Jueves semana diecinueve Tiempo Ordinario (11 agosto, Sta. Clara)
De Corazón a corazón: Ez 12,1-12 (“Prepárate un equipo de deportado y sal”); Mt 18,21-19,1 (Perdonar: “Como yo me compadecí de ti”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Saber perdonar es un don de Dios. No es olvidar, sino redimensionar en la perspectiva de la misericordia. No es una conquista de equilibrio ni tampoco una actitud de indiferencia. Sólo sabe perdonar quien en su propia limitación (o pecado) ha experimentado el amor misericordioso de Dios. El perdón se aprende al contemplar el amor del Señor, quien nos ama porque él es bueno y no porque nosotros somos buenos. Perdonar es “salir” de los propios esquemas y entrar en sintonía con los amores del Corazón de Cristo. No es correcto sentirse vencedor viendo castigados a los demás (sería un nuevo atropello para la víctima). El perdón cristiano es don y misterio… Es un milagro que tiene lugar del modo más impensado y refleja las bienaventuranzas.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: Perdonar no es propiamente olvidar, sino dejar entrar en el propio corazón el modo de amar de Jesús y ver en todos “al hermano por quien Cristo ha muerto” (Rom 14,15). En el “Magníficat” de María se refleja la misericordia de Jesús en su seno de Madre de “la” Misericordia.
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