domingo, 16 de diciembre de 2018

Para ti amiga que quieres dejar a tu esposo

mujer triste solitaria acurrucada con ganas de llorar


Todos nosotros nos aventuramos en el matrimonio anhelando una fuerte unión con nuestra pareja y debemos luchar por ello  


Recuerdo la conversación vívidamente. Mis amigas y yo estábamos yendo hacia la playa en un viaje sólo de chicas. En un extraño momento de silencio, una de mis amigas anunció que iba a dejar a su esposo porque ya no lo amaba.

Mientras escuchaba su justificación, oré en silencio a Dios para que pusiera en nuestras mentes las palabras indicadas para ayudar a mi amiga a que le diera otra oportunidad a su esposo y a su matrimonio. He aquí lo que compartimos con ella…

Todo matrimonio tiene épocas de desilusión, frustración y dificultades. Algunas veces las provocamos nosotros mismos a través de nuestras malas decisiones o errores y descuidos. Otras veces somos cegados por catástrofes inesperadas. Es fácil señalar con el dedo al culpable en esas ocasiones.

Es fácil desconectarse, dejar de hablar e internalizar amargura o vergüenza. Pero, es en esos momentos – cuando nuestros corazones están rotos y tenemos miles de palabras sin decir – cuando más necesitamos apoyarnos en nuestra pareja.


Este mundo nos dice que el amor es un sentimiento pasajero. Si esto es cierto, entonces el amor fracasaría en cada momento. Y nunca sería suficiente para mantener un matrimonio junto. Pero NO es así como Dios define el amor. La Biblia nos dice que el amor verdadero es incondicional. No importa cuántos errores cometamos. El amor nos sana

El amor verdadero nunca falla.
A pesar de eso, hay momentos en los que sentimos que es más fácil darnos por vencidos con nuestra pareja y terminar nuestro matrimonio. ¿Por qué sucede esto?

Somos incapaces de prever la sanación que nos depara el futuro. No queremos poner esfuerzo ni tiempo en llegar a la raíz de los problemas. Preferimos comenzar de nuevo. Pero, fallamos en ver el compromiso duradero que el matrimonio trae consigo, sin importar si nosotros seguimos adelante o no. Dios lo diseñó así. No es algo que podamos sacudirnos y olvidarlo.

Cuando nos casamos, prometemos entregar cada parte de nosotros a nuestras parejas. Y confiamos en que él/ella hará lo mismo.

En nuestro mundo hoy en día, esto es mal visto porque significa que tendremos que ser completamente vulnerables y poner nuestros corazones en la línea.

Este es el bello misterio del matrimonio. Cuando ambas partes hacen esto con el mayor de los esfuerzos – ser almas desnudas uno frente al otro, sin guardar nada del otro – se forma una increíble unión íntima. Y mientras más busquemos a Dios y el uno al otro, más fuerte se hace esta unión.

Creo que todos nosotros nos aventuramos en el matrimonio anhelando esta unión con nuestra pareja. Pero, la vida se mete en el camino y nos olvidamos de ser intencionales con nuestro tiempo.

Nuestro matrimonio es puesto en el crisol, pero esto es contrario a lo que Dios quiere para nuestro matrimonio y para nuestra familia.

Nuestra pareja merece nuestro tiempo y atención todos los días – ya sea que lo merezca o no. Se lo damos porque le amamos y nos entregamos devotamente a hacer que este matrimonio sea exitoso.

Habrá momentos en los que no querremos entregar nuestro tiempo y nuestra atención a nuestra pareja:

Cuando sentimos que más bien somos compañeros de vivienda,
Cuando sentimos que él/ella no nos está dando lo que queremos,
Cuando ya no nos sentimos atraídos a nuestra pareja,
Cuando sólo el hecho de pensar en hablar con él/ella nos hace sentirnos exhaustos,
Cuando sentimos que no podemos hacer nada bien,
Cuando nos preguntamos si el matrimonio fue un error,
Cuando decidimos permanecer juntos "por los hijos",
Cuando no estamos seguros si podemos confiar en nuestra pareja,
Cuando nos hemos des-enamorado de nuestra pareja,
Cuando tenemos un secreto del que no estamos seguro si podemos compartirlo siquiera con nuestra pareja, y
Cuando odiamos estar casados, pero no sabemos qué hacer al respecto.
Estas situaciones pueden ser dolorosas, pueden confundirnos y tienen el potencial de devastar nuestro matrimonio.

Pero, NO SON UNA RAZÓN PARA RENUNCIAR.

Trabajar juntos por el matrimonio
Debemos estar dispuestos a pelear por nuestro matrimonio. Ciertamente es necesario que AMBOS esposos trabajen para ello, pero debemos estar dispuestos a DAR EL PRIMER PASO.

Hagan esas cosas que disfrutaban hacer juntos cuando empezaron a salir:

Vayan al lugar al que siempre quisieron ir juntos.
Vean a un consejero matrimonial Cristiano que les ayude a aprender a tener una relación más saludable.
Participen en un retiro de parejas para fortalecer su matrimonio.
Rodéense de parejas con un matrimonio fuerte.
Oren juntos a diario, y pidan a Dios que ablande sus corazones el uno para con el otro.
Aumenten la afección física en su relación, y hagan el amor a menudo.
NO SE REPRIMAN. Compartan lo que tienen en sus corazones.
Sean honestos y abiertos. No guarden secretos el uno del otro de ningún tipo.
Recuerden, como esposo y esposa, han hecho votos para ser la pareja de cada uno, el amante, el mejor amigo, el alentador, quien cuida del otro, y la persona a la que buscar y en la que apoyarse cuando nos sentimos débiles.

El matrimonio es una bella relación que dura para toda la vida, si se lo permitimos. Pero no podemos rendirnos cuando se torna difícil. Debemos esforzarnos. No nos preguntemos cómo pudieron haber sido las cosas.

En cuanto a mi amiga a la que mencioné al inicio de este artículo, me alegra decir que ese fin de semana fue un punto de retorno para ella.

Aunque la escuchamos mucho, tal como deberíamos hacer todos cuando uno de nuestros amigos necesita expresar algo que está sintiendo en su corazón, mis amigas y yo también hablamos acerca de su situación.

Yo ciertamente no tengo un matrimonio perfecto, ni tengo todas las respuestas, pero se QUIÉN sí las tiene. Le agradezco a Dios porque no nos abandona cuando tenemos problemas matrimoniales. Él estuvo también ahí para mi amiga cuando lo necesitó.

Mi amiga y su esposo decidieron luchar por su matrimonio con la ayuda de Dios, y eso fue hace 7 años. Hoy, su matrimonio está mejor que nunca. Amo verles sonreír con el gran amor y respeto que tienen el uno por el otro. Siento que he sido testigo de un milagro matrimonial y mi amiga está tan agradecida de haber rehusado a darse por vencida con su esposo.

Amigo lector, si sientes que estás a punto de darte por vencido en tu matrimonio ahora mismo, por favor lee este artículo con un corazón abierto. Aún hay esperanza.

Encuentra un consejero matrimonial y toma los pasos necesarios para reconstruir tu matrimonio. Puede mejorar cuando ambos se comprometen a mejorar y a permitir que Dios haga el resto.

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