Miércoles semana tercera de Pascua (4 mayo 2022)
De Corazón a corazón: Hch 8,1-8 ("Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la Palabra"); Jn 6,35-40 ("El que venga a mí no lo echaré fuera… lo resucitaré")
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Los retazos de vida de la comunidad eclesial primitiva siguen repercutiendo en la historia, como una herencia de gracia. La "Verdad", que es el mismo Jesús en persona, se expande más allá de las fronteras de nuestra fe. El Señor se sirve de nuestras dificultades y "exilios". "La Palabra de Dios no está encadenada" (2Tim 2,9). La seguridad de la esperanza en Cristo Resucitado da sentido a la vida y hace fecundas nuestras cruces. Es Cristo, consorte-esposo, que comparte la historia humana como parte de su misma biografía. Se ha desposado con nuestra fragilidad. La vida es hermosa y vale la pena vivirla así.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: En nuestro itinerario está siempre Ella. "Todos los que somos hermanos de Jesucristo… somos hijos de la Virgen" (S. Juan de Ávila, Sermón 62). "Ten a la Virgen por abogada… porque si fueres devoto de ella, sentirás deshacerse las tentaciones, como la cera delante del fuego" (Sermón 63)
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