Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 121: El jardín interior secreto de tu corazón
Imagina que tu casa tuviera un patio interior escondido en el que tuvieras un jardín. Nadie sabía sobre este jardín secreto. Era un lugar donde se plantaba, se cultivaba, se trabajaba, se quitaba la maleza y se cosechaba. El producto de este jardín se distribuyó en secreto a muchos para nutrirlos y deleitarlos. Esta es una imagen de las profundidades de tu alma. El hogar simboliza todo tu ser. El jardín interior y escondido simboliza las profundidades interiores y secretas de tu alma. El jardinero es nuestro Señor y Él es el que entra en secreto, labrando, plantando, desyerbando, cultivando y cosechando los muchos buenos frutos que brotan de vuestra vida. Él desea entrar en secreto, haciendo mucho trabajo en tu vida que nadie sabe. El resultado, si lo dejas entrar, será experimentado por la abundancia de virtud que se desborda, afectando la vida de muchos (Ver Diario #581).
¿Dejas que nuestro Señor entre en el jardín interior y secreto de tu propia alma? ¿Permites que Él trabaje dentro de ti, produciendo una cosecha abundante? Esta obra que Él desea hacer en ti es una obra que sólo tú puedes ver. Es un secreto sagrado de la gracia obrando en tu vida. El Señor lo ofrece por Su perfecto amor por ti. Dile, este día, que lo dejarás entrar y luego te permitirás observar cómo Él hace cosas asombrosas en este patio interior, transformándolo en un jardín que brota en abundancia.
Señor, veo este patio y me doy cuenta de que está cubierto de malas hierbas de todo tipo. Hay mucho trabajo que hacer. Pero, este día, te digo “Sí” a Ti. Acepto la labor de perfecto amor que me ofreces y te devuelvo mi gratitud por la obra milagrosa que deseas realizar. Ayúdame a ser paciente contigo y a adorarte mientras preparas el suelo, siembras tus virtudes y das una cosecha. Te agradezco, mi amado Señor. Jesús, en Ti confío.
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Reflexión 121: El jardín interior secreto de tu corazón
Imagina que tu casa tuviera un patio interior escondido en el que tuvieras un jardín. Nadie sabía sobre este jardín secreto. Era un lugar donde se plantaba, se cultivaba, se trabajaba, se quitaba la maleza y se cosechaba. El producto de este jardín se distribuyó en secreto a muchos para nutrirlos y deleitarlos. Esta es una imagen de las profundidades de tu alma. El hogar simboliza todo tu ser. El jardín interior y escondido simboliza las profundidades interiores y secretas de tu alma. El jardinero es nuestro Señor y Él es el que entra en secreto, labrando, plantando, desyerbando, cultivando y cosechando los muchos buenos frutos que brotan de vuestra vida. Él desea entrar en secreto, haciendo mucho trabajo en tu vida que nadie sabe. El resultado, si lo dejas entrar, será experimentado por la abundancia de virtud que se desborda, afectando la vida de muchos (Ver Diario #581).
¿Dejas que nuestro Señor entre en el jardín interior y secreto de tu propia alma? ¿Permites que Él trabaje dentro de ti, produciendo una cosecha abundante? Esta obra que Él desea hacer en ti es una obra que sólo tú puedes ver. Es un secreto sagrado de la gracia obrando en tu vida. El Señor lo ofrece por Su perfecto amor por ti. Dile, este día, que lo dejarás entrar y luego te permitirás observar cómo Él hace cosas asombrosas en este patio interior, transformándolo en un jardín que brota en abundancia.
Señor, veo este patio y me doy cuenta de que está cubierto de malas hierbas de todo tipo. Hay mucho trabajo que hacer. Pero, este día, te digo “Sí” a Ti. Acepto la labor de perfecto amor que me ofreces y te devuelvo mi gratitud por la obra milagrosa que deseas realizar. Ayúdame a ser paciente contigo y a adorarte mientras preparas el suelo, siembras tus virtudes y das una cosecha. Te agradezco, mi amado Señor. Jesús, en Ti confío.
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