PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Los Magos de Oriente, después de adorar al niño, volvieron a su tierra por otro camino. Entonces, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto... porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». Herodes, al verse burlado por los Magos, montó en cólera y mandó matar a todos los niños de Belén y de sus alrededores, de dos años para abajo, por lo que había averiguado de los Magos (cf. Mt 2,11-16).
Pensamiento franciscano:
San Francisco quería que, en la Navidad del Señor, «por reverencia al Hijo de Dios, a quien esa noche la Santísima Virgen María acostó en un pesebre entre el buey y el asno, todos aquellos que tuvieran alguno de estos animales les dieran esa noche abundante y buen pienso; igualmente, que todos los ricos dieran en ese día sabrosa y abundante comida a los pobres». Y quería que en este día todo cristiano saltara de gozo en el Señor y que, por amor de quien se nos entregó a nosotros, todos agasajaran con largueza no sólo a los pobres, sino a los animales y a las aves (cf. EP 114).
Orar con la Iglesia:
Al Señor Jesús, a quien los santos Inocentes de Belén confesaron dando por él su vida, dirijamos nuestras oraciones.
-Para que Cristo ayude a la Iglesia a perseverar en la lucha contra el mal.
-Para que Jesús, que invita a los niños a que se acerquen a él, los proteja de toda maldad de los mayores.
-Para que Cristo, que sufrió en su infancia el destierro en Egipto, custodie y alivie a los niños víctimas del hambre, de la guerra, de las injusticias de los adultos.
-Para que el Señor Jesús, que padeció la persecución de Herodes, interceda ante el Padre para que cese toda injusta opresión de los pobres e indefensos.
Oración: Padre de bondad, protege a los niños y concédenos confesar con nuestra vida la fe que profesamos de palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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