lunes, 4 de mayo de 2020

La voz del pastor




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¡Mi vida católica!

4 de mayo de 2020
Lunes de la Cuarta Semana de
Lecturas de Pascua para hoy



 "Soy el buen pastor. Un buen pastor da su vida por las ovejas. Un hombre contratado, que no es pastor y cuyas ovejas no son suyas, ve venir un lobo y deja a las ovejas y se escapa, y el lobo las atrapa y las dispersa. Esto se debe a que trabaja por paga y no tiene ninguna preocupación por las ovejas ”. Juan 10: 11-13

¿Con qué estás más familiarizado en la vida? ¿Qué voz o voces hacen eco en tu mente la mayor parte del tiempo? Hay muchas influencias que recibimos regularmente. Algunos son buenos y otros no tan buenos. Muchas veces podemos convencernos de creer que las muchas "voces" o influencias que encontramos a diario no nos afectan. Estamos presionados por la voz de los medios, la cultura pop, el amor al dinero, el deseo de reconocimiento y mucho más. Estas son influencias poderosas y, si queremos creerlo o no, nos afectan.

El Evangelio anterior nos da una idea de esta lucha interna en el sentido de que contrasta la voz del Pastor con la voz de un extraño. Las ovejas son fácilmente enseñadas y condicionadas. Aprenden la voz de su pastor porque era una práctica común para los pastores hablar regularmente con sus ovejas. Una vez que las ovejas se acostumbraran a la voz del pastor, se darían vuelta y lo seguirían cuando él llamara.

Así es con nosotros. Seguiremos la voz de lo que estamos más familiarizados. Lo que sea que nos sumerjamos en cada día crecerá sobre nosotros y nos atraerá, incluso sin saberlo, a seguirlo.  

Esto plantea la pregunta: "¿Con qué estás más familiarizado?" Idealmente, pasamos suficiente tiempo en la Palabra de Dios, aprendiendo Su idioma, tono y voz. Idealmente, dedicamos una parte de nuestro día, todos los días, a la contemplación silenciosa de Dios. Al hacer esto, desarrollamos el hábito de escucharlo hablar y nos sentimos cómodos y consolados por su voz.  

Una vez que este hábito se establezca en nosotros, será mucho más fácil continuar con nuestro día ocupado escuchando a Dios cada vez que Él elija hablar. Inmediatamente reconoceremos que es Él y lo seguiremos.

Reflexiona hoy sobre lo que te llama más fuerte. No dejes que las muchas otras voces en nuestro mundo ahoguen la voz de Dios. En vez de eso, prepárate para los momentos que Él elige hablar. Y cuando habla, deja que esa voz atraiga tu atención para que puedas seguirla.

Señor, ayúdame a conocer y amar Tu suave voz a lo largo de mi vida diaria. Que esa voz abrume a todos los demás que compiten por mi atención. Te elijo, querido Señor, como mi único Pastor y guía. Jesús, confío en ti.

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