Papa Francisco: Hacer la voluntad de Dios no significa librarse de los problemas

Papa Francisco: Abrirse a Dios y hacer su voluntad es la cura para el egoísmo, antídoto para una vida insatisfecha donde siempre falta algo  


Bajo un cielo brillantemente soleado, unas 30,000 personas se reunieron en la Plaza de San Pedro para recitar la oración del Ángelus al mediodía con el Papa Francisco.

Antes de dirigir la oración, el Papa ofreció una meditación sobre las lecturas de la Biblia para la fiesta del día, destacando la diferencia entre Adán, quien pecó y luego se escondió de Dios, y María, que fue concebida sin pecado y le ofreció su vida totalmente para hacer la voluntad de Dios. La reflexión del Papa Francisco a continuación:

Aquí estoy
El "Aquí estoy" nos abre a Dios, mientras que el pecado hace que uno se cierre, se aísle, se mantenga solo con uno mismo

"Aquí estoy" es la clave de la vida. Marca el pasaje de una vida horizontal enfocada en uno mismo y en las propias necesidades, a una vida vertical, alcanzando a Dios.



Abrirse Dios y hacer su voluntad es la cura para el egoísmo, el antídoto para una vida insatisfecha donde siempre falta algo.

El "Aquí estoy" es el remedio para el envejecimiento del pecado, la terapia para permanecer joven de corazón".

¿Por qué no comenzamos cada día con un "Aquí estoy, Señor"? Sería hermoso decir cada mañana:

"Aquí estoy, Señor, que se haga tu voluntad hoy".

Confiar en Dios en las dificultades.
Entregar la vida de uno a Dios y hacer su voluntad no significa que la vida esté libre de problemas y dificultades, María no lo estuvo

Estar con Dios no resuelve mágicamente los problemas.

De hecho, para la Virgen María los problemas comenzaron de inmediato. Piensa en su situación, que según la ley, era irregular, y el tormento de San José, los planes de vida que se anularon, lo que la gente diría. Pero María confió en Dios.

La actitud sabia de María, que todos los cristianos deberían tratar de imitar, no es concentrarse en la sucesión de los problemas de la vida, uno termina y el otro se presenta, sino confiar en Dios y confiarse a Él cada día.