¿Quiere Triunfar?
Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.
Dios le dio la vida para triunfar. Y esto significa, vivir plenamente, realizarse en todo el sentido de la palabra. Para esto tiene que vivir MOTIVADO. Los que triunfan son personas motivadas y los que no se realizan, y fracasan como seres humanos, viven desmotivados.
La motivación consiste en un sentirse impulsado, animado por una idea fuerte que afecta la mente y el corazón del hombre. Es una idea capaz de mover todo el ser. La persona motivada activa sus potencialidades; está despierta, lúcida y alerta. Se mueve, está viva y es capaz de vivir mejor sus "Momento- Presentes".
Jesús siempre estuvo motivado: el amor y la obediencia a su Padre, la salvación de todos nosotros, la implantación del Reino de Dios en la historia y el revelar el gran misterio de Amor que es Dios. Los grandes hombres han sido gente muy motivada. Martín Luther King quería que se respetaran los derechos del negro americano. La Madre Teresa de Calcuta quería que todos los abandonados tuvieran un hogar y comida además de ser evangelizados. Churchill quiso que Inglaterra sobreviviera al ataque Nazi y fuera una gran potencia. Picasso quiso revolucionar el arte de la pintura y Dalí elevarlo a algo sublime. Francisco de Asís quiso que Dios fuera conocido y amado; que vieran la naturaleza como una hermana dulce y buena. Francisco Javier quiso que Cristo fuera conocido en el Oriente. Juana de Arco deseaba que Francia, con el poder de Dios, fuera liberada de las garras de sus enemigos. Martín de Porres anhelaba que Jesús fuera conocido por los humildes. La motivación es consecuencia de haber descubierto un gran ideal y dejar que ese ideal lo conquiste a uno. Para eso hay que meditar, tomar contacto con ese ideal y practicarlo.
Vivir un gran ideal supone sacrificio, lucha, acción, renuncia, mucha fe y fidelidad. Tomás Alva Edison, para descubrir cómo hacer que la luz brillara en una bombilla, falló más de mil veces en los intentos, hasta que lo consiguió. Y así los grandes hombres y mujeres han fracasado también muchas veces, pero su perseverancia los ha llevado al triunfo. Algunos, y no pocos, han muerto por sus ideales. Madame Marie Curie, que junto a su marido descubrió el radio (los rayos X vienen de esa investigación) y que dos veces fue galardonada con el Premio Nóbel, murió a efectos de la radiación, ésta causada por sus intensos experimentos en laboratorios. La ciencia, el arte y la religión han avanzado gracias a personas con grandes ideales.
Descubra pues un gran ideal y para eso: crea que nació para cumplir una misión; ore mucho, medite, investigue y vea ejemplos de gente célebre. Sepa que el ideal del amor, del servicio, del arte, de la ciencia, de la fe, no supone hacer cosas extraordinarias que todos vean, sino grandes y trascendentes aunque sólo usted lo sepa. Persevere hasta el final para poder lograr los frutos. No haga caso de los pesimistas y de la gente negativa. Busque personas que sientan algo parecido a lo de usted, y deje todo lo que impida la realización de su ideal. Recuerde que los mediocres han sido infieles a sus ideales y por lo tanto, han traicionado a la humanidad; que los más críticos son los que no hacen nada, gente sin ideal. El que más hace, menos tiempo tiene para criticar. ¡Vamos! a trabajar más, a luchar por ese gran ideal, recuerde que Dios lo ama y ¡Con El somos… INVENCIBLES!
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