viernes, 30 de abril de 2021

Reflexión 120: Amor puro de Dios

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina

Reflexión 120: Amor puro de Dios

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El propósito último de tu vida es el amor. Y, más específicamente, es primero amar a Dios con un amor puro. Para que el amor sea puro, debe liberarse de todo egoísmo. El amor puro solo mira al amado. Cuando amamos a Dios con un amor puro, descubriremos que nos sentimos atraídos a Dios por Su causa, porque Él es glorioso y digno de nuestro amor, y porque amarlo es justo y correcto. Cuando podamos amar de esta manera, desinteresadamente y enfocados solo en la grandeza y belleza de Dios, entonces descubriremos algo más glorioso. Descubriremos que, como resultado de nuestro amor puro por Dios, también estamos llenos de un gozo tan abundante y poderoso que no necesitamos otra recompensa. La alegría que nos llena como resultado de amar a Dios con un amor puro, se vuelve tan fuerte que se desborda en un amor profundo y sincero por los demás. Ésta es la mayor satisfacción de la vida. Realmente no necesitamos nada más para ser felices sin medida (VerDiario # 576).

¿Estás feliz? Si no es así, ¿a qué culpas por tu falta de felicidad? Es fácil señalar y culpar. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que la felicidad viene solo como resultado de nuestra decisión de amar a Dios con un corazón puro de amor. Reflexione sobre si esto es algo que está experimentando en su vida. Reflexione sobre el amor y el afecto que siente por Dios. Piense en lo fuerte o débil que es este amor. Y recuerda que, si amas a Dios puramente y sobre todo, este amor ordenará tu vida tan perfectamente que la alegría que experimentes te satisfará por encima de cualquier otro consuelo terrenal. Si quieres ser feliz, busca amar a Dios con un corazón completo y puro.

Señor, sé que mi amor por Ti está lejos de ser perfecto. Ayúdame, en este día, a volver mis ojos y mi corazón más completamente hacia Ti para que mi amor por Ti sea purificado, permitiéndome amarte sobre todas las cosas por Tu propio amor, porque Tú mereces mi amor total. En mi amor por Ti, te agradezco el gozo que esto produce. Que ese gozo se desborde tan abundantemente que encuentre perfecta satisfacción y felicidad en este amor. Jesús, en Ti confío. 



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