Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina
Reflexión 363: Escuchar a Dios hablar
Imagina que estás en una habitación llena de gente con mucho ruido y alguien te susurra desde el otro lado de la habitación. Puede notar que están tratando de hablar, pero sería difícil escucharlos. Esto es muy parecido a la Voz de Dios. Cuando Dios habla, susurra. Él habla suave y tranquilamente y solo aquellos que están verdaderamente recogidos durante el día notarán Su Voz y escucharán lo que Él dice. El Señor quiere que eliminemos las muchas distracciones de nuestro día, el ruido constante del mundo y todo lo que ahoga Su suave mandato de amor. Busque ser recogido, silenciando el ruido del mundo, y la suave Voz del Señor se volverá cristalina (Vea el Diario # 1779).
¿Escuchas a Dios hablar contigo? Si no es así, ¿qué es lo que te distrae y compite por tu atención? Mire en su corazón y sepa que la suave Voz de Dios le habla día y noche. Trate de estar absolutamente atento a Su Voz de perfecto amor y siga todo lo que Él le pida. Reflexione sobre Su Voz no solo hoy, sino siempre. Desarrolle el hábito de estar atento para que nunca se pierda una palabra de lo que dice.
Señor, te amo con un amor ardiente y deseo escucharte hablarme siempre. Ayúdame a eliminar las muchas distracciones de la vida para que nada compita jamás con Tu suave Voz. Jesús, en Ti confío.
365 días con santa Faustina
Reflexión 363: Escuchar a Dios hablar
Imagina que estás en una habitación llena de gente con mucho ruido y alguien te susurra desde el otro lado de la habitación. Puede notar que están tratando de hablar, pero sería difícil escucharlos. Esto es muy parecido a la Voz de Dios. Cuando Dios habla, susurra. Él habla suave y tranquilamente y solo aquellos que están verdaderamente recogidos durante el día notarán Su Voz y escucharán lo que Él dice. El Señor quiere que eliminemos las muchas distracciones de nuestro día, el ruido constante del mundo y todo lo que ahoga Su suave mandato de amor. Busque ser recogido, silenciando el ruido del mundo, y la suave Voz del Señor se volverá cristalina (Vea el Diario # 1779).
¿Escuchas a Dios hablar contigo? Si no es así, ¿qué es lo que te distrae y compite por tu atención? Mire en su corazón y sepa que la suave Voz de Dios le habla día y noche. Trate de estar absolutamente atento a Su Voz de perfecto amor y siga todo lo que Él le pida. Reflexione sobre Su Voz no solo hoy, sino siempre. Desarrolle el hábito de estar atento para que nunca se pierda una palabra de lo que dice.
Señor, te amo con un amor ardiente y deseo escucharte hablarme siempre. Ayúdame a eliminar las muchas distracciones de la vida para que nada compita jamás con Tu suave Voz. Jesús, en Ti confío.
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