PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
San Pablo escribió a los Tesalonicenses: «Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal; esmeraos siempre en haceros el bien unos a otros y a todos. Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto a vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis las profecías. Examinadlo todo; quedaos con lo bueno» (1 Tes 5,15-21).
Pensamiento franciscano:
De la Regla de santa Clara: «Las hermanas atiendan a que sobre todas las cosas deben desear tener el Espíritu del Señor y su santa operación, orar siempre a él con puro corazón y tener humildad, paciencia en la tribulación y en la enfermedad, y amar a esos que nos persiguen, nos reprenden y nos acusan, porque dice el Señor: Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo» (RCl 10,8-13).
Orar con la Iglesia:
Dirijamos con humildad y confianza nuestra oración a Dios, nuestro Padre, que siempre atiende las súplicas de sus hijos.
-Para que el Señor, con el soplo de su Espíritu, inspire nuestras oraciones y las abra a horizontes de dimensiones universales.
-Para que convierta nuestros corazones con la fuerza de su luz y así podamos testimoniar nuestra fe en su amor.
-Para que la vida de todos los cristianos sea oración incesante, y la oración de las contemplativas sea perseverancia en la acción de gracias.
-Para que el testimonio de vida de los hombres y mujeres consagrados a la contemplación nos impulse a orar sin cesar y a permanecer en la presencia de Dios.
Oración: Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios, danos a nosotros, pobres y débiles, hacer por ti mismo lo que sabemos que tú quieres, y siempre querer lo que te place. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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