Papa Francisco: La oración invita a las personas a orar de una manera que permita que todas las barreras de sujeción y temor se desvanezcan
Nadie debe temer acudir a Dios en la oración, especialmente en momentos de gran duda, sufrimiento y necesidad, así lo dijo el Papa Francisco durante su audiencia semanal en la sala de audiencias Pablo VI.
Continuando con una nueva serie de charlas de audiencias sobre el Padre Nuestro, el Papa Francisco reflexionó sobre la simplicidad de la oración y la forma en que se dirige a Dios con familiaridad íntima.
La oración desvanece el miedo.
La oración invita a las personas a orar de una manera que permita que todas las barreras de sujeción y temor se desvanezcan.
Jesús no quiere que las personas se adormezcan con los problemas de la vida y extingan esas cosas que los hacen humanos cuando rezan.
Él no quiere que nos ahoguemos en nuestras propias preguntas y peticiones, aprendiendo a soportarlo todo. En cambio, Él quiere que cada dolor, cada temor se levante al cielo y se convierta en un diálogo con Dios Padre.
El Padrenuestro es una oración íntima.
Con la oración del Padrenuestro, Jesús muestra una manera audaz de dirigirse a Dios inmediatamente como "Padre nuestro" sin ninguna pompa y preámbulos.
Él no dice que nos dirijamos a Dios llamándolo "Oh, Todopoderoso" o con "Oh, Aquel en lo alto", o con un "Oh, Tú que estás tan lejos de nosotros y yo soy desgraciado"
No. Él no lo dice, sino que simplemente usa la palabra "Padre" con gran sencillez, como los niños que se vuelven hacia su papá. Esta palabra, "Padre", expresa intimidad, confianza filial.
Mientras que el Padrenuestro está arraigado en la realidad concreta de cada ser humano, la oración, en esencia, comienza con la vida misma.
La oración es la búsqueda constante de la felicidad.
Nuestra primera oración, de cierta manera, fue el primer lamento que vino con nuestro primer aliento, y señala el destino de cada ser humano: "Nuestra continua hambre, nuestra continua sed, nuestra búsqueda constante de la felicidad".
La oración se encuentra donde hay un hambre profunda, un anhelo, una lucha y en la pregunta: "¿por qué?"
Jesús no quiere extinguir lo que es humano, no quiere anestesiar a la persona en oración. Jesús entiende que tener fe es poder "clamar".
Tener una fe ciega
Todos deberíamos ser como el Ciego Bartimeo en el Evangelio. Este hombre ciego en Jericó siguió pidiendo ayuda al Señor a pesar de que todos a su alrededor le decían que se callara y no molestara a Jesús, quien, a su juicio, no debía ser molestado porque estaba tan ocupado.
Bartimeo no escuchó y solo gritó más fuerte con santa insistencia. Jesús escuchó su súplica y le dijo que su fe es lo que lo salvó.
Esto muestra cómo el clamor por la sanación es una parte esencial de la salvación, porque muestra que la persona tiene fe y esperanza y está libre de la desesperación de aquellos que no creen que hay una salida para tantas situaciones insoportables.
Podemos decirle todo, incluso aquellas cosas en nuestra vida que están distorsionadas y más allá de la comprensión. Él nos prometió que siempre estaría con nosotros.
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