jueves, 28 de mayo de 2020

Levantando los ojos al cielo




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Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!


28 de mayo de 2020
Jueves de la Séptima Semana de
Lecturas de Pascua para hoy



Levantando sus ojos al cielo, Jesús oró diciendo: “Yo oro no solo por estos, sino también por aquellos que creerán en mí a través de su palabra, para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y en mí. en ti, para que ellos también puedan estar en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17: 20–21

"Alzando sus ojos al cielo ..." ¡Qué gran frase!

Cuando Jesús levantó sus ojos al cielo, oró a su Padre en el cielo. Este acto, de levantar Sus ojos, revela un aspecto único de la presencia del Padre. Revela que el Padre es trascendente. "Trascendente" significa que el Padre está por encima de todo y más allá de todo. El mundo no puede contenerlo. Entonces, al hablarle al Padre, Jesús comienza con este gesto por el cual reconoce la trascendencia del Padre.

Pero también debemos notar la inminencia de la relación del Padre con Jesús. Por "inminencia" queremos decir que el Padre y Jesús están unidos como uno. Su relación es de naturaleza profundamente personal.  

Aunque estas dos palabras, "inminencia" y "trascendencia", pueden no ser parte de nuestro vocabulario diario, vale la pena entender y reflexionar sobre los conceptos. Debemos esforzarnos por estar muy familiarizados con sus significados y, más específicamente, con la forma en que nuestra relación con la Santísima Trinidad comparte ambos.

La oración de Jesús al Padre fue que nosotros, los que creemos, compartiremos la unidad del Padre y del Hijo. Compartiremos la vida y el amor de Dios. Para nosotros, esto significa que comenzamos viendo la trascendencia de Dios. También levantamos nuestros ojos al cielo y nos esforzamos por ver el esplendor, la gloria, la grandeza, el poder y la majestad de Dios. Él está por encima de todo y más allá de todo.

Al lograr esta mirada de oración a los Cielos, también debemos esforzarnos por ver a este Dios glorioso y trascendente descender a nuestras almas, comunicándose con nosotros, amándonos y estableciendo una relación profundamente personal con nosotros. Es sorprendente cómo estos dos aspectos de la vida de Dios van tan bien aunque, al principio, puedan parecer completamente opuestos. No se oponen, sino que están unidos y tienen el efecto de atraernos a una relación íntima con el Creador y sustentador de todas las cosas.  

Reflexiona, hoy, sobre el Dios glorioso y todopoderoso del Universo que desciende a las profundidades secretas de tu alma. Reconoce su presencia, adóralo como Él vive dentro de ti, háblale y ámalo.  

Señor, ayúdame a levantar siempre los ojos al cielo en oración. Que pueda recurrir constantemente a ti y a tu padre. En esa mirada de oración, que también te descubra vivo en mi alma donde eres adorado y amado. Jesús, confío en ti.

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