecía, no el cuerpo de mortalidad, que está significado en la historia de la que ya hemos hablado, sino los fantasmas formados por los sentidos carnales, que por ley divina perciben y cubren al que carnalmente miente; y por esto es separado del paraíso, es decir, de la fe y de la verdad católica, habiendo de habitar frente al paraíso, esto es, habiendo de contradecir a la fe. El cual si alguna vez se convirtiera a Dios, primero por medio de la espada de fuego, es decir, por el sufrimiento de las tribulaciones temporales de la vida presente, reconociendo y llorando sus culpas, y acusando no a una naturaleza extraña de él, la que no existe, sino a sí mismo, para que merezca alcanzar el perdón; y segundo por la plenitud de la ciencia, que es la caridad, amando a Dios con todo el corazón, con toda su alma y con toda su mente, porque está sobre todas las cosas y es inmutable; y amando al prójimo como a sí mismo, llegará al árbol de la vida y vivirá eternamente.

Capítulo XXVIII

Se refutan compendiosamente cada una de las imposturas maniqueas

42. ¿Qué encuentran estos maniqueos en los libros del Antiguo Testamento que puedan vituperar? Pregunten según su costumbre y les responderé conforme se digne Dios iluminarme. Dicen: ¿por qué hizo Dios al hombre sabiendo que había de pecar? Porque también del pecado podía hacer muchas cosas buenas, dirigiéndole según la norma de su divina justicia, y además porque en nada perjudica a Dios el pecado del hombre. Si no hubiera pecado, tampoco hubiera habido muerte, y si pecó tenemos que otros mortales se corrigen por causa del pecado. Ninguna cosa aparta con más fuerza a los hombres del pecado como el pensamiento de la muerte inminente. También dicen, debió hacer al hombre de tal modo que no pecase; en verdad así lo hizo, porque fue hecho de tal forma que si no hubiera querido no hubiera pecado: e insisten que no se le debía haber permitido al diablo acercarse a la mujer de él; ciertamente que así fue hecha para no admitir al diablo, porque de tal modo fue creada que si no hubiera querido no le hubiera permitido acercársele. Mas pecando, dicen, mejor no la hubiera hecho; esto es lo mismo que decir, mejor no hubiera hecho el bien, porque ella ciertamente es un bien, y tan gran bien que el Apóstol dice: ella es la gloria del varón y todas las cosas son la de Dios. De nuevo siguen preguntando. ¿Quién hizo al diablo? Les responderé que él mismo, porque no se hizo tal naturaleza, sino que pecando él, quedó constituido en diablo: y añaden:siDios sabía que había de pecar no le debía haber hecho. ¿Y por qué no, siendo así que Dios por su justicia y providencia corrige a muchos de la maldad del diablo? No oísteis al apóstol Pablo que dice hablando de los que perdieron la fe y la conciencia: a éstos entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar,65 y de sí mismo dice el Apóstol: y para que con la sublimidad de las revelaciones no se engría, me fue dado el aguijón de la carne, ángel de Satanás, que me abofetee66. Luego entonces dicen: ¿es bueno el diablo porque es útil? Por el contrario, es malo en cuanto es diablo, pero Dios es omnipotente y bueno, y aun de la malicia del diablo obra muchas cosas justas y buenas. Al diablo, pues, se le imputa su mala voluntad, con la que se esfuerza para hacer el mal, y a la divina providencia los bienes que saca del diablo.

Capítulo XXIX

Contraposición de los dogmas de la Iglesia a los errores maniqueos

43. Por último, como la disputa entre los maniqueos y nosotros es acerca de la religión, esta cuestión religiosa queda planteada así: ¿qué debe de pensarse con toda reverencia de Dios, ya que no podemos dudar que el género humano está envuelto en el infortunio del pecado? Ellos dicen que la naturaleza de Dios se halla en la miseria; nosotros lo negamos y decimos que sólo se encuentra en la miseria la naturaleza que Dios hizo de la nada, y que ella, sin obligarla nadie, se precipitó en tal estado por su propia voluntad de pecar. Dicen ellos que la naturaleza de Dios se ve obligada por el mismo Dios a hacer penitencia de sus pecados; nosotros lo negamos, y decimos que sólo la naturaleza que Dios hizo de la nada, después de que pecó, está obligada a hacer penitencia de los pecados cometidos. Ellos dicen que la naturaleza de Dios es perdonada por el mismo Dios; nosotros lo negamos, mas decimos que la naturaleza que Dios hizo de la nada, si ella misma se aparta del pecado y se dirige hacia su Dios, recibe el perdón de sus pecados. Ellos dicen que la naturaleza de Dios es mudable por necesidad; nosotros lo negamos, y decimos que la naturaleza aquella que Dios hizo de la nada fue cambiada por su propia voluntad. Ellos dicen que a la naturaleza de Dios le perjudican los pecados ajenos; nosotros lo negamos, y decimos que a ninguna naturaleza le perjudican los pecados ajenos, sino los suyos propios y, añadimos que Dios es de tanta bondad, de tanta justicia, de tanta incorrupción, que ni peca, ni daña a ninguno que no quiera pecar, ni a Él le perjudica ninguno que quiera pecar. Ellos dicen que existe la naturaleza del mal a la cual se vio Dios obligado a ceder parte de su naturaleza para ser atormentada por ella; nosotros decimos que no existe ningún mal natural, sino que todas las naturalezas son buenas y que el mismo Dios es la suma naturaleza y las demás son naturalezas por Él, y en cuanto son, todas son buenas, porque Dios hizo todas las cosas sobremanera buenas, pero ordenadas en sus grados distintos, de tal modo que unas son mejores que otras, y así se completa con toda esta clase de bienes este universo, el cual teniendo algunos seres perfectos y otros imperfectos es todo él perfecto. A este universo el Dios creador y conservador de él, que hace todas las cosas buenas con sólo quererlo, sin verse obligado por nada a padecer mal alguno, porque su voluntad excede a todas las cosas y no se siente en parte alguna forzada por nadie, no cesa de gobernarle con una ley justa. Luego diciendo ellos aquellas cosas y nosotros éstas, elija cada uno lo que debe seguirse. Yo, pues, expuse ante Dios y los hombres, de buena fe, sin pretensión de disputas, sin dudar nada acerca de la verdad, y sin perjuicio alguno de una exposición más diligente, las cosas, conforme me parecieron.

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