PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Después de la Resurrección, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28,16,20).
Pensamiento franciscano:
Del Cántico de las criaturas: «Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. ¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal! Bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad, porque la muerte segunda no les hará mal» (Cánt 12-13).
Orar con la Iglesia:
Por Jesucristo, el Señor, hemos renacido del agua y del Espíritu Santo. Como hombres nuevos, presentemos confiados nuestras súplicas al Padre.
-Por la Iglesia: para que, impulsada por la fuerza del Espíritu, anuncie a todo el mundo la Palabra de la salvación.
-Por cuantos tienen autoridad y responsabilidades en la vida pública: para que procuren la solidaridad, la paz y la justicia, y busquen el bien común.
-Por los enfermos, los pobres y todos cuantos sufren: para que experimenten la bondad del Padre y la amabilidad de los hermanos.
-Por los cristianos: para que reavivemos cada día los dones recibidos en el bautismo y los hagamos fructificar.
Oración: Escúchanos, Padre todopoderoso, aumenta en nosotros el espíritu filial y haz que aflore en nuestro comportamiento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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