PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
En la última Cena, en su discurso de despedida, Jesús dijo a sus discípulos: «Adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,4-6).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco: «Todos los que vieron al Señor Jesús según la humanidad, y no vieron y creyeron según el espíritu y la divinidad que él era el verdadero Hijo de Dios, se condenaron. Así también ahora, todos los que ven el sacramento, que se consagra por las palabras del Señor sobre el altar por mano del sacerdote en forma de pan y vino, y no ven y creen, según el espíritu y la divinidad, que es verdaderamente el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, se condenan» (Adm 1,8-9).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, su Enviado, que eligió a santo Tomás para ser apóstol suyo.
-Para que como Tomás estemos dispuesto a decir con firmeza y sinceridad: «Vayamos también nosotros a morir con él, Cristo».
-Para que en nuestras dudas tengamos la valentía de preguntar y pedir con humildad al Señor que nos muestre su camino.
-Para que en nuestra vida demostremos que asumimos las palabras de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».
-Para que el Espíritu nos conceda superar nuestras incredulidades y lleguemos a exclamar de todo corazón: «Señor mío y Dios mío».
-Para que el Señor pueda decir de nosotros: «Bienaventurados los que creen sin haber visto».
Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas en la fiesta de tu apóstol santo Tomás, que hace suya nuestra plegaria e intercede por nosotros ante ti. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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