Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!
La venida del Espíritu Santo
31 de mayo de 2020
Solemnidad del domingo de Pentecostés
Lecturas para Pentecostés
Y, de repente, vino del cielo un ruido como un fuerte viento, y llenó toda la casa en la que se encontraban. Entonces se les aparecieron lenguas como de fuego, que se separaron y descansaron sobre cada uno de ellos. Y todos estaban llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, ya que el Espíritu les permitió proclamar. Hechos 2: 2–4
¿Crees que realmente hubo un "ruido como un fuerte viento" en este primer derramamiento del Espíritu Santo? ¿Y crees que realmente hubo "lenguas de fuego" que vinieron y descansaron sobre todos? Bueno, lo más probable es que haya! ¿Por qué si no se hubiera registrado de esa manera en las Escrituras?
Estas manifestaciones físicas de la venida del Espíritu Santo se hicieron presentes por numerosas razones. Una razón fue para que estos primeros receptores del derramamiento total del Espíritu Santo hubieran entendido concretamente que algo sorprendente estaba sucediendo. Al ver y escuchar estas manifestaciones físicas del Espíritu Santo, estaban más dispuestos a comprender que Dios estaba haciendo algo asombroso. Y luego, al ver y escuchar estas manifestaciones, fueron tocadas por el Espíritu Santo, consumidas, llenas y prendidas fuego. De repente descubrieron dentro de sí mismos la promesa que Jesús hizo y finalmente comenzaron a entender. ¡Pentecostés les cambió la vida!
Lo más probable es que no hayamos visto ni escuchado estas manifestaciones físicas del derramamiento del Espíritu Santo, pero debemos confiar en el testimonio de aquellos en las Escrituras para permitirnos llegar a una fe profunda y transformadora de que el Espíritu Santo es real y quiere para entrar en nuestras vidas de la misma manera. Dios quiere prender fuego a nuestros corazones con su amor, fortaleza y gracia para vivir vidas que efectivamente produzcan cambios en el mundo. Pentecostés no solo se trata de que nos volvamos santos, también se trata de que se nos dé todo lo que necesitamos para salir y llevar la santidad de Dios a todos aquellos con quienes nos encontramos. Pentecostés nos permite ser poderosos instrumentos de la gracia transformadora de Dios. Y no hay duda de que el mundo que nos rodea necesita esta gracia.
Al celebrar Pentecostés, sería útil reflexionar sobre los efectos primarios del Espíritu Santo de manera orante. Debajo están los Siete Dones del Espíritu Santo. Estos regalos son los principales efectos de Pentecostés para todos y cada uno de nosotros. Úselos como un examen de su vida y deje que Dios le muestre dónde necesita crecer más profundamente en la fuerza del Espíritu Santo.
Señor, envía tu Espíritu en mi vida y enciéndeme con los dones de tu Espíritu. Espíritu Santo, te invito a tomar posesión de mi alma. Ven Espíritu Santo, ven y transforma mi vida. Espíritu Santo, confío en ti.
Siete dones del Espíritu Santo
Temor del Señor : con este don, el cristiano se da cuenta de cualquier cosa que pueda dañar su relación con Dios. Hay un santo "miedo" a dañar esta relación y se da gracia para evitar estas cosas a toda costa.
Sabiduría : Con este don, el cristiano recibe una gracia especial para "reflexionar sobre las realidades divinas" en su razón especulativa. Podemos ver el panorama general y saber cuál es la mejor manera de ser un instrumento de paz y armonía en nuestro mundo.
Comprensión : esta es la capacidad de tener una seguridad sobrenatural de los asuntos de la fe. La vida tiene sentido. Podemos dar sentido a las partes más profundas de la revelación, dar sentido al sufrimiento y comprender las cosas que nos tientan a dudar. Con este regalo llegamos a ver cómo todo en la vida puede funcionar para bien de acuerdo con el plan de Dios.
Conocimiento : con este don el cristiano sabe, más en el intelecto práctico, cuál es la voluntad de Dios en esta o aquella situación. Sabemos cómo vivir, cómo discernir la voluntad de Dios y qué decisión tomar en nuestra vida diaria. También nos permite aprender de nuestros errores pasados.
Consejo : Con este don, el cristiano se ve a sí mismo como un eslabón en una cadena que constituye toda la Iglesia. Dios nos usa a cada uno de nosotros para ayudarnos y apoyarnos mutuamente en nuestro viaje. Sabemos qué decir y cómo actuar para hacer nuestra parte y construirnos mutuamente.
Fortaleza : En pocas palabras, es una firmeza de mente y espíritu hacer el bien y evitar el mal. Es una especie de coraje cristiano. El Evangelio nos llamará a todos a una vida radical de amor. La fortaleza nos da la fuerza que necesitamos para seguir adelante.
Piedad : Este regalo nos permite reverenciar y amar a Dios primero, pero también ver la dignidad de los demás y reverenciarnos como hijos de Dios.
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