domingo, 6 de enero de 2019

El Papa te explica porqué San Pedro pidió ser crucificado en una cruz invertida

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Papa Francisco: Jesús confió sus ovejas a Pedro, el más pecador de los apóstoles, lo invitó a pastorear al pueblo con humildad y amor  


"Jesús confió sus ovejas a Pedro, el más pecador de los otros once apóstoles, y lo invitó a pastorear al pueblo de Dios con humildad y amor, a pesar de sus errores y pecados". Ese fue el mensaje del Papa Francisco en la homilía de la Santa misa que celebra por la mañana en la Casa Santa Marta.

El Papa Francisco comentó el Evangelio de Juan (Jn 21,15-19), en el cual Jesús resucitado conversa con Pedro en la orilla del lago donde había sido llamado por primera vez.

Por muy pecador que seas, Dios puede escogerte
Fue un diálogo tranquilo y sereno entre amigos y que tuvo lugar en el ambiente de la Resurrección. En ese caso, Jesús confía sus ovejas a Pedro, pidiéndole tres veces si lo amaba.


Jesús, escogió entre los apóstoles, al más pecador. Los otros escaparon, pero Pedro le negó: "No lo conozco" .Y Jesús le preguntó: "¿Me amas más que estos?" Jesús escogió al peor pecador"

Pastorear al pueblo de Dios con humildad, a pesar de los errores

La elección de Jesús de elegir al más pecador de los once apóstoles restantes para pastorear al pueblo de Dios con amor nos hace pensar.

Corregir con amor, con humildad
No pastorear con la cabeza bien alta, como un conquistador. No; pastorea con humildad, con amor, como lo hizo Jesús. Esta es la misión que Jesús le da a Pedro. Sí, con pecados y errores.

Justo después de este diálogo, Pedro resbala de nuevo, comete un error y se siente tentado por la curiosidad y le pregunta al Señor: "Pero este otro discípulo, ¿a dónde irá, qué hará?" Jesús lo corrige, pero con amor, en medio de sus errores y pecados... con amor:

"Porque estas ovejas no son tus ovejas sino mías... Ama. Si eres mi amigo, debes ser amigo de ellos"

Pedro elige ser crucificado cabeza abajo
Recordemos cómo Pedro negó a Jesús ante el siervo del Sumo Sacerdote y cómo Jesús lo miró en ese momento, al que acababa de negar a su Señor.

Pero el apóstol que es valiente en negar, también es capaz de llorar lágrimas amargas.

Después de toda una vida dedicada al servicio del Señor, su vida terminó como la de su Señor: en la cruz. Pero él no se jactará: "¡Yo termino así como mi Señor!", sino que más bien pide:

"Por favor, pónganme en la cruz con la cabeza hacia abajo, de manera que al menos, no se vea que yo soy el Señor, sino un siervo"

Esto es lo que podemos aprender de este diálogo hermoso, sereno, amistoso y modesto.

Mantenemos la cabeza alta por la dignidad que Dios nos da, pero bajamos la cabeza, sabiendo que somos pecadores y que el único Señor es Jesús; Nosotros somos siervos.

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